La foto de sábado

Tomás Linch

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Aldo Sessa y sus cámaras

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El tema está en todas partes

Dice Paul Graham en el texto que le publica AmericanSuburbX. Y ese es el problema! Fotografiar es tan fácil, y tan difícil al mismo tiempo que puede llegar a paralizar al tonto que empuña la cámara. Claro, Robert Frank no se estaba haciendo estas preguntas pavotas mientras disparaba sin fijarse mucho a dónde (o sí se fijaba?).

Y no hay nada peor que algo que es y no es al mismo tiempo. Lo tenés al alcance de la mano, y de la mano de cualquiera digo, porque con las digitales cualquier paparracho hace una foto decente. Graham recomienda no soltar la cámara en ningún momento. Yo, por ejemplo no puedo tener la cámara en la mano en algunas ocasiones. Es que hay cosas que se tienen que hacer con las dos manos! (y por favor, no escriban comentarios groseros aqui, que los voy a supermoderar al toque).

Pero digo en serio, ¿será ese el problema de tantos y tantos estudiantes y fotógrafos… y artistas visuales incluso! que están trabados, bloqueados, mal estacionados, mirando para todos lados y sin saber a dónde apuntar? O por el contrario, ¿será por esta facilidad asociada a la dificultad, que hay un montón de fotos buenas dando vueltas?.

La semana que viene se reciben portfolios para el premio Foster Catena. Yo me pregunto (Ooops!, perdón… un momentito. mejor le cierro la puerta a the negative man) ¿cuántos van a presentar a por los premios, la figuración, el prestigio, la rueda de la fortuna tentando a photographers y arrimados que buscan un lugar en la nueva constelación del circuito de galerías y medallitas con cinta roja?.

Tenía razón J.M. Coetzee: “¿Una novela?. No, ya no tengo esa persistencia. Para escribir una novela uno tiene que ser como Atlas sosteniendo el mundo entero sobre tus hombros, y aguantándolo por meses y años, mientras el argumento comienza a trabajar por sí mismo”

Quiero fotografiar, pero qué?

The negative man estaba sentado en un bar, en una mesa junto a la ventana. Lo vi al entrar y, obvio, preferí no saludarlo. ES un plomo, siempre le encuentra la vuelta negra a todo. Y yo venía de la presentación que hizo Thomas Struth en la Fundación Proa. La verdad, me sentía exultante. Tanta fotografía, tantas preguntas sin respuesta… Tanto por hacer! Tenía fresca la conversación con Estaban Pastorino y Rosana Schoijett después de la conferencia. Esteban decía que al fin de cuentas, la obra de un autor como Struth se compone de aquellas fotos que hace cuando está de vacaciones, o en tránsito entre una conferencia y otra en paises diferentes.

The negative man metió la cola (¿o the negative woman? ahora que me enteré que visita este sitio!) pensé yo. Se contaminó Esteban también? Imposible, Pastorino es inmune a la mala onda. Entonces era yo que escuchaba mal?. ¿O eran las fotos que había visto durante la conferencia?

Struth mostró durante la charla parte de su trabajo de los museos (arriba). El público en los museos, las obras, las salas vacías, los cuadros solitarios, los turistas mirando embobados las partes más impúdicas del David, etc.

Al ver este material, más allá de lo sugestivo que me resultó, no pude menos que recordar las excelentes fotos de Martín Parr en Small World (foto de la izquierda). Y pensé: “este pibe las hizo  antes y las hizo mejor”. Pero mi lado bueno también tenía lo suyo para decir: “No hay tantos temas para fotografiar ya. ¿Cuál es el problema en tener varias miradas sobre lo mismo?”

-Es que algunas fotos son parecidísimas! contraatacó mi otro yo. En ese preciso instante (terrible momento), Adriana Rosemberg (directora de Proa y excelente anfitriona) me susurraba al oido: ” la gente que aparece como público en las fotos de los museos, son contratados. Ya no se puede fotografiar a un extraño sin correr el riesgo de ligarse un juicio!”.

Sentí un leve estremecimiento y mis pocas neuronas me abandonaron y me desvanecí entre Adriana y Alicia de Arteaga!. Lo único que puedo recordar es que unos minutos después estaba en el restaurant de Proa con una copa de vino blanco en la mano y rechazando un canapé riquísimo de pinta, pero que mi estado mental me impedía probar.

“Los fotógrafos son como los escritores, empiezan con una buena historia y después empiezan a escribir de sí mismos, o de sus colegas, o de otros libros, o de mundos literarios y no contemporáneos, por la sencilla razón de que ya no tiene tiempo para vivir como las personas comunes y corrientes. Se citan a sí mismos o a otros artistas. Un círculo vicioso bahh!”, dije yo, cebado por la tercera copa de vino blanco. Cuando finalmente me di cuenta de mis pensamientos desatinados preferí salir a la vuelta de Rocha, despejarme con el aire fresco (¿?) que soplaba en el riachuelo y enfilar al primer bar que encontrara para tomarme un cafecito (o una cerveza) y seguir torturándome con estos pensamientos un poco más.

The negative man estaba mirando por la ventana del bar. Tenía una camarita cualquiera en la mano. Apuntaba y disparaba cada vez que alguien pasaba a un metro de distancia por la calle vacía. Y con tan poca luz disponible! Lo observé y me di cuenta que lo hacía muy sistemáticamente, pero medio distraido.

Me acerqué a su mesa y sin sentarme le pregunté sin saludar: “¿Qué estás haciendo mala persona?”. -Busco mi tema, replicó sin mirarme siquiera.

La foto del sábado

“Chica Hopper” por Mariano Brizzola

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Esteban Pastorino y sus cámaras

Ayer fui a la casa de Esteban Pastorino. Me recibió en el living con sus tres cámaras preferidas sobre la mesa, listas para mostrármelas. Aquie les cuelgo los videos que hicimos. La primera, increible! con ese aparatejo hizo sus más conocidas fotos aéreas:

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Y con la cámara de placas que les muestro aquí abajo hizo las fotos de la obra del arquitecto Salamone en la provincia de Buenos Aires:

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Y esta última para las panorámicas!

Para la próxima intentaré entrevistar a Juan Travnik.

Blanco y negro en colores!

Este fin de semana largo, mientras seguía los comentarios al último post (La Vida en Blanco y Negro), fui a ver dos pelis en color: “El Secreto de tus ojos” de Campanella, y “Cous Cous” de Abdel Kechiche. Bueno, además de ir al cine también hice otras cosas. Pero no saqué ni una sola foto que valga la pena (as usual) ni en blanco y negro ni en color. Fui al cierre de la Feria de Libros de Autor, Hablé con Esteban Pastorino para hacer la primera entrevista de la serie “Qué cámaras uso”, salí a trotar y me quemé las piernas haciendo estocadas (mi profe Mariel es muy estricta!).

Pero ya me fui al diablo otra vez. Quería decirles que me quedé pensando en el blanco y negro y en las   ganas de hacer “buen color” que tengo. Sigo pensando que el blanco y negro fue… ¿y ustedes? Pero rescato algunos autores en blanco y negro que jamás los podría imaginar en color:

. Walker Evans (aunque hizo unas polaroid muy interesantes, pero nada más)

. Sebastiao Salgado. Hizo color para medios editoriales pero eran unas fotos bastante pedorras.

. Josef Koudelka! (abajo, del libro Gitanos)

. Garry Winogrand. Un genio genio genio machado. Que también hizo un color soberbio utilizando Kodacrome. ¿Vieron alguna vez esas fotos?

En la película de Campanella el color es utilizado de forma consciente. Todos los cieneastas usan el color con intención. Y los fotógrafos en ese sentido tienen menos formación. Bueno, ahora en Flickr se pueden ver miles de fotos donde seleccionan una partecita, la dejan  en color y el resto lo mandan a blanco y negro, etc. O los filtros de photoshop. Pero como Alec Soth en “Dog Days”, o Martín Parr -arriba- (por mencionar los más vigentes) no veo a nadie en el horizonte.

Y el color, como en Cous Cous, es importantittititisimo! Imaginen la escena del almuerzo dominguero -arriba izquierda- ¿Cómo hubiera sido en blanco y negro? Seguro que perdía la mitad de la intensidad y el dramatismo, los detalles, la exhuberancia. Ooops! por mi hemisferio izquierdo (o el derecho) entra “Stranger than Paradise”, de Jarmusch, y no puedo imaginarla en color.

Estoy en problemas, extraño esa limitación de tener que elegir antes. Ahora casi todo se puede elegir después. Cualquiera sabe que si haces un buen RAW, tenés la posibilidad de iluminar lo que no iluminaste en la toma, porque no se te ocurrió o porque no sabías cómo hacerlo, cambiar la temperatura del color, pasarlo a blanco y negro, y una lista infinita de posibilidades más.

Pero yo creo que lo primero es la técnica. Cuánto mejor la dominás, más fácil te resulta expresar una idea de una manera sencilla, en blanco y negro o en color. Como decía Paco de Lucía: “Al principio me daba reparo la computadora, luego descubres que es como el magnetofón de siempre pero con mil posibilidades más, pero es un arma de doble filo. Siempre he tratado de que lo que hago en un disco lo pueda hacer en el escenario. Porque ahí se te ve el rabo. Hay mucha gente que en disco puede hacer lo que quiera, pero si luego subes a un escenario debes
ser capaz de demostrarlo.”

¿Conocen algún fotógrafo “no consagrado” que sea un genio usando el color?

La vida en blanco y negro

Yo pienso que la vida es en colores, y es digital. Ya lo dije varias veces. Es una tontería intentar armar un debate con este tema. ES  una cuestión de gustos y listo. Algunas fotos en blanco y negro son más, más, más ¿románticas? ¿más documentales? ¿más veraces? Aquí en la redacción algunos piensan que el blanco y negro hay que usarlo sólo cuando se trata de temas históricos (¿?). Lucio Boschi está por publicar su libro Ranchos de la Argentina (con bellísimo texto de Isabel de Estrada), y se empecinó en que tenía que ser monocromo.

Daniel Muchiut (gran amigo de Chivilcoy, y  excelente fotógrafo) también ve como los perros que fotografía. Y ojo! esto no va en contra de los pichichos… Sucede que ellos ven en blanco y negro nomás (¿Será cierto?).  Edward Weston decía: “previsualizo una foto, y lo hago en blanco y negro”. Yo tengo sueños que no tienen color, pero tampoco son en blanco y negro. Debo ser medio perro…¿Y ustedes?

Jorge Drexler cantaba: “Nuestra primera intención era hacerla en colores…” y temina en blanco y negro… Yo pienso que el blanco y negro es “más suave” y que por más que la foto sea un “san dramón” termina siendo más poético, más “bello”, más “entrecomillado”. Y el color no. El color te pega una patada siempre. Pero es muy difícil de manejar. A veces lo saturan tanto que ya no se ve, y otras lo desaturan demasiado y se transforma en un mal blanco y negro, como el que ven los perros!

Pero yo pregunto: ¿cómo es la vida misma, sino en colores? Robert Polidori acaba de mostrar en el Instituto Moreira Salles de Rio de Janeiro (Gracias Lu!) un panorama desolador de los efectos de la naturaleza y del hombre sobre los colores de la vida.

Y yo que no encuentro mi agenda todavía! Si, ya sé, le voy a preguntar a los fotógrafos cuáles son sus cámaras preferidas, y que las muestren. Asi nos enteramos con qué ojo ven al mundo, ya sea en colores o en blanco y negro. ¿a quiénes les gustaría que entreviste? Ya lo tengo a Aldo Sessa… ¿No me hacen una lista? Ustedes arman la agenda y yo la sigo.

La foto de sábado

Ana Wernicke

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Poner el cuerpo al blog

Y si, para hacer las cosas que a uno le gustan hay que “poner el cuerpo”. Y el trabajo del fotógrafo es casi como el de un rugbier a veces. No se puede evitar el contacto con el otro. Y te ligás la puteada, o sos dueño de la situación y manipulás a tu sujeto como se te da la gana. O te pegan un piña, o te corren diez cuadras. Es así. Hay que poner el cuerpo para lograr “algo interesante”. ¿Pero qué es lo que interesa?

Jacob Riis se hizo esta pregunta en 1890 y publicó “Como vive la otra mitad” (arriba). Y en 2007 se la hizo Nicola Frioli (abajo de todo) y publicó “El otro lado del sueño americano”.

A mi me interesan varias cosas para fotografiar. Una de ellas es el fenómeno de la inmigración actual como lo enfoca Nicola. Y aquí no se trata de ir al Hotel de Los Inmigrantes, o fotografiar bolivianas vendiendo corpiños (puff, estoy harto de los lugares comunes mal visitados!) . El otro temita que me atrae es el de “los cuerpos”. El cuerpo humano es una máquina casi perfecta que va dejando desperdicios por todos lados. Es un engranaje bello por donde se lo mire. ¿Cuánto maltrato puede soportar?

Lauren Greenfield (foto de las fisicoculturistas, arriba) lo indaga, no por el lado de la pobreza, si no todo lo contrario. Y Daniela Rossell (izquierda) investiga a los millonarios y sus raras estrategias para ir dañándolos paulatinamente. El cuerpo de los inmigrantes puede ser un tema. Pero además de conseguir un inmigrante que se deje fotografiar, le vamos a pedir que nos muestre su cuerpo?. Es que de eso se trata la fotografía: hay que poner el cuerpo. Nosotros, y los otros también.

Si a esta altura siguen leyendo este comentario, se darán cuenta que este blog no cumple con la primera regla del buen bloguero: un tema a la vez. Amigos mios, esto no es un blog!