No encuentro mi agenda

Fue un fin de semana movido. De aquí para allá, tratando de ver algunas muestras y probar muchas medialunas diferentes (si, soy tester de medialunas 🙂 ).Pasé por la Fundación Telefónica donde está Extranjerías en exposición. Algunas instalaciones interesantes para un tema tan candente. Me hubiera gustado algo más polémico, y no tan arty. Pero vale la pena ver Solo de Tambor de Liliana Porter, y los bellísimos dibujitos de Jorge Macchi.

Después de la segunda tanda de medialunas en el Café Martinez enfilamos para el Centro Cultural Recoleta. Cronopios es toda toda para Carlos Gorriarena (izquierda). Todavía me pregunto cuál fue la relación de este gran pintor con la fotografía. ¿Por qué copiaba fotos? ¿Qué falta le hacía?. Igual, si uno se acerca un poco para apreciar la textura de sus cuadros, se abre un panorama mucho más rico y complejo. De lejos, las imágenes de Gorriarena son sencillas y las mirás de una pasada sin detenerte demasiado (perdón! soy un bruto. Gracias Vic!). Si te acercás, ahi comienza el trabajo del artista, en los detalles y la inspirada aplicación de los materiales.

Nos quedamos con las ganas de ver a Mondongo (arriba) en Ruth Benzacar. Pero tuvo su compensación con las medialunas del Florida Garden, lejos las mejores de todo el sábado. ¿Y las fotos? Las fotos están ahi donde uno las tiene que buscar: en la calle, en las pausas, en los bares, en el paisaje temprano de esta ciudad indescifrable.

Cambiando de tema, les confieso que tengo un problema de agenda. No la encuentro!  No me gusta comentar lo que no hago, no me gusta escribir lo que va a generar comentarios seguros (“tráfico” aquí le decimos)… pero cómo me gustaría tener más comentarios!. En cualquier momento cambio de idea y empiezo a escribir de fotos de animalitos y de los nuevos modelos de cámaras digitales. Mientras tanto sueño, sueño con visitar este sábado la Feria de Libros de Fotos de Autor (izq. mis fotitos en la pared!) y mirar bien bien de cerca la obra de Alberto Goldenstein y de Esteban Pastorino, o el librito “ADN, Historias de Aparecidos”, de Martín Acosta, para ver si hay algo más, como en los cuadros de Gorriarena o  las fabricaciones de Mondongo.

La foto de sábado

Noelia Rivera

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Odio la oficina!

Naturalezas de escritorio se llama la muestra que esta noche inaugura Diego Spivacow en el Espacio Ecléctico. Será la principal exposición de la Feria de Libros de Fotos de Autor que comienza el sábado 8. Buenísimas estas fotos de Diego. Por suerte ya safó de la oficina y hace un buen tiempo que trabaja de fotógrafo. Lars Tunbjörk frecuentó el tema con su impecable libro “Offices” a principios de los años 2000. Y Diego apunta a los mismos enigmas oficinescos que escarba el gran sueco. Gran parte de nuestras vidas transcurren en una oficina, porque trabajamos en ella o porque tenemos que frecuentarla por los malditos trámites que nos llevan más horas que todos los viajes en ascensor desde que nacemos hasta el último suspiro de nuestras vidas.

Hace un tiempo, había comenzado un grupo en Flickr que se llamaba “¿Quién no odia su oficina?”,  pero nadie se prendió 🙁  🙁  🙁 Se ve que al fin de cuentas, el nuestro es un encierro confortable al que necesitamos volver cada mañana, para sentirnos más seguros, arropaditos entre las plantitas que se van consumiendo lentamente bajo los efectos del síndrome del edificio enfermo!

La cata flora

Cata tiene 24 años y hace dos que viene jugando con los cuerpos de sus amigas, amigos, el suyo propio! Cata es fotógrafa y tiene un Flickr muy popular. Pero ahora no está muy activa en su fotolog. Hace poco que empezó a fotografiar muy en serio y a dibujar “su perfil” profesional. Están los fotoperiodistas, los reporteros gráficos (que no son lo mismo, diría Anita), los fotógrafos de moda, los fotógrafos publicitarios, los aficionados de todos los pelajes. Y ahora tenemos a los autores, por no decir “artistas” (y las comillas no son peyorativas)

Cata está buscando su lugar entre todas estas calificaciones bajo el aluvión de las becas, premios, ferias, y exposiciónes que se derraman sobre la ciudad. Estamos en un gran momento! diría The Negative Man. Si, este pobre personaje, ya no encuentra traje a su medida, y mientras deambula desnudo por la ciudad, se topa con tantas fotos buenas, y tanta buena onda que al final se está desperdiciando….

Cata (Catalina Bartolomé) recibe esta noche el 5o. Premio de Fotografía de ExpoTrastiendas, en el Palacio de la Cultura. Su foto ganadora (arriba de todo) se llama “Rara”. Pero todas sus fotos son raras. “Retratos sin caras” dice Cata que hace. A partir de hoy veremos muchas más imágenes de esta joven artista, que es cata, que no es rara, y no para!

Una ilustración vale más que mil fotos

Babyface pasea a Kid Pirola en una plaza, parque, descampado imaginario una mañana cualquiera. Cerca está el circo donde trabajan. Y Kid Pirola es el jefe, a no dudarlo. Esta enigmática imagen la hizo Nunö que está ahorita mismo parado a mi derecha contándome la historia de estas dos bestias de su invención.

El talento de Nunö está envasado en Mariano Enriquez, un mago del Wacom que mezcla fotografias, dibujo analógico, Photoshop y lo que venga para arrancar de su cabezota algunos de los más descabellados personajes que cotidianamente vemos ilustrando artículos en LN. Pero estos dibujitos virtuales cobran vuelo propio, se despegan de las palabras y terminan en un mundo paralelo mezcla de circo, juguetes viejos, metáforas excesivas, colores herrumbrosos y ensueño infantil.

Mariano (36) tiene bajo perfil. Tan bajo es el perfil de Mariano que tiene miedo que no vaya nadie a la inauguración de su primera exposición individual en el Centro Cultural Borges el 13 de agosto  a las 19 hs. Nunö, por otra parte no tiene ningún temor; Baron Fog, Rubber Princess y Muscle Mouse, Metropolis y Burbujita, Anima twins (abajo), Sai, Alicia  y Micky Man (izquierda), Ndoki, Halloween Chamorro, Yugen,  Jackson y SilverPlate Ryden  han confirmado su asistencia.

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La foto del sábado

David Elvira

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La verdad no se desnuda

Me queda una hora antes de irme de la fábrica de noticias. Ayer hablaba con Marina y con Laura acerca de la verdad, de las almas gemelas (como en La Doble Vida de Verónica),  de los viajes a la China (de Laura), del Tom Collins y del Negroni!. Y no hubo caso, no pude fotografiar a Marina. La belleza, dicen, no es accesible a todo el mundo. Y la verdad de la belleza se disuelve entre los dedos cuando corremos el breve velo que la disimula. Asi que mejor me quedo con las ganas y no intento fotografiarla nuevamente.

Me apuro porque no tengo mucho tiempo más esta noche. Aquí les cuelgo una bella fotografía de Guadalupe Miles (arriba), que es de Salta y expuso, junto a Florencia Blanco y a Jonathan  Delacroix, en la Galería de Ernesto Catena hasta hace poquito. Pero yo me la perdí! Asi que ahora se tienen que conformar con Eleonora Margiotta (Izquierda: de la serie Pesebres Escolares) y Alegandro Burset que ataca con los “Solos”.

Fabricaciones, amigos mios. Son fabricaciones fotografiables, fotografiadas (¿o no?). Lo miro a André Kértez, que vuelve a este mundo que ahora es virtual con sus fotos sobre la lectura (On Reading) en la portada de una revista picante como Dazed & Confused. Qué grata sorpresa! Este librito, fue uno de los primeros que vi del gran húngaro maestro de la ternura y la melancolía. Era apenas un rejunte de cuadernillos mal impresos. Una belleza que no pude robarme en el momento y luego me arrepentí toda la vida.  Algunas de esas fotos se vieron aquí, en el Museo Nacional de Bellas Artes en los años ochenta, con el maestro presente, saludando ceremoniosamente a todo cholulo que se le acercaba para retratarse con él.

Lo real no permanece como tal si disipamos la ilusión que la realidad nos provoca.  Esta idea es casi un espacio físico entre la superficie de una fotografía y los ojos del observador. Es una distancia que no hay que intentar traspasar.

¿Se dan cuenta? todas estas paparruchadas que aqui escribo, son malas interpretaciones de los pensamientos de Jean Baudrillard, que me empeño en desantrañar (sin éxito alguno), animado quizás por los excelentes tragos que prepara Guillermo en la barra de su pequeño restaurante Doppelganger, y por la extraña y breve conversación que mantuvimos sobre el final de la noche.

Entre el cielo y la tierra


Si, se respiraba en el aire. Casi ni hablamos de fotografía pero estaba bien presente. Con Julie Weisz y Adriana Lestido dimos unas vueltas por el Uruguay este último fin de semana. Adriana Lestido inaugura el viernes 31 su retrospectiva “Lo que se ve” en el Museo de Bellas Artes de Rosario. Julie Weisz, por su parte, cuelga “Escenarios de Buenos Aires. La década del 80″, el 4 de septiembre en el Teatro Solís de Montevideo.

Y yo no inauguro nada. Bueno, pero igual me doy un gusto: pincho mi foto junto a estas tremendas mujeres!

Aca se acabó el avisito de las chicas y retomo el título de este comentario. Yo, que soy casi un ser no-pensante, “pienso” que entre el cielo y la tierra estamos “nosotros” y todo aquello que “nosotros hacemos”… Si, si, me volví loco y escribo tonterías, me olvido de los animales! perdón! Estas dos fotógrafas se han pasado la vida fotografiando la experiencia de vivir. Y lo digo del único modo que encuentro, aunque suene a telenovela che. De solo recordar la foto con la que Adriana ganó el Salón Nacional de Fotografía este año (arriba), se me caen las medias de la ternura (¿ternura? Entrega!) que esa pareja irradia. Y las fotos de Julie en Terapia Intensiva (abajo) son el retrato del dolor del cuerpo bajo la acción de las máquinas que hemos inventado para sanarlo. Ambas, con sus estilos diferentes, y trayectorias disímiles, se han dedicado a observar cómo transitamos esta vida, entre la tierra y el cielo.

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Jean Baudrillard, en su libro Frangments, se opone a tanta pasión, y pregunta: “¿Por qué hay que fotografiar a los seres humanos? Es demasiado sentimental. Incluso los animales y las plantas son demasiado sentimentales. La cultura es sentimental. Aún la violencia histórica es sentimental. Sólo los objetos, los colores, la luz y las substancias no tienen una aura sexual o sentimental. No es necesario “violarlos a sangre fria”  para tomar su fotografía. Al no atravesar la prueba del espejo, los objetos son  maravillosamente idénticos a  si mismos, sin los riesgos que trae la evocación. Con la técnica fotográfica,   dejamos constancia del hecho mágico de la indiferencia humana, la inocencia del escenario. Y en esa acción mostramos lo que la corporiza: la ilusión objetiva y la desilusión subjetiva del mundo”

Me fundí. Me ofendí! Me quemé la cabeza tratando de entender lo que dice este gran descifrafor del significado de los objetos. Estoy seguro que los maestros de la escuela de Düsseldorf han tomado algo de estos pensamientos y alguna pista aparecerá inesperadamente, leve y casi imperceptible, en mis sentidos tan vapuleados, dentro de un rato nomás!. Mientras tanto prefiero quedarme en el mundo de las evocaciones, entre el cielo y la tierra. Mirando (como Julie y Adriana)  lo que hemos hecho de este mundo.

La foto del sábado

Javier Heizmann

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La carne y la máquina 02

Esta mañana salí a trotar muy temprano. Hacía un frio del demonio! Cuando volvía para mi casa, se me pegó un perro callejero. Me sostenía el ritmo con cierto esfuerzo. Eso me indicó que estaba medio muerto de hambre, porque las patas no le daban para alcanzarme y pegarme un mordizco. Me hizo recordar la foto de Daido Moriyama “Stray Dog” (arriba). Luz y sombra y una cierta fiereza en el porte y en la expresión del animal. Una bolsa de carne con patas, estropeada y callejera, que mira con desconfianza.

Le cerré la puerta en las narices, por las dudas! No sea que el bicharraco tome el “segundo aliento” y yo me quedo sin pantorrilla. En un comentario anterior hacía referencia a esta comparación de la carne (la bestia en este caso) y la máquina. Y ahora encontré a mis dos caprichosas excusas juntas en la excelente revista virtual americansuburbx, que me recomendó Valeria Tamargo (gracias Val!). Ahi lo encontré a Moriyama acompañado de un texto increible de Leo Rubinfein y también un reportaje al matrimonio Becher (izquierda), que hace cuarenta años fotografían máquinas que parecen edificios y que evocan  las fotos de David Trautimas, que tanto Photoshop tuvo que aprender, pero no tiene que pelarse los dedos de frío trajinando el paisaje industrial del valle del Rhur, como estos dos maniáticos de Bern e Illa.

¿Y ustedes que ven? Porque yo veo máquinas gigantescas iluminadas magistralmente y por contraste, la carne bruta de este perro fulero al sol que por suerte no es el que me perseguía esta mañana. Y no veo nada más!