Henri Cartier-Bresson decía que el dibujo es reflexión, mientras que fotografiar es intuitivo siempre. En el momento que dijo estas palabras, el gran maestro del arte sin artificios había decidido abandonar la fotografía y dedicarse enteramente al dibujo. La señora que boceta sobre una foto de Afghanistan de Paula Bronstein parece desmentir lo dicho por H.C.B. Tengo la impresión de que las imágenes de Bronstein son una consumada reflexión sobre este país que desde hace años vive en un permanente estado de sosobra, mientras que el dibujo de su admiradora solo puede asomarse a la superficie de esa realidad desoladora.
El infierno de los vivos
Primer día en Perpignan. La inauguración oficial de Visa Pour L´Image fue ayer (me la perdí!). Me acredité en el Hotel Pams y fui directo a las primeras charlas en el Palacio del Congreso. Llegué cuando el norteamericano Paul Fusco estaba terminando su conferencia “Desde el asesinato de John Kennedy a los niños de Chernobyl”. Es impresionante ver a este hombre demacrado por su propia enfermedad, intentando describir en palabras el irreparable daño que la contaminación con uranio ha dejado sobre los cuerpos deformes de esos niños, arrumbados en lugares que no puedo nombrar, porque no parecen hospitales o asilos; solo cuartos abandonados y sucios.
La ciudad del fotoperiodismo
Visa pour L´Image es el festival internacional de fotoperiodismo más importante del mundo. Alrededor de 3.000 profesionales acreditados, 280 agencias de 50 paises y 60 asociaciones de fotógrafos se darán cita entre el 30 de agosto y el 14 de septiembre, en Perpignan, Francia. Allí estaré, durante la semana de la prensa (entre el 1 y el 7 de septiembre) para comentar día a día las novedades de una de las profesiones más apasionantes del mundo: la mia!. Pero también para preguntar a los grandes fotógrafos, a los editores, a los representantes de las grandes revistas, qué está pasando en el medio de prensa. Por qué hay cada vez menos espacio para la fotografía? ¿Por qué es tan restringido el acceso a una mirada independiente sobre los hechos noticiosos? ¿Por qué importa menos la calidad y más la cantidad? ¿Vamos a terminar todos como refugiaditos publicando en la web?, ¡Hay posibilidades de seguir viendo buenas fotografías en papel? ¿Las fotos todavía informan?
Miles de preguntas. No veo la hora de llegar!. Les dejo un adelanto de lo que veré allá. Dos miradas sobre la guerra. Por un lado, La muestra “War” del legendario David Douglas-Duncan. Y como contrapartida “La diáspora iraquí” por Paolo Pellegrin.
La memoria del dolor
La muestra del noruego Bjorn Sterri es la primera a la izquierda, cuando uno entra al pasillo que conduce a las salas de la planta baja del Centro Cultural Recoleta. Ocupa dos espacios rectangulares. En el primero, la serie de fotos blanco y negro Fotografías Familiares 2001-2007, se ve a Bjorn y su mujer Alejandra, sus hijos, el paso del tiempo. Lo de siempre, la belleza de la naturaleza y una familia. Algunas imágenes me inquietan pero no me detengo. Me molesta la iluminación del lugar. Las fotos son chiquitas, excelentemente copiadas!, pero se pierden, son manchas en el blanco de las paredes. No estoy concentrado! No es forma de ver una muestra. Estoy pensando en cualquier otra cosa?. Camino a tientas y no intento comprender. Estoy paseando!
La experiencia de fotografiar
Ahora mismo debe estar comenzando la charla de Miguel Rio Branco en el Museo de Bellas Artes, y yo aquí, clavado en la redacción! Me desquito, me llaman para una reunión en otro piso y me excuso. Tengo que editar una nota de moda y me escondo!. Me clavo a la computadora. Leo en WallPaper online que Leonard Freed hace una muestra en Berlín. Dice Freed: “la fotografía es un arte elusivo. Lo que separa lo meramente bueno de lo verdaderamente excepcional es un nebuloso y subjetivo cóctel de dominio técnico, un buen sentido de la estética, y la capacidad, tal vez, de transfomar las cosas de todos los días en algo exquisito”
La verdad, no me sorprende lo que dice Freed, y además me quedo con H. C. Bresson si empiezo a comparar. Sus fotos me gustan, pero ya me aburren un poco. Por qué me pasa esto con los grandes consagrados de la espontaneidad y del blanco y negro?
Maestro sin querer
Oscar Pintor es un fotógrafo de la intimidad. Desde su primera muestra sobre su San Juan natal hasta las fotos de sus hijos, todas sus imágenes construyen el rompecabezas de su vida y sus afectos. La mirada de Oscar es muy concentrada; no es su intimidad la que fotografía, es “la intimidad”. Su trayectoria es larga. Su obra es corta, mínima. Hace tiempo que decidió no fotografiar más; se le habían acabado las ideas, dijo. O al menos eso creo que dijo. Afortunadamente, este año volvio a mostrar un trabajo atípico para su estilo despojado. Rescató del olvido fotos familiares arruinadas por una inundación. Y produjo una serie íntima también, pero donde podemos adivinar su mirada perruna (¡perruna!) en el manejo del diseño y la superposición de imágenes. Un juego, una diversión tal vez.
Lo pasado, pisado… y congelado
El deseo amoroso subsiste si nunca se llega a poseer completamente al sujeto amado. Algo así escribía Marcel Proust en una de sus innumerables reflexiones sobre el amor. Ahora mismo me acuerdo de su pensamiento, pero no encuentro la frase exacta en Google!
Es miércoles a la tarde. Tengo un respiro en el trabajo (que no se enteren mis jefes!) y pienso en estos asuntos del amor porque ayer Eduardo Carrera, talentoso fotografo que ganó el Salon Nacional de Fotografía 2006, me envió el link con su recién estrenado sitio en internet (click aquí). Y resulta que el bueno de Eduardo es un romántico incurable. En el 2004 comenzó un proyecto que se llama “El Museo del Amor”. Pasen a su sitio y vean. Sus fotos no necesita de mis explicaciones.
Las huellas de una espera
Para mi, el acto de esperar casi siempre es desesperante, contrariamente al sabio consejo del famoso dicho popular. Creo que los orientales, por ejemplo, no se angustian tanto con la espera. Algunos han descubierto que pasarse la vida aguardando algo puede ser un verdadero placer, otros se enfrentan a la angustia sin consuelo pero con ingenio y buen humor. Y por último están los que ya no esperan nada…
Creo que esta foto es clara huella de una espera. Y no es necesario agregar más palabras. Porque lo que importa ahora no es sólo esta imagen, sino todas las demás que componen el libro La Ciudad de la Espera. Y la muestra que servirá de lanzamiento del libro. Que no son dos propuestas separadas: es un proyecto en el que veintiún jóvenes fotógrafos trabajaron durante un año. Lo que más importa es el conjunto, la impresión general que el público se lleve después de la inauguración. En verdad, esta espera no fue una calamidad sino un sueño que pasado mañana se hará realidad. (sobre todo si se venden bastantes libros!)
Los esperamos este miércoles 16 de julio, a las 19 hs en el Centro Cultural Borges, Viamonte esquina San Martín.
Yo espío
Seguramente, si tuviera la posibilidad de ser invisible, mi primera incursión seria en un vestuario de chicas. Era la fantasía de Woody Allen en alguna pelicula de la que no recuerdo el título, aunque este detalle no le da ningún nivel intelectual a mi fantasía!. No soy nada original. Al fin de cuentas, espiar la intimidad de los otros es el anhelo de la mayoria de la gente. No importa el sexo, la edad, o la religión, a todos nos gusta espiar.
Ver duele
El título de este comentario es una frase de Octavio Paz. Y por esa razón me atrevo a pensar que nadie ha fotografiado el terror en el rostro de una persona mientras es torturada. No quiero ver esa foto si acaso existiera. Pero me pregunto si este tipo de imágenes son necesarias para tomar consciencia verdadera de la tortura como herramienta de opresión, de control, o simplemente como diversión perversa.