Pasó la Media Maratón Arnet 21K de Buenos Aires. Pasó mi novena media maratón de la Ciudad. Sin dudas, es la que más disfruto. Hasta por encima de los 42,195km que tendrán una nueva edición el próximo 12 de octubre. Sobran los motivos. La distancia es perfecta. Requiere entrenamiento, claro. Bastante, pero no tanto como para una maratón. El recorrido, una vez más mejorado (según varios GPS dio unos 150 ó 300 metros más que la distancia oficial), permite pasar por hermosos lugares de Buenos Aires. De esos por lo que uno, por la vorágine diaria, transita a diario pero que ni se detiene a observar. Cada año, algo nuevo se descubre. Cada año, algo nuevo descubro. No solo es el Museo de Bellas Artes, el teatro Colón, la Avenida 9 de Julio, el Obelisco, la Casa Rosada, el Cabildo y la autopista Illia. Es mucho más que los monumentos históricos. Y el público que se suma a esta fiesta con más de 20.000 inscriptos (según los organizadores fueron 20.216). Un número que por sí solo eleva a esta prueba como la más convocante de Sudamérica. Una cifra que obliga a estar a la altura de las circunstancias.
Quedan cosas por corregir. Desde adentro de la organización y también desde afuera. Desde el mismo corredor. Vayamos por parte. Si debo criticar algo, es indudable que me gustaría que los premios sean cada vez más superadores. Entrenar para pruebas de esta embergadura, en el caso de los atletas de elite, requiere tiempo y dedicación. Algo que, es verdad, ocurre también con los corredores comunes. Ahora, en cuanto a nosotros, a los corredores populares debemos hacernos cargo y hacer que la largada sea más ordenada, justa y equilibrada. ¿Qué sentido tiene que salga de adelante un corredor que a los 2 ó 3 km no da más y debe bajar el ritmo? ¿Qué lógica aplica el corredor que se posiciona adelante en la manga de salida, casi al lado de los elite? Si su nivel y ritmo indica que corre, por caso, a 5 minutos el km, ¿para qué inicia con quienes van por debajo de los 4 minutos? Esto no es más ni menos que un tema cultural. Está en nuestro ADN como sociedad hacer las cosas sin pensar en el otro, en el prójimo. Es una lástima. Esto no se corrige con una largada en Avenida Del Libertador (allí sería en 2015), sino que comienza en la conciencia de los corredores. Es un tema cultural, creo, que puede y debe mejorarse. Al final de cuentas nos perjudicamos todos. Da toda la sensación que falta mucho tiempo para que cada atleta se coloque en el lugar correcto. Ni más adelante ni más atrás. Simplemente en el lugar que le corresponde.
En cuanto a los puntos positivos, el cambio de circuito es el que más destaco. Aunque, según varios amigos corredores, tuvo entre 150 y 300 metros de más. En mi caso, el GPS Timex que utilizo frecuentemente dio 21,296 km. No es tanto. Luego, la hidratación que fue permanente y en puntos claves para que no sea como hace unos años en los km marcados cada 5 km. Además, dio la impresión de haber más público en la zona céntrica alentando a los particiantes. Ni que hablar en los 200 metros finales en los que se hizo un caminito que erizaba la piel. Semejante recibimiento, con mayoría de desconocidos alentándote, es muy fuerte. Impacta y, a la vez, te impulsa.
Debo confesar que la carrera (la terminé en 1h43m) me costó bastante. Tres días en la Expo con la misión #HuellasSolidarias y el espacio de Factor Running implicó mucho estrés que, en definitiva, a la distancia observo como positivo. Conocer a muchos atletas, hablar con ellos y disertar, por ejemplo, con Oscar “el Indio” Cortínez en su premisa para que el running y el atletismo, es deicr la calle y la pista, se unan y den sus frutos para el deporte nacional, marca un poco el sentimiento final para esta disciplina que crece y, hasta ahora, no conoce de crisis.
Como dice el slogan, correr la media maratón es superarse. Y una vez más me superé. Desde adentro. Como más me gusta, como más disfruto.
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