Uno puede pensar que el arte es autónomo de cualquier contingencia histórica, y que sus valores se rigen por otras pautas. Y que éstas cambian todo el tiempo!.
Uno puede pensar que el arte es autónomo de cualquier contingencia histórica, y que sus valores se rigen por otras pautas. Y que éstas cambian todo el tiempo!.
Todos tenemos alguna metódica manía que usamos para “lavarnos” un poco la pasión que nos consume los ojos y la vida entera.
La acumulación de objetos, o su mejor versión: el coleccionismo, es un pasatiempo que puede llegar a devorarnos. Son famosos los casos en la historia del arte. Picasso, por ejemplo, coleccionaba sombreros. Rembrandt coleccionaba todo tipo de objetos, pero en su caso éstos terminaban representados en sus pinturas. Sameer Makarius coleccionaba Leicas!. Estos tres ejemplos que les doy son bien distintos en sus motivaciones y objetivos.
Hace unos años, un compañero de trabajo (gran fotógrafo de deportes) me confesó que coleccionaba placas de patentes de autos. Tenía una pared llena, de lado a lado, de placas de auto!
Estoy seguro de que en esta época tan nutritiva de la fotografía más de uno de nuestros lectores y comentaristas tienen una colección privada que los inspira, o los distrae. ¿Qué colecciona Rosana Shoijett ? ¿Y Marcos López? Imaginen!
Entonces sabemos que acumular no es coleccionar. Y coleccionar es clasificar, ordenar, jerarquizar. Nos ayuda a vivir, o a no aburrirnos, o a ganar plata. Amig@s, tenemos entonces tres tipos de coleccionistas:
a) De cosas ajenas a la profesión
b) Cosas que tienen mucho que ver con la profesión
c) Cosas que coleccionamos para fotografiarlas.
Si tienen alguna colección que puedan hacer pública 🙂, me la cuentan acá abajo, y me suben una foto.
¿Quién empieza?
Fotos: Irving Penn, Daniel Merle
En el post anterior se dio una muy buena charla acerca de lo que se ve, cómo lo vemos, y cómo lo que vemos nos mira.
Es sabido que en la mayoría de los museos… corrijo: en TODOS los museos está prohibido tocar las obras. Si todo el mundo anduviera acariciando a la bailarina de Rodin como si fueran los pies de San Cayetano, ¿qué sucedería?
Las estoy buscando, sobre todo entre autores jóvenes, pero me cuesta encontrar. Por eso les quería pedir ayuda a ustedes.
Estar desnud@, hoy en día, no lo es tanto. Un@ lo está en la intimidad y usualmente podemos llegar a tener un expectad@r para nuestra desnudez. ¿Tal vez dos?
En 1888, Francis Galton, cuya foto encabeza este post, inventó el primer registro de huellas digitales para identificar personas.
Recién estaba tratando de concentrar mi salpicada capacidad de lectura en un artículo de la revista The Photographer. ¿La tienen?. En el artículo (click aquí) están anunciando el fin de las cámaras réflex en el mundo digital.
Para encontrar el sentido, hay que cambiar de dirección. Termina el fin de semana largo y les cuento apenas algunas de las cosas que han pasado por mi mente en la última media hora:
Hace unos días me llegó un posteo en la excelente revista COLOSSAL, acerca de una iniciativa del cineasta Julien de Casabianca. La idea de Julien (foto de arriba) es sacar del anonimato a aquellos personajes secundarios que aparecen en tantas obras maestras de la pintura y llevarlos directamente a las paredes de la ciudad. Es decir, sacar una parte de esas obras totalmente de su contexto y llevarlo a otro, por completo ajeno. ¿Qué les parece?