Annie Leibovitz inaugura mañana su gran retrospectiva “La vida de una fotógrafa” en la National Portrait Gallery de Londres. Estoy mirando ahora mismo (recién me entero!) perplejo, admirado, cómo se han dispuesto las fotos en las distintas salas de la galería. Editar una vida, es decir: seleccionar cuáles son los episodios dignos de comunicar, ya es una tarea abrumadora. Pero decidir “cómo” disponer esas imágenes para que se vean claramente, poner los acentos donde hay que ponerlos, recrear la informalidad de las fotos de la intimidad, transmitir el respeto o la admiración hacia los grandes personajes que fueron retratados. Quiero comentar esta muestra rapidito, y tomarme una avión a Londres para llegar a la inauguracion!.
Al otro lado del espejo
Alicia se encarama a la chimenea para tocar el espejo. Se pregunta cómo son las cosas del otro lado. El reloj da la hora al revés? o es un objeto totalmente diferente?. La vista del jardin al final de la habitación, no es el mismo. Alicia lo va a comprobar rapidamente. Tan rápido como yo pueda avanzar en la lectura de Alicia en el País de las Maravillas.
Una raza aparte
Los gitanos son una raza aparte. Nómades, sin tierras ni fronteras. Tienen mala fama. Los fotógrafos son una raza aparte también. Les gusta la acción y la aventura. Pero sueñan con dos dias libres a la semana y una buena cama dónde dormir. Igual que los gitanos, los fotógrafos tenemos mala fama. Melancólicos y quejosos, vamos por todos lados arrastrando nuestra carpeta, implorando un poco de reconocimiento.
¿Para qué sirven los festivales de fotografía?
Ayer inauguró la Tercera Bienal de Fotografía Documental de Tucumán. Estuvimos en la Casa Histórica, escuchamos los discursos, seguimos el itinerario de la historia de nuestra independencia en el divertido diálogo de tres personajes que encarnaban con humor a los que iniciaron aquella gesta. Y ya nos llevaban corriendo a la próxima inauguración! Me detuve en la pequeña muestra de Carte-de- Visite de la colección de Diego Araoz. Aqui les muestro un simpático grupo de niños a fines del siglo XIX, que no se sabe si están disfrazados o ya han emprendido el camino de la adultez. Y en el medio de estas delicias de la época, primorosas copias en cartulina muy bien conservadas, encuentro la foto de un muerto. Medio cuerpo desnudo, los ojos cerrados, el torso marcado por una linea oscura (una cuchillada). Es el cuerpo del General Justo José de Urquiza, asesinado en 1870 en el Palacio San José. Y es una Carte-de- Visite ! de la cuál los hermanos Araoz Ormaechea imprimieron 500 copias para vender.
La vida de los objetos
Bajo la influencia de su padre, aprendió el amoroso oficio de encuadernador en Praga. Fue a la guerra en el frente italiano. Perdió el brazo derecho al recibir un certero disparo enemigo. Lo buscó en el campo de batalla y no lo encontró. Por suerte la fotografía era ya una de sus pasiones, además de la música. Diez años después de la guerra volvió a aquel campo a recuperar su brazo perdido. Los buscó por dos meses…
Alicia, los árboles y el festival de Tucumán
“Los comentarios en los blogs tienen que ser cortos. Una foto, un párrafo y en media hora ya está listo”. Escuché que decían hoy en la redacción. Qué fácil!, Qué difícil!!!!. Ahora mismo tengo varias cosas en la cabeza dando vueltas que quieren ser escritas. Pero tengo que ser cortito! La primera: ayer pedí en la biblioteca del diario Alicia en el País de las Maravillas, de Ediciones de la Flor. Como sabrán, su autor Lewis Carroll era un consumado fotógrafo. Y anoche soñé con el Viaje Vertical de Alicia. Esta mañana, al despertar, Alicia me habia dejado árboles en la cabeza (¿?). Se va la tarde en la redacción, el trabajo afloja. Me fijo en las carpetas de prensa de la Bienal de Fotografía Documental de Tucumán (que empieza el 8 de octubre y allí estaré para contarles) y encuentro dos fotos de árboles. Anuncian 23 exposiciones oficiales, y lo primero que abro son las fotos de los árboles!
De regreso y en colores
El señor de adelante se estira en el asiento. Si se sigue revolviendo como una trucha recién pescada, me va a volcar el café que tengo en la mesita rebatible. Sus manos me parecen un poco amenzantes! Desenfundo la Lumix y le hago unos disparos, por las dudas…. Ya tengo una colección de manos en los aviones 🙂
Volví hace dos semanas de Francia y todavía me rondan en la cabeza algunas de las miles de imágenes que vi en el Festival Visa Pour L´Image. Estaba un poco empalagado de fotos. Como cuando te invitan a una fiesta y hay tantas cosas ricas para comer que al final se te va el hambre
Con un dedo en el gatillo a toda hora
“Por las calles muy despacio pasa un carro de policia. Las pandillas de mi barrio van corriendo en las esquinas. Conviviendo con la muerte sin saber cuando te toca. Vas andando por tu historia viviendo la vida loca”. (estribillo de la canción La Vida Loca)
La sutil diferencia
Las fotografías del holandés Jan Grarup sobre los desplazados en Darfour irradian luz. Desde el empecinado uso del blanco y negro (tan popular entre los jóvenes fotógrafos que se dan cita en el festival de Perpignan). Grarup consigue, mediante una sofisticada técnica de impresión transmitir el doloroso silencio en el que se encuentran casi dos millones y medio de personas que huyen de la guerra civil.
Fotoperiodismo: ¿Una religión?
Ayer, después de la proyección de trabajos en el Campo Santo me topé con un norteamericano de 25 años, de Wisconsin. Llevaba una botella de vino blanco y no tenía con qué descorcharlo. Una gastada Leica M-6 le colgaba del hombro. Desbordaba entusiasmo por el ensayo de Carlos Cazalis sobre Sao Paulo que recién habíamos visto. “Soy un fotógrafo analógico. Me entrené en digital, pero ahora solamente fotografío con película. Me voy a Nairobi la semana que viene y no sé dónde podré revelar mi material”