Escribir corriendo

Por Julieta Bilik (*)

Para contar esto tan cotidiano que hago hace un poco más de tres meses me tengo que retrotraer a una mañana de jueves en la que me levanto con el tiempo justo. Quince minutos para terminar de preparar todo y salir corriendo, caminando rápido si nos podemos literales, al consultorio psicológico.

Preparar todo es asegurarme que en la mochila estén mis relucientes nuevas zapatillas de correr. Bellas, muy bellas ellas, son violetas con destacados en amarillo. Como no tengo tarjeta fui a comprarlas con mi mamá y todavía estoy pagando las cuotas sucesivas, licuando el precio con kilómetros y kilómetros de uso. Como los autos, las zapatillas de un corredor aumentan su prestigio y valor no comercial a la par que crece su kilometraje. Y mucho más renombre adquieren si, por ejemplo, participan en carreras internacionales o sobreviven a desafíos ultramaratónicos de montaña. Las zapatillas son a la vez el identikit del corredor y su más fiel aliado. Necesarias compañeras de ruta.

Volviendo al temita de la mochila; no puede faltar mi calza negra de lycra y esa bendita remera de fibrana. Los maratonistas podrían clasificarse de acuerdo a la cantidad de remeras que tengan en el placard. En cada carrera, parte del premio siempre es una remera. Gracias a ella, uno puede saber si tal o cual con el que se cruzó en un entrenamiento por Palermo corrió la mítica Media Maratón de Buenos Aires 2010, es acaso uno de esos corredores de aventura que viajó a Patagonia Run 2011 o un amateur que siempre empieza por las carreras de causas solidarias que organizan grandes marcas de pañales o alimentos para perros. La remeras son entonces identificatorias no sólo de la perseverancia del corredor, sino también de su perfil y sus preferencias. Colaboran con el des-prejuicio informando, dando cuenta y simbolizando quién es quién cuando hablamos de correr. Yo, que empecé a correr hace poco más de tres meses, tengo varias remeras heredadas que deben confundir a los corredores que me cruzo por Palermo. Prejuicio al desprejuicio. Pero sigamos con la descripción.

La mochila por fin está completa y el día, que es básicamente correr, a punto de comenzar. Del consultorio psicológico a la redacción de la revista. Y cuando llegan las dos de la tarde almorzar con mis compañeros y rajar para la oficina. Y otro vez lo mismo, el saludo de rutina: “Hola, hola, ¿cómo andan? ¡Hace un calor afuera! Está pesado pero llegué rápido, no había mucho tráfico. ¿Quieren tomar algo?”. Yo me quiero tomar un tranquilin, pero me siento a trabajar. Como son pocas horas laborales tengo que trabajar rápido. A correr en la oficina entonces. Correr trabajando para ganar plata y acumular electrodomésticos, experiencia laboral, kilómetros de horas frente a la PC. Básicamente eso. El sinsentido de dejarse extraer la plusvalía para comprar deudas en cuotas y no dejar de trabajar nunca más. Entregarse eternamente.

Empieza a oscurecer y por fin se acerca la corrida real: cincuenta y cinco minutos en los lagos de Palermo con los compañeros de entrenamiento. Pero caigo en la cuenta que todavía falta esa media hora de caminata intensa, que va desde la puerta de la oficina hasta el estacionamiento enfrente del golf. Con los últimos cartuchos que deja el día me decido a emprenderla. Ni un minuto más de las siete de la tarde para rajar del laburo. ¡1,2,3 YA! Ponerme la campera, apagar todas las luces, bajar las escaleras y a correr por la ciudad que oscurece.

Como toda caminata urbana incluye varios obstáculos. Cochecitos de bebé, vías de tren que con las barreras bajas consiguen demorarme, bocinazos, veredas rotas, cacas de perro, bondis, cataratas de adolescentes escolarizados y  gente, mucha gente. Mi ritmo es acelerado y continuo. Cada tanto me detengo ante algún semáforo en rojo pero alerta sigo marchando. Alguna bocina me altera los nervios destrozados porque el tiempo apremia. Son treinta minutos exactos caminando rápido o si no se me hace tarde. Siempre llego con lo justo, la ropa de trabajo, ese calorcito que emana el cuerpo en movimiento y los cachetes colorados. Mis compañeros de team todos muy relajados porque han llegado en sus coches con tiempo suficiente me reciben con cara de “¿y a vos qué te pasa? ¿quién te apura?”. Pero bueno, soy joven y como no tengo auto tengo, dos piernas afiladas de las que prefiero hacer uso antes que esperar el bondi, viajar apretada, soportar el tráfico y el tiempo estancado en el embotellamiento, la asfixia de la hora pico y mis ganas de que alguien abra la ventana para tirarme de cabeza y sentir el aire fresco. Entonces elijo caminar corriendo, depender sólo de mis piernas y llegar con el corazón levemente agitado. Total está por empezar la corrida final que es básicamente correr por correr y que no me importe nada más. Poner un pie delante de otro y sentir como el cuerpo avanza porqué sí, porque su inercia es el movimiento. Correr sin reloj, sin tiempo. Correr pero no necesitar llegar temprano a ningún lugar, ni querer esconderse de alguien o sentir miedo ante algo. Correr mientras llueve, hace frío, cuando estoy triste o me duele la panza. Entonces seguir corriendo y que eso no importe, porque total estoy corriendo, alejándome de todo.

Correr escribiendo ideas, porque parece que correr y escribir son una buena combinación. Juntas, pero no revueltas, me permiten deshacerme de la inercia del cuerpo y de la mente. Porque para seguir la zanahoria de las ideas y escribirlas, necesito el cuerpo calmo, despojado de la energía excedente. Pasión por correr, y que eso quede escrito.

(*) Julieta Bilik, 27 años

Es miembro desde julio de 2012 de Clara Serino – Pasión por Correr Running Team

Buen fin de semana para todos…

Ferrari Street Race copó de rojo Puerto Madero

El último sábado más de 5.000 personas se reunieron en la zona de Puerto Madero para correr FERRARI Street Race by TMX 2012 en homenaje a José Froilán González (ex piloto argentino de Fórmula 1) en el 90 aniversario de su nacimiento, quien expresó: “Hoy somos todos Ferraristas”. La carrera tuvo dos distancias: 10K competitivos y 4K de carácter participativo.

El recorrido comenzó desde la Plaza Eva Perón, en donde se realizó una exhibición de autos Ferrari y de un simulador de Formula 1 de la escudería.

La entrada en calor estuvo a cargo del profesor Daniel Tangona. Los tres primeros de las categorías generales recibieron su corona de laureles junto a un trofeo, además de un medallón de la carrera.

Luego de la carrera se realizó un cóctel en el piso 20 de la Torre Madero Harbour donde se agasajó a invitados especiales de Ferrari.

Los Podios:

General Masculina

  1. Cruz, Imanol
  2. García, Hernán
  3. Oliva, Ernesto

General Femenina

  1. Almada, Gabriela
  2. Asselborn, Rayen
  3. Ortiz, Mariela Mabel

Discapacitados Motrices Masculina

  1. Cambas, Facundo Gastón
  2. Montenegro, Darío Oscar
  3. Bogarin, Miguel Ángel

Disminuidos Visuales Masculina

  1. Vega, Ivo Sebastián
  2. Silvera Castro, Leonardo

No Videntes Masculina

  1. Kremenchuzky, Martín Ariel

Silla de ruedas Masculina

  1. Murillo, Roberto Alfredo
  2. Sharples, Martín

Silla de ruedas Femenina

  1. González, Claudia Isabel

Hand Wheel Masculina

  1. Lucero, Elías
  2. Chamson, Abner

Más resultados, hacé click aquí…

Más fotos, en este link…

¿Corriste el fin de semana? 

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K42: Los españoles se adueñaron del podio

Por Luis Casabal

VILLA LA ANGOSTURA.- El español Miguel Angel Heras ganó los 42K Salomon de Villa La Angostura en 03h15m49s. El segundo, con una diferencia de casi 10 minutos (03h24m46s), fue otro de los españoles: Miguel Caballero. El podio lo completó el neozelandés Jonathan Wyatt, quien finalizó el exigente circuito en 3h30m24s.

El cuarto lugar lo ocupó uno más de la “armada española de corredores de aventura”, el español Luis Alberto Hernando, mientras que  el mendocino Cristian Mohamed fue el mejor argentino clasificado en  5º lugar.

En damas, el primero y segundo puesto fue para las españolas Ohiana Cortazar Aranzeta,  con 04h09m (además fue la primer mujer del K42 entre los primeros 15 clasificados) y Uxue Fraile, con 4h15m, y el tercero fue para la argentina Verónica Ramírez con 4h28m.

El día se presentó con lloviznas y la temperatura con mínimas de entre 9 y 10 grados a la salida del sol y máximas rondando los 20 a 23 grados. Lamentablemente salimos del pueblo con media hora de retraso por un grave accidente automovilístico en la ruta del pueblo, y la procesión de los 2000 corredores fue trepando desde la 9.30, de a poco, la  ladera occidental (la que mira hacia la villa) del cerro Belvedere (uno de los tres cerros, que son el Bayo, el Inacayal y el Belvedere) y seguimos por esa altura intermedia ahora con circuito más técnico y estrecho en dirección a la ruta nacional 231 para encontrar la ruta provincial 66, que da acceso a las instalaciones de esquí del cerro, lo que se llama “estación base”, que no está abajo sino a 1000 o 1100 metros de altura snm, (más o menos).

En gran parte del tramo anterior la vista es (sobre todo para los que no somos de por acá) sencillamente deslumbrante, con la cordillera internacional al fondo y sus picos todavía nevados, y debajo el gran lago Nahuel Huapi, más acá el lago Correntoso y el río homónimo que los une, del que se dice que es el río más corto del mundo (300 metros apenas).

Subiendo hacia la cumbre del Bayo dimos un rodeo por “las provinciales” (en invierno son pistas de esquí), y llegamos a la muy lejana cumbre siempre ascendiendo hasta atravesar una especie de callejón con una escalinata naturalmente helada rodeada de parecitas de arena volcánica, pasamos por la confitería que hay allá arriba.Desde la ventosa cumbre del Bayo, la vista es la apoteosis. Se ve casi hasta Bariloche, todo el enorme Nahuel Huapi, la península de Quetrihué, donde está el famoso Bosque de Arrayanes, y cuyo istmo (que como tal es un angostamiento) es el origen del nombre de la villa. También se ve, después de la península de Quetrihué, siguiendo con la mirada hacia Bariloche, la isla Victoria y otros islotes del Nahuel Huapi. Y si mirábamos hacia el Nor-Nordeste veíamos también el volcán Lanín, que está más allá de San Martín de los Andes.

Y encaramos el ansiado descenso hacia el pueblo siempre bajando (y cuando no subiendo) una de sus laderas entre piedras y arena volcánica y “raigones” (raíces afiladas) hasta que desembocamos en la avenida principal rumbo a la llegada que convocó espontáneamente al pueblo y a los mismos atletas que a medida que llegaban también se sumaban para alentar a los que seguíamos llegando después del maratónico esfuerzo.

La verdad que es para pasar (nosotros corriendo) por allí, pero siempre quedándose  a contemplar unos segundos ese inmenso paraíso.

En lo personal vayan las gracias para los profesores Marcelo Perotti y Verónica Pasquette  (capitanes del Nike+ Run Club Rosedal, Botánico y Recoleta) que me entrenan y enseñan a querer y respetar este apasionante deporte. Por ellos es que puedo compartir estas vivencias en primera persona.

Aclaración. Por dificultades en nuestra herramienta de edición de posteo no pudo visualizarse la nota aparte de la vivencia personal con el detalle la noticia de la muerte de un corredor que hoy reiteramos resuelto ese incoveniente.
Lamentamos la muerte de un corredor
Lamentablemente un corredor que participó del circuito de los 15 km falleció al sufrir una descompensación. Fue identificado como Alejandro Borges, de 43 años, de Capital Federal. Por este motivo la empresa organizadora de la carrera suspendió la entrega de premios, así como el tradicional festejo que iba a realizarse en el gimnasio municipal Enrique Barbagelata. Nuestro pesar por este doloroso hecho.

Fotos: gentileza  Roberto Solans y Patagonia Eventos.

Buena semana para todos los runners…

Villa La Angostura palpita el K42

Por Luis Casabal

VILLA LA ANGOSTURA, NEUQUÉN.- Por ser la décima edición, el Salomón  K42 Adventure Marathon va a trepar este sábado hasta la cima del cerro Bayo, un Buda de piedra que vigila desde la altura ahí nomás, a la entrada del pueblo. Y la cima significan1.800 metrossnm, es decir, mil metros por sobre la altura del pueblo.

Este sábado, a partir de las 9, la cordillera de los Andes recibirá a 2000 corredores (K42: 1100 y 15k: 900). Y entre todos ellos, 300 representarán a  quince nacionalidades diferentes dispuestos a confraternizar en el esfuerzo que demandará la más exigente de todas las ediciones que se corrieron hasta hoy en este paradisíaco punto de referencia de nuestra Patagonia.

En la actualidad, cuatro de los cinco continentes tienen marcados en sus calendarios una etapa dela K42. Ocho son las que clasifican a los mejores atletas de todo el mundo para luego competir en la Gran Final Argentina: Francia (Bidarrai), Brasil (Bombinhas), Chile (Santiago), Marruecos (Zagora), Asturias (Lagos de Covadonga), Portugal (Aldaix do Sixto), Islas Canarias (Tenerife), Australia (2013) y la final Argentina (Villa La Angostura).

Para esta edición aniversario, que nace acá como la Final del Trail Running de la Argentina,  se organizó  un circuito que tendrá  un aumento en la altura que va de los 1500 a los 1800 metros. Tan exigente como deslumbrante por sus paisajes que se abrirán paso entre senderos boscosos, cruce de arroyos y trepadas al filo de la montaña, teniendo que superar los aproximadamente 1000  metros de desnivel positivo en poco menos de 9 kilómetros para coronar la cumbre del Cerro Bayo por primera vez en la historia del K42.

Un recorrido que trepará por el cerro Belvedere, siempre con la cordillera como la gran anfitriona, observando el gran lago Nahuel Huapi, subiendo más hacia la cumbre del Bayo. Por allí dejarán su huella  atletas de elite como los españoles Luis Alberto Hernando y Miguel Caballero, el brasileño Giliard Pinheiro y los argentinos Nelson Ortega, Cristian Mohamed, Gustavo Reyes y Sebastian Tosti, entre otros.

Desde el 2003 cuando corrieron un puñado de corredores por primera vez han sido cuatro los atletas que participaron de las nueve ediciones; los que desafiaron la lluvia en 2004, el duro trazado de 2005 o las cenizas volcánicas de 2011. Las locales Alex Tersoglio y Cecilia Billiet, el  neuquino José Luis Funes y Pablo Lilo de Plottier. Sin dejar de mencionar al quíntuple ganador Gustavo Reyes, de Cipolletti.

Infografía: Marcelo Regalado (La Nación).

Historial:

Atletas de elite internacional, algunos aún en actividad, han  cortado la cinta en Plaza de los Pioneros en alguna de las nueve ediciones. Sólo Kilian Jornet pudo superar en la Etapa Final la racha histórica de los argentinos.

2003:

  • Masculino: Alejandro Rios – Cinco Saltos (Argentina) –3:35:44
  • Femenino:Susana Anabel Martinez – Neuquén (Argentina) –5:06:46

2004:

  • Masculino:Gustavo Reyes – Cipolletti (Argentina) – 3:16:39
  • Femenino: Elsa Susana Romero – General Roca (Argentina) –4:40:45

2007:

  • Masculino:Gustavo Reyes – Cipolletti (Argentina) – 2:59:31
  • Femenino: Patricia Gerez – Cinco Saltos (Argentina) –4:10:36

2008:

  • Masculino: Gustavo Reyes – Cipolletti (Argentina) – 3:04:09
  • Femenino: Virginia Galvez – Grand Bourg (Argentina) –3:59:05

2009:

  • Masculino: Cristian Mohamed – San Rafael (Argentina) –3:07:24
  • Femenino: Debora Aparecida de Simas – Costeira do Pirajubaé (Brasil) – 4:11:11

2010:

  • Masculino:Kilian Jornet – Catalunya – 3:08:31
  • Femenino: Andrea Doblas – Mar del Plata (Argentina) – 4:18:15

2011:

  • Masculino: Cristian Mohamed – San Rafael (Argentina) –3:07:24
  • Femenino: Marlene Flores – Santiago (Chile) – 4:11:11

En breve, más información del K42 desde Villa La Angostura

80 km y una medalla obtenida a pura garra

Por Federico Sánchez Parodi

Brindarse al máximo, no bajar los brazos, seguir a pesar de saturarse…y no hacerle caso a los dolores. Así se podría decir que hice los 80 kilómetros de la Half Mision – Ultra Trail del Champaquí, en Córdoba.

Junto a Willy Aranda, quien me vino a hacer la gamba en esta competencia, completamos el circuito en 18 horas, 46 minutos, después de sortear distancias superiores a los 2700 metros de altura y la misma cantidad de desnivel.

La ansiedad previa de la carrera, la noche en medio de la espera, los mensajes de amigos, el concentrarse, preparar todo para la partida…muchas son las cosas que uno tiene en la cabeza, además de los nervios y ansiedad de afrontar un desafío con tiempos prolongados.

El hecho de haber participado anteriormente de La Misión (160k en el Sur) me permiten mirar las carreras largas de otra forma, pero a pesar de que se parezcan, en una la exigencia máxima pasa por lo mental y en esta, si bien se llega al límite, termina primando el esfuerzo físico.

El Gurí Aznarez, cabeza de la organización, dio a las 11 del sábado las últimas indicaciones en la Plaza San Javier. Todo el pueblo te despide…y uno larga. Ya sea caminando o trotando, se acerca el primer ascenso al Champaquí, pasando de 800 metros a los 2500.

Fue durísimo. Un primer calambre a 2460 metros, sumado a un malestar estomacal de Luis nos retrasaron. Perdimos tiempo, y así como mi compañero recuperó las fuerzas tras devolver. Estaba como nuevo. En mi caso, la molestia me siguió, pero no me frenó.

Uno es un tipo normal, uno más del montón, al que siempre le gustó salir a correr, pero que recién metió sus primeros 10 continuos de running en enero del 2011. A partir de allí mi vida cambió. Empecé a tener un profe (Matías Stampone), que me brindó una planificación e instrucciones fundamentales para mejorar la postura, la técnica de carrera y por sobre todo, saber elegir los objetivos y no anotarse en cuanta carrera aparece.

Este es un logro que no se obtiene entrenando fuerte el último mes, sino que los méritos se hacen mucho tiempo atrás, ya sea con ejercicios tres o seis meses antes, con dedicación, esfuerzo, saliendo a prepararse con frío, calor, lluvia…o sin feriados.

Mi cuerpo no es el de un atleta, lejos de eso, mi corazón es lo que me llevó adelante. Pasar de estar entre los 200 primeros a quedar casi 300 en los primeros 30 kilómetros no nos afectó. Nuestro objetivo era llegar, pero a partir de nuestra recuperación, le dimos para delante. Pasar de los 2500 abajar a 2150, comer algo rápido (en una carrera de 24 horas no hay mucho tiempo de sobra) y largar nuevamente.

Pasamos un puesto de control en el que un corredor estaba recibiendo suero. Eso dio una muestra de lo duro que era el trayecto.  El poco tiempo que nos llevó la comida fue un factor fundamental, aunque la clave fue el ritmo que le puso Luis, sumada a su experiencia de guía en la noche. Allí fue cuando empezamos a imprimirle velocidad y así es que se entiende que terminemos por haber pasado a cerca de 60 corredores hasta la llegada.

Una de las claves para darle para delante siempre fue tener un buen grupo. En este caso, por ejemplo, estuvo con nosotros Martín Torrent y Gabriel Monteverde corriendo, y Cristian Viudez haciéndonos el aguante y manejando en nuestro regreso, cuando más cansados estábamos.

Acercándonos al tramo final, subir hasta2300 metrosprimero y luego hacer cumbre, pasando los 2700, siendo los últimos seis kilómetros de ruta casi demoledores. Los vientos soplaban (fue el único momento en que se sintió el frío), y era el último gran esfuerzo…o al menos eso sentí, ya que la bajada, con piedras sueltas y un descenso con sogas fue extremadamente duro, al menos cuando el cansancio se sentía.

Tras superar esa parte, vino el resto del camino, en bajada, con tramos en los que trotamos, hasta entrar a un bosque interminable. Nuestras mentes estaban quemadas. Fue fuerza, empuje y querer llegar…pasamos la plaza, la iglesia de San Javier, estábamos a un kilómetro…seguimos. Pasan dos amigos, nos tocan bocina. Pasan otros autos y nos saludan. Se escuchan las campanas que indican la llegada de corredores en las puertas del Hotel Yacanto. Nos miramos con satisfacción. En nuestras espaldas está la bandera de Lomas de Zamora, el Parque es el lugar donde nos entrenamos y fue un orgullo tener los colores en la meta. Pasamos el arco de finish…¡Llegamos! ¡Half Misión cumplida!

Ambos pensamos en todos los que estuvieron a nuestro lado, aún sin tenerlos físicamente en la carrera. Mi familia, mis amigos, mi profe, aplaudo a los que salieron adelante mío, a los que llegan más tarde, felicito a mi amiga Mariela, que siendo su primer carrera de montaña tuvo un excelente tiempo, a la organización por la buena onda y trabajo, a la persona que nos dio un poco de agua cuando se nos había acabado en el ascenso, a los chicos del gimnasio AT que forman parte de mi preparación, la gente dela Farmacia Balboa que siempre nos da los medicamentos, bendigo hasta a mis zapatillas (las 3D Ultra de Salomón, que respondieron 10 puntos)…y a todos los que de una forma u otra me alientan en el día a día. Todos ellos estuvieron en la carrera.

¿Y ahora? A recuperarme, dejar atrás las molestias musculares y a seguir corriendo para, a fin de año, poder completar los 160k en Villa La Angostura en La Misión. Ese es el objetivo, allí estaré.

¿Cuál es tu próximo desafío?

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Un portfolio bien de Acero

Los elegidos      

Por Brenda Coral Spasiuk (*)

“En tiempos remotos, un maestro paseaba por un pueblo dando cátedra de los mandamientos necesarios para convertirse en un buen cristiano. En el proceso atravesó varias vicisitudes, sufrió desilusiones y caídas pero nunca se rindió. Siguió firme en su paso hasta llegar a la meta que estaba trazada en el monte Calvario. En el interín eligió entre la muchedumbre a 12 hombres. Ellos fueron llamados los 12 apóstoles de Jesús”.

Algo de aquello siento ahora. Regresé hace una semana de las tierras míticas de Kona  y digo que el dios Sol  del Ironman de Hawaii me puso entre sus 12 elegidas en la categoría 18/24 años de las damas.

No olvidaré los golpes que me despertaron en la parte de natación cuando hacía un tiempito estaba flotando y con la cabeza torcida mirando de una manera insistente y desesperada al hombre del megáfono encargado de dar inicio al Ironman de los amatuers. Creí que saldría desfigurada del agua, pero salí bien, con el tiempo que quería hacer.

Nunca olvidaré el viento furioso que pinceló mi rostro en los últimos 45km de la etapa de ciclismo. Tampoco el sol contento de abrasar cuántas espaldas pasaran por la ruta hacia Hawi.

Jamás olvidaré esa maratón hermosa que cada cinco kilómetros me hacía recordar que estaba corriendo adentro del evento más antiguo, más prestigioso y más duro del triatlón de larga distancia.

Todas las pequeñas crisis mentales, los desalientos causados por la fatiga y el dolor fueron disipándose para mi en un lapso de 11 horas 56minutos 46 segundos. Y la culminación de tantos días, semanas y meses de entrenamiento fue el momento iluminado que estuve debajo del arco gigante que tiene en el tope un reloj grande y esa marca mundialmente reconocida. “¿Soy una WorldChampionship Ironman Finisher?”. Una Brenda cansada e incrédula supo preguntárselo en ese instante. ¡Si señorita! Lo sos, me contestó la Brenda con la sonrisa exorbitante.

Siempre quedará en mi mente y en mi corazón el recuerdo dolorosamente alegre de haber logrado dejar en el lugar donde se inició este deporte tan duro pero divertido, mi sangre misionera. Porque me convertí en la primera misionera en haber soñado desde chiquita con estar en Hawaii, lograr el pasaje clasificatorio y colgarse la medalla de finisher.

Hacer un Ironman significó para mi vida un mundo emotivo con sensibilidad en la superficie. Hay que tener temple de Hierro para conseguir el objetivo pero hay que ser humano sensible para emocionarse y disfrutar del logro alcanzado.

En este portfolio, con el gatillo de Pablo Pérez, quiero mostrar esa felicidad que me inunda todavía por haber formado parte del mega evento del Ironman. Un momento de plenitud única que lo vivo intensa y espontáneamente. Espero resulte un producto agradable y que las críticas no sean tan duras, aclaro que no soy una modelo profesional. Y me saco el sombrero ante las mujeres que lo son. No es tarea sencilla.

Agradezco profundamente a Misiones, a mi familia (no solo la de sangre) y la Yerba mate Rosamonte por acompañarme en esta loca aventura del Ironman.

Para cerrar, quiero dejar un pensamiento. No hay dudas que entre los elegidos uno siempre prefiere o aspira a ganar el primer lugar. Ese lugar del aplauso, del reconocimiento y de la gloria. Yo quedé alejada (bastante) de ese lugar pero estoy feliz que en el camino para llegar a la largada de Kona, entrené diariamente para ganarme el primer lugar en la pasión, el amor, la entrega, el sacrificio, el esfuerzo y la perseverancia.

Gentileza mundo running.

(*) Triatleta, periodista y escritora. Recientemente presentó su primer libro, una novela de ciencia ficción titulada “Hierro Líquido”. En diciembre publicará su próxima novela.

Podés seguirnos en el twitter @DamianCaceres. Un espacio del blog es tuyo…

En Lomas, corrieron contra la violencia de género

Más de 20 mil personas de todas las edades participaron hoy de la primera Maratón del Municipio de Lomas de Zamora, que se llevó a cabo en las calles bajo el lema “Corremos contra la violencia de género, sacá tarjeta roja al maltratador” en sintonía con la campaña nacional “Sacá tarjeta roja al maltratador”. El intendente Martín Insaurralde y la actriz Florencia Peña fueron los encargados de recibir a los ganadores en la meta y entregar los reconocimientos.

“Queremos hacer visible esta problemática de la violencia de género, por eso hoy venimos todos los vecinos de Lomas de Zamora a sacarle tarjeta roja al violento, al maltratador, que nuestras mujeres no tengan miedo porque el Estado está conteniéndolas mientras sus causas están siendo tratadas en los juzgados”, señaló Insaurralde.

“Fue emocionante ver la largada, más de 20 mil vecinos, familias enteras de Lomas de Zamora sacándole tarjeta roja al maltratador. Es un hecho noble que tiene que incorporarse en la mente colectiva de los ciudadanos de Lomas de Zamora y la Argentina: decirle no al maltratador”, resaltó luego de ver a los miles de participantes apostados sobre la avenida Hipólito Yrigoyen levantando sus tarjetas rojas contra la violencia de género.

Con un tiempo de 35m57s Fernando Avellaneda se quedó con el primer puesto de la carrera competitiva. Alejandro Laregina y Daniel Zapetini completaron el podio. También en la competencia de 10 kilómetros, pero entre las mujeres, la ganadora fue Marina Fernández. Gabriela Landini y Cintia Alio obtuvieron el segundo y tercer lugar, respectivamente.

La conducción estuvo a cargo del popular animador Mariano Iúdica, quien estuvo acompañado por Florencia Peña y el bailarían Nicolás Scillama, que en el programa Showmatch representan  al Centro Cultural La Azucena de Temperley, un espacio de lucha contra la violencia.

Florencia Peña, quien es madrina del proyecto “Sacá tarjeta roja al maltratador”, señaló: “Nuestro sueño tiene que ver con crear un refugio para el Centro Azucena Villaflor. Las chicas del lugar vienen trabajando contra la violencia de género hace mucho tiempo, con el intendente Insaurralde se están haciendo cosas muy buenas y nos está dando una mano para que este sueño se cumpla”.

 No te olvides y sacale SIEMPRE tarjeta roja al maltratador. ¡SIEMPRE!

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Lomas palpita la primera maratón del Municipio

Este domingo 11 de noviembre, a las 9.30, el Municipio de Lomas de Zamora llevará a cabo una maratón gratuita por las calles de la ciudad: desde la Plaza Grigera (Yrigoyen 8700) se largarán carreras de 1, 3 y 10 kilómetros. En el marco de la competencia, y para concientizar sobre la violencia de género, la Comuna se sumó a la campaña nacional “Sacá tarjeta roja al maltratador”.

El evento, al que ya se anotaron gratis más de 15 mil personas, será conducido por el popular animador Mariano Iúdica, y el intendente Martín Insaurralde participará de la competencia junto a invitados famosos que adhieren a la consigna, como la actriz Florencia Peña, que en el programa Showmatch representa al Centro Cultural La Azucena de Temperley, un espacio de lucha contra la violencia.

En el comienzo, pautado para las 9.30, profesores de gimnasia ayudarán a los corredores a hacer la entrada en calor, y unos 400 voluntarios colaborarán en la entrega de agua y la coordinación de la largada. Primero, con remeras celestes, se ubicarán los inscritos para la distancia de1 kilómetro, en el medio los de3 kilómetroscon remeras rojas, y atrás, con remeras azules, aquellos que se anotaron para correr10 kilómetros, que seguirán hasta Boedo y continuarán su entrada en calor hasta las 11, momento en el que el que este grupo competitivo partirá solo una vez finalizadas las carreras familiares. Así, la postal de largada formará la bandera de Lomas y se invitará a todos los participantes a levantar la tarjeta roja contra la violencia de género.

Para garantizar la seguridad de todos los participantes, el Municipio trabajará de forma coordinada con Bomberos, la Cruz Roja y Defensa Civil. También habrá ambulancias y personal médico supervisando la competencia.

En el cierre, que se llevará a cabo en la Plaza, la Comuna realizará la ceremonia de premiación para los tres primeros puestos de cada nivel, y habrá sorteos para todos. La despedida será con un show musical sorpresa.

“Desde el Municipio, hemos realizado muchas actividades en contra de la violencia de género. Ahora, con nuestra propia maratón, tendremos la oportunidad para que los vecinos vengan a compartir y a disfrutar de un domingo saludable, en familia”, explicó Insaurralde.

Todavía hay tiempo para anotarse en las carreras. Quienes quieran sumarse, deben ingresar a www.lomasdezamora.gov.ar/maraton o acercarse a los puestos de inscripción móviles que hay en el Municipio, en las delegaciones y los puntos más concurridos del distrito. Los que ya se hayan inscrito, podrán retirar sus chips desde mañana, entre las 10 y las 18, hasta el sábado, en el centro de acreditaciones ubicado en la plaza.

“Queremos que todos los vecinos se sumen a esta jornada, que va a ser una verdadera fiesta. Nos reunimos para celebrar nuestro deporte y el amor que sentimos por Lomas de Zamora”, concluyó el jefe comunal.

No te olvides y sacale SIEMPRE tarjeta roja al maltratador. ¡SIEMPRE!

Nueva York: la maratón que no fue

Por Enrique Eiras

Marketinero y runner

La maratón de Nueva York es uno de los circuitos más esperados por corredores amateurs y profesionales. No es fácil conseguir una de las 40.000 plazas disponibles. El mundo del running quiere estar ahí corriendo ese día.

Como suele ocurrir en la semana previa al maratón, todo pasa ser una pesadilla: cansancio, empiezan a doler todas las partes del cuerpo que no dolieron durante los cuatro meses de entrenamiento, aparece el temor a no poder llegar a la meta y la infaltable pregunta de la semana previa: “¿Hace falta semejante sacrifico?”.

Sacrificio, que no sólo va por cuenta del corredor, sino de la familia y el grupo cercano que tolera largas horas de entrenamientos, dietas y otras tantas prescripciones que sufren en este período de preparación.

Pesadilla adicional fue la noticia del huracán Sandy que tuvo secuelas lamentables para muchas personas. El miércoles previo al maratón el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg confirmó que el maratón se correría a pesar de todo. La astucia de la política vio espacio para sacar rédito a una situación crítica para muchos: rebautizaron al maratón “race to recover” para correr pensando en los damnificados de Sandy.

Muchos reprogramamos nuestros vuelos varias veces en la semana, cambiamos rutas y un viaje de diez horas terminó transformándose en un viaje de casi dieciocho para arribar a sólo dos días de la carrera. Algo poco aconsejable para un esfuerzo de esta magnitud.

Una Expo Maratón, sin Maratón

Aterrizamos en NY y desde el aire no se percibían daños de Sandy. Todo parecía normal. Dejamos todo en el hotel y corrimos a la Expo Maratón para cumplir con el rito de retirar el dorsal para la carrera y algún souvenir.  Es en la expo donde habitualmente se presentan los nuevos productos de cada marca y todas las novedades del rubro. Sin dudas una indulgencia para los corredores previo a un arrojo semejante.

Llegar desde la ciudad hasta la expo ya fue algo complicado. No había taxis, el subte había decidido liberar los molinetes y el clima en la calle parecía enrarecido.

Miles de corredores de todo el mundo buscando sus dorsales y viendo las novedades del mercado. Alegría, fiesta plena. Repentinamente, el bullicio y la euforia de la Expo se transformó en un silencio absoluto. Muchos corredores se agolparon frente a los monitores para escuchar lo peor: el maratón había sido cancelado. El alcalde Bloomberg habló y dio sus razones. Por cierto, muy válidas y entendibles. Pero, creo, las tendría que haber dado al día siguiente de la catástrofe y no horas antes de la maratón y con la movilización de miles de personas de todo el mundo.

Se supo que los detonantes fueron las redes sociales manifestando muy razonables argumentos de disconformidad de celebrar una “fiesta, como es el maratón”, mientas mucha gente sufría. Además se estaban usando recursos como el agua y generadores para el maratón mientras muchísimas familias carecían de estos recursos básicos. La tapa del Nueva York Post fue determinante para aplacar las estrategias políticas de Bloomberg. Se supo también que iban a cortar parte del recorrido del maratón. Inclusive estaban organizando entorpecer el recorrido, corriéndola a la inversa.

La crisis era real. No había combustible. Costaba conseguir un taxi y muchos lugares estaban cerrados. Los ciudadanos pueden cargar combustible sólo de acuerdo a la terminación de su patente. Los argentinos, ya lo vivimos.

Para todos nosotros ha sido muy frustrante la cancelación de la maratón, en alguna parte nos sentimos estafados. Por otra parte apoyamos plenamente la cancelación  (a su debido tiempo) en pos de todos aquellos que la están pasando mal.

Muchos corredores empezaron a abandonar la ciudad y volver a sus países de origen. La mayoría teníamos planes para quedarnos unos días más en Nueva York, una ciudad que sin dudas ofrecer muchísimo para disfrutar. Pero la desazón era muy grande.

Las marcas, un  capitulo aparte

Los sponsors oficiales del maratón no reaccionaron acorde a la circunstancia. Algunos solo atinaron a donar un porcentaje de sus ventas en la expo Maratón. Pocas salieron a hablar, a gritar. Había mucho que decir. Había muchos fanáticos esperando. Fue una oportunidad desperdiciada. Algo que se repetiría un día después en la Anyway Maratón.

El maratón se corrió

El domingo a la hora de la partida del maratón de NY unos 10.000 corredores se reunieron de forma espontánea bajo el arco de llegada en el Central Park y en forma inversa al recorrido oficial corrieron varias vueltas al gran parque. Lucían la remera oficial de la maratón y muchos se pusieron sus dorsales… de la carrera que no fue.

Fue una fiesta “consuelo”. Un placebo donde primó la buena onda y el espíritu genuino por el deporte y solidaridad. No había una sola autoridad de la maratón, no había una sola persona de seguridad. Solo quedaba el arco de llegada, el tan esperado y deseado pasacalle de la “milla 26” y tribunas vacías  que esperaban la ovación de un nuevo récord en la Gran Manzana.

Muchos ciudadanos en forma espontánea fueron a aplaudir y compartir este momento, también muchos llevaron agua para hidratar y colaborar con los corredores.

Los más osados, dieron tantas vueltas al Central Park, como fuese necesario, para cumplir con los 42k. Fueron muchos, allí con su dorsal y remera oficial. Volverían a sus países con la promesa cumplida.

Otros compartimos juntos, en forma totalmente espontánea, el maratón más grande del mundo en grupo. Se llamó la “Race Anyway Marathon”. Juntos por nuestra pasión por el running, juntos por todos aquellos que tanta fuerza necesitan en este momento.

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Semillero de amor

Por Brenda Spasiuk (*)

Era el día posterior al Ironman de Kona en Hawaii – esa que según “wikipedia” es la competencia mundial más antigua y prestigiosa del triatlón de larga distancia. Miles de atletas se acercaron con parsimonia hacia el banquete de premiación donde se coronarían como campeones mundiales muchos atletas de las distintas categorías amateurs y los mejores del grupo de la elite.

Tambores de fondo, palmeras y las flores coloridas típicas de la zona adornaban el escenario que recibía a unos (nuestros) cuerpos cansados, doloridos y con vestigios del bronceado del día anterior pero con brillantes sonrisas ampliamente desplazadas.

Los eventos deportivos tienen una combinación de sensaciones extraordinarias. En un espacio físico -en este caso de miles de metros agrupados entre 3.8km de natación, 180km de ciclismo y 42.2km de pedestrismo– pueden percibirse sentimientos de fatiga, alegría, euforia, desesperación, decepción, conformismo (o no) y templanza. Muchas imágenes reflejan los conceptos de lucha, entrega, estrategia e inspiración. Pero algo que no puede leerse en la descripción teórica que arroja “wikipedia” es aquel sentimiento antagónico odio/amor que el atleta atraviesa durante todas las horas de movimiento físico extremo, en donde las dudas (¿cuántos triatletas se preguntan como yo quién nos mandó a hacer este deporte tan exigente?) las inseguridades, los dolores (también suelo cuestionar si es necesario que duela tanto) se presentan como un enemigo armado con las herramientas poderosas para lograr que nuestra mente se quiebre y se rinda ante un desafío tan grande como es cruzar la línea de meta de cualquier Ironman y más aún del más duro de todos como es el Ironman Worldchampionship de Kona.

Haberme clasificado para formar parte de esa competencia mítica fue un camino doloroso (en mi primer Ironman en Cozumel sentí tanto dolor físico en mis piernas que no pude correr los 42km enteros al ritmo que quería) y ventoso (clasifiqué en el Ironman de Sudáfrica en la que nos tocó un clima con ráfagas de viento a una velocidad extremadamente fuerte y eso provocó que mi etapa de ciclismo sea lenta e infinita). Pero este sueño hecho realidad data de una década atrás. Hasta me atrevo a decir que el inicio onírico fue inconsciente debido al elevado grado de utopía que lo abrazaba.

Hay quienes afirman que la utopía es sólo una línea en el horizonte que nos permite caminar hasta alcanzar aquello que soñamos. Siguiendo ese concepto digo que fui acercándome a ese horizonte cuando a fines del 2009 inicié mis participaciones en las carrera de medio Ironman (2.9km natación, 90km de bicicleta y 21km de corrida) y exterioricé el deseo de animarme a correr un Ironman completo. En el proceso descubrí que con un entrenamiento disciplinado, ordenando y constante, sumado a la pasión y el compromiso de trabajar duro y transpirar la camiseta los siete días de la semana durante muchos meses, el imposible de ayer podía convertirse en un posible hoy.

La convicción me llevó a estar flotando entre otros dos mil atletas ese sábado 13 de octubre a las 6:50 am en las aguas del Pier de la ciudad de Waikiki ubicada en la Isla volcánica de Kona. Cuando el hombre del megáfono dio la autorización a las 7 am en punto, miles de pares de brazos empezaron a luchar contra moléculas de aguas y otros cuerpos para conseguir una ruta limpia para cubrir el circuito de natación. Sufrí varios golpes de patadas y de manotazos. Pegué también con fuerza, pero sin intención violenta. Pasé por encima de unos cuantos y también tuve que aguantar el paso de otros en mi espalda.

En el tramo de bicicleta sentí un sol furibundo que me abrasaba. Un dejá vù. Me acordé de los días de entrenamiento que hice en las rutas de mi querida provincia de Misiones. Llegando al kilómetro 90 las ráfagas de viento y la garúa que refrescaba mi rostro me confirmaron que estaba llegando a la zona más temida, Hawi.

Pero mi momento crítico del ciclismo fueron los últimos 45km cuando tuve que (como todos) rodar con la mente y las piernas cansadas  sin pausa debido al incesante viento en contra.

Ya con las zapatillas puestas, inicié la maratón con una mentalidad serena y paciente. Me concentré en controlar el ritmo y la respiración los primeros kilómetros y a llegar a cada cartel de cinco mil metros con un paso fluido y una sonrisa.

Tres puntos fueron claves para mis 42km. Me alimenté e hidraté bien en la bicicleta, no me desesperé por los parciales y no caminé ni un centímetro. Pero una pequeña crisis apareció en el kilómetro 32. Un dolor fuerte en la parte derecha del estómago me imploraba una pausa. Respiré profundamente y con fuerza diez veces. En un abastecimiento agarré dos vasitos de hielo y acomodé los pedazos gélidos debajo de mi malla específicamente en el lugar donde me dolía. Me dije internamente: “Brenda, sólo quedan 10 kilómetros y un poquito más, si lo hiciste bien hasta ahora, tenés que aguantar menos de sesenta minutos”. Miré el cielo, la claridad del día estaba despidiéndose y eso no era algo motivador. Pensé en mi tierra colorada, que cordialmente me dejó recorrer sus calles y sus aguas mientras me preparaba para llegar en óptimas condiciones a Hawaii. En el apoyo económico que recibí de Misiones y de la yerba Rosamonte. Visualicé a todos los integrantes de mi familia, y no sólo los que tienen mi misma sangre. A ninguno de ellos quise defraudar.

Cuando volví la vista al frente la noche había inundado el circuito y los faroles amarillos encendidos eran la hilera de luz que me indicarían el camino restante para la línea de llegada. Una curiosidad, en esa gran Isla se encuentra, en la cima del Mauna Kea a una altura de 4205 metros, el telescopio más grande del mundo: el Observatorio Astronómico de Mauna Kea. Para las investigaciones de los astrónomos, la iluminación de las ciudades es muy importante ya que puede generar problemas cuando se visualizan las estrellas. Por eso se utilizan luces de sodio de baja presión (luz amarilla) en lugar de las de mercurio (blancas).

Así me encontraba entonces, siguiendo la luz amarilla para llegar a “mi Observatorio”, ese arco grande con un reloj marcando el tiempo total de carrera en curso y la marca Ironman en la parte superior. Pero ¿qué vería en mí y en todos los se convertirían en un Ironman Kona Finisher?

La incógnita duró hasta ese día posterior a la carrera en la que todos estábamos cansados pero sonrientes en el banquete de premiación. Cuando el flamante Campeón Mundial, el australiano Pete Jacobs, utilizó en su discurso la palabra AMOR.

El amor ignora el raciocinio, patea las barreras, inventa estrategias de conquista, es el combustible que alimenta la llama de pasión interna y que adormece el dolor de las caídas que sufrimos en el camino.

Ahora que ya crucé esa línea con velocidad y con una alegría explícita en mi sonrisa exuberante puedo deducir qué descubrió ese Observatorio de Hierro en la Isla de Kona allá por 1978 y hasta el día de hoy. Creo que descubrió un gran semillero de amor.

Datos: Terminé mi debut en Kona en 11horas 56min46seg ubicándome en la posición 12 de mi categoría. Ya me veo entrenando con entusiasmo para volver a clasificar y  mejorar hasta el cansancio ese número.

Fotos: Triamax.com

* Triatleta, periodista y escritora. Recientemente presentó su primer libro, una novela de ciencia ficción titulada “Hierro Líquido”.