Volvía de Bahia en un avion de TAM y en la revista de este mes había una entrevista al fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que está exponiendo su último trabajo en el Museo do Medioambiente, dentro del Jardim Botânico de Río de Janeiro.
Así supe que su trabajo anterior, Éxodo, que retrató las migraciones en masa de refugiados en cuarenta países diferentes, dejó al fotógrafo completamente deprimido y que se fue a su tierra natal, una chacra en Minas Geráis, para recuperarse. Pero el lugar de su niñez, verde y frondoso, se había convertido en un terreno inhóspito, completamente desmatado. Se deprimió más aún.