GENESIS

Volvía de Bahia en un avion de TAM y en la revista de este mes había una entrevista al fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que está exponiendo su último trabajo en el Museo do Medioambiente, dentro del Jardim Botânico de Río de Janeiro.

Así supe que su trabajo anterior, Éxodo, que retrató las migraciones en masa de refugiados en cuarenta países diferentes, dejó al fotógrafo completamente deprimido y que se fue a su tierra natal, una chacra en Minas Geráis, para recuperarse. Pero el lugar de su niñez, verde y frondoso, se había convertido en un terreno inhóspito, completamente desmatado. Se deprimió más aún.

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La revolución de los 20 centavos

La noticia salió en todos los medios del mundo y sin embargo nadie sabe bien qué está pasando en Brasil, y lo que más miedo da, nadie sabe lo que pueda llegar a pasar. Como si alguna vez supiéramos.

No soy una persona politizada, vivo acá pero no puedo votar. Entiendo poco de política y soy de las que piensan que el cambio empieza por uno. No espero a que otros hagan, hago, trabajo de hormiga, porque ya ví lo que un ejército de hormiguitas puede hacer.

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Tequila, samba, fútbol y manifestación

Tudo junto e misturado” es una frase que suele escucharse en Río, porque así es la ciudad, miles de realidades conviviendo al mismo tiempo.

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Los veinte centavos que rebalsaron la copa

Miles de personas se juntaron anoche en el centro de Río de Janeiro para protestar contra el aumento del pasaje de ómnibus, que puede subir a R$2,95. Apenas 20 centavos más de lo que ya cuesta, pero ese apenas ya es suficiente para colmar la paciencia y el bolsillo de la gente.

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Look de invierno

En once días llega la noche más larga del año. Punto. Eso es lo que puede decirse de la llegada del invierno a Río de Janeiro. Es que es un invierno muy tropical y lleno de ventajas: menos humedad, playas vacías en plena ciudad, noches frescas y la posibilidad de usar otra cosa que no sea musculosa, short y ojotas. En noches extremadamente frías la temperatura puede llegar a los 14º, cosa rara. Lo más común es que de día el termómetro alcance los 25º, a veces 30º y que cuando se va el sol haya que ponerse zapatos cerrados y un abrigo liviano.

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Puente Aéreo (parte final)

Después de deleitarnos en el Mercado Paulista seguimos por la Rua 25 de Março, que es como el Once en Buenos Aires o el Saara en Río. Pasamos delante del expendedor de comida más raro que vi, Quickies: varios salgados colocados en diferentes casilleros que abren sus puertitas cuando uno coloca el dinero, entre R$1,50 y R$2; y nos metimos en la zona financiera donde está el Centro Cultural Banco do Brasil y todos los bancos.


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Puente Aéreo

Aunque las separan apenas 440 kilómetros, Río y São Paulo parecen estar a años luz. La mayor parte de los cariocas no conoce Sampa, como la llaman, y viceversa. Universos paralelos: Río es curvilínea, São Paulo es línea recta. Río es naturaleza, São Paulo es concreto -así se dice cemento en portugués-. Río es físico, São Paulo es intelecto.

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Una píldora para la autoestima

-Entonces ustedes podrían afirmar que Río hace bien a la autoestima de las… no me acuerdo si dijo mujeres o argentinas, el funcionario más amable del Consulado Argentino en Río de Janeiro, y el más joven.

– Sí, totalmente. Asentimos seguras mi amiga y yo. Vaya a saber sobre qué estábamos hablando para que él diga eso. No importa, es la pura verdad, Río nos hace bien a las mujeres en general y a las argentinas en particular, tan preocupadas con cómo vamos a hacer para ponernos una bikini en el verano, tan adeptas a obsesionarnos con los defectos, tan proclives al bisturí, a los trastornos alimenticios, a creer, como dice Kevin Johansen, que “el pasto siempre es más verde del otro lado”.

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Vivir de viaje

Vivir en Río hace que la necesidad de viajar se calme. Se desvanece esa ansiedad de querer estar en otro lado, de recordar el olor del mar, su temperatura, el grosor de la arena, las caipirinhas. En Río todo eso está en frente, a pocas cuadras, cerca, se puede llegar caminando, en bicicleta, en Metrô, sin tener que preparar valijas y buscar hotel.

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Día de Rua

Los espacios públicos son un bien en extinción y aunque en una época se podía subir hasta el Cristo Redentor sin pagar nada -si no se usaba el trencito- todavía hay en Río de Janeiro espacio público disponible para todos.

Las playas son el mejor ejemplo, sin líneas divisorias, sin carpas. Y están los parques como el Aterro de Flamengo, o el Parque Lage; las plazas como la São Salvador, donde de día o de noche, siempre hay gente reunida, o el Baixo Gávea, punto de encuentro de jóvenes a partir de la tardecita, en el barrio de Gávea.

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