La noche más larga del año en Río, el día más largo del año en Tel Aviv. Domingo es día de descanso en Brasil y el primer día laboral de la semana en Israel. En los dos lugares se va a la playa el sábado, hay chicas lindas en bikini y hombres musculosos; se juega altinha y frescobol -a la paleta-, se escucha mucho Trans, un estilo de música electrónica; hay surfistas y la gente deja todo tirado en la arena. Tapitas, botellas, paquetes de semillas de girasol -un snack común en Israel-, ojotas rotas, servilletas usadas, y bolsas, las medusas de nuestra época. El tibio Mediterráneo se traga todo, igual que el Atlántico. Seguir leyendo
El domingo desnudo
El jueves 12 de junio voy a un bar de Gràcia, en Barcelona, a ver la apertura del Mundial y el partido. Son las diez de la noche y en el barcito hay tres brasileños, cinco ingleses, el barman y yo. Al primer gol de Croacia los brasileños pagan y se van. Los ingleses piden un vaso tras otro de agua porque ya no tienen plata. La escena es más triste que la ceremonia de inauguración.
Mientras como una tapa con una caña me pregunto qué hago acá ¡la fiesta es en casa y yo me voy! Facebook y twitter tomados por amigos, bebés, abuelos, familias enteras con camisetas de fútbol y frases de ánimo y celebración. Y yo en un país indiferente al que aniquilarán al día siguiente. ¡Qué saudade por dios! Me deprimo, pago y antes del segundo gol de Brasil, con el bar vacío, me voy.
Amor y Odio
#nãovaitercopa, #vaitercopa y #jáquevaitercopa (una guía que Rioetc acaba de lanzar sobre las distintas sedes donde se jugará el Mundial). Faltan pocas horas para que empiece la Copa y el mundo se olvide de sí mismo por un mes. Siete años atrás, en la playa de Copacabana, los brasileños celebraban haber sido elegidos para albergar el Mundial. Poco a poco la alegría, marca registrada de este país, fue siendo reemplazada por el malestar. ¿Por qué?
¿Primera vez en Río?
Para mucha gente, dos pájaros de un tiro: el Mundial y Brasil juntos. El evento más celebrado del planeta y el destino que siempre aparece en la cabeza cuando uno se harta de lo que sea. “Largo todo y me voy a poner un bar en la playa” es la frase que antecede al viaje. “Yo de acá no me voy más” es la que sale espontáneamente cuando se está con una caipirinha en mano y los pies en el mar, en pleno junio.
En este post, una serie de datos útiles -tipo consejo de idishe mame– para los que visitan Río por primera vez y, porque no está de más, para los que vuelven siempre.
El Rey se ha ido
Camino por las calles de La Latina, son las diez y diez de la noche y acaba de oscurecer. Un señor de traje apoya la cabeza sobre el hombro de un muchacho de camiseta y jeans, no sé si está llorando, está borracho, si es el padre o el amante. Más adelante, dos varones se besuquean descaradamente. Helicópteros sobrevuelan el cielo de Madrid. El Rey se ha ido. Seguir leyendo
El sueño de dominar la pelota
La primera vez que vi este juego fue en la playa de Copacabana, durante un viaje de prensa a Río, y saqué la foto que abre este texto. Habíamos bajado 15 minutos a la playa después de dos horas de almuerzo en el Tulip Hotel. La mayor parte del tiempo de los viajes de prensa uno se la pasa comiendo. Era julio, el día estaba cálido y cuatro chicos en sunga se pasaban la pelota a orillas del mar con tanta gracia que quedé hipnotizada. En ese entonces no sabía que ese juego se llamaba altinha -o altinho-, o sea, altita, y que cuatro años más tarde estaría viviendo en Río y participando de una de esas ruedas. Seguir leyendo
El dilema Mundial
En menos de un mes Brasil estará repleto, eufórico, en la mira del mundo, y como millones de personas, yo estaré presenciando la ceremonia de apertura por TV, tal vez desde Zagreb.
Una vuelta por Madureira
A las 10 de la mañana el termómetro-reloj del centro de Río marcaba 42º, era un 9 de Diciembre, y habíamos combinado con Natalia Lorenzo, más conocida como Cabra Solta, ir al Mercadão de Madureira, en la Zona Norte de la ciudad.
Con permiso de Rangel
¿Sabe cuál es la rua Alfaro? le pregunto al diariero, ¿qué? me dice, y enseguida me siento una estúpida, porque estoy en la estación de trenes de Acasusso y soy argentina ¿qué hago diciendo rua?
El mejor trabajo del mundo
El mejor trabajo del mundo. Así se llama el libro de Carolina Reymúndez, cronista de viajes con 20 años de camino recorrido. Sus relatos son casi las únicas notas de viaje que no me aburren, que me dejan con ganas de leer más, otras, todas. No compré el libro aun, pero está en la listita de la semana. Para que vean que no exagero, aquí hay un adelanto.