Hace unos días el galerista Federico Platener me envió información acerca de la muestra que está curando. Se llama Diálogos. Allí retoma el ejercicio más básico y eficaz de la fotografía documental: los dípticos. Lo hace con autores variados y los resultados son muy buenos! (en algunos casos).
Si les muestro una foto, entenderan una parte de la historia. Si les muestro dos juntas, el mensaje será más complejo e interesante. O no, tal vez entiendan menos que antes. Si les sumo un título, o tan solo una palabra, las cosas mejoran (en cuento al entendimiento) pero empeoran. Según se mire.
Les subo dos fotos . Ustedes las ordenan, les ponen un título y me dicen que resulta.
¿Empezamos? Ahora, ya!
Fotos: Nacho Iasparra y Edward Burtynsky
Lo escibí ayer en mi muro, y se produjo una reacción en casacada. Pregunté: ¿Les gustaría la idea de una revista de fotografía con fotos sin retoque y sin epígrafes?
“Hacen falta dos para decir la verdad; uno que hable y otro que escuche” H. D. Thoreau
Entrañable y chinchudo, marginal y descuidado, sensible como un cangrejo. Así es Robert Frank (para leer nota completa, click aquí!). O por lo menos es la imagen que me llevé de él cuando lo conocí y compartí tres largas tardes charlando en su estudio.
Este domingo se cumple el plazo para subir fotos para rendir homenaje al gran Robert en el Nano Festival de Fotografía. Hacé click aquí! y participá. Será la gran muestra del Nano 2013.
NOTA: la foto que encabeza este post fue tomada por el hijo de mi gran amiga Leila Makarius este año en Nueva York. Gracias Leila!
A finales de julio de este año y durante tres días, tuve la oportunidad de entrevistar a Robert Frank en su estudio de la calle Bleecker en Nueva York. Ahora que han pasado algunas semanas desde aquel encuentro, puedo medir con alguna exactitud cuál fue el impulso que me llevó a intentar esa entrevista a pesar de las evasivas del fotógrafo para concretar ese encuentro.
Me han sucedido una serie de cosas terribles durante mi vida… Ahora soy un hombre viejo. Tuve una buena vida. Me siento feliz de hacer algún trabajo todavía.
Me gustó mucho Lima. Yo viajaba con la gente del pueblo en los camiones por caminos de ripio. Muchas mujeres usaban esos sombreros. Me llamaban mucho la atención.
Ya no soy un outsider. No quiero tener nada que ver con el establishment. No tengo muchos amigos. Todos los amigos de la beat generation se han ido ya. Y cuando uno se vuelve viejo se da cuenta de que más que ser marginal en realidad uno está solo.
Miércoles 25 de julio de 2007. Son las tres de la tarde y llego caminando por Bleecker Street desde el oeste. Estoy frente a la puerta verde cuya única inscripción es el número 7.
A fines de julio de 2007 viajé a Nueva York para entrevistar a Robert Frank para adn*CULTURA. Durante la emocionante aventura de lograr contactarlo, fui escribiendo un diario. El Nano Festival de Fotografía quiere rendir homenaje a Frank, y a su emblemático libro Los Americanos, con última convocatoria para participar del festival que tendrá lugar el 13 de noviembre. A partir de hoy empezaré una serie de 10 entregas, con ese diario que escribí hace 6 años, y hoy quiero empezar a compartir con ustedes. Aquí va!