En 2006, con creatividad de Ogilvy Argentina, Coca-Cola produjo “Insultos”, un comercial con locución de Tom Lupo. Con el clásico “pip” como sonido estrella y un focus group como escenario, el aviso retrataba con humor los cambios en el lenguaje adolescente y la supervivencia de la marca frente a esos cambios de hábitos. Sin saberlo, una vez más, la gaseosa líder reflejaría una tendencia con varios años de anticipación.
Como una señal evidente de esa flexibilización en el uso del lenguaje, de aquella ironía aislada pasamos a una elección creativa que ya no es una excepción: por estos días, conviven en la tanda argentina cuatro comerciales que incluyen insultos. No son a viva voz pero constituyen un dato de color que merecía un pequeño posteo.
El primer comercial es “Ballena”, de Young & Rubicam Buenos Aires para Topline Seven, la marca de chicles de Arcor: Seguir leyendo