Richard Branson, dueño de Virgin, con Usain Bolt, protagonista de la campaña.
Tenía que ser la Advertising Standards Authority (ASA). Sólo la firmeza (a veces exagerada) de la entidad que se ocupa de regular los contenidos publicitarios en el Reino Unido podía intervenir para traer un poco de justicia en función de un flagelo que ataca sin cesar a los consumidores de todo el mundo: la letra chica.
Impulsada por algunas quejas, la ASA puso el ojo en un aviso que Virgin Media publicó en algunos diarios británicos para promocionar su veloz servicio de banda ancha (30 MB), campaña protagonizada a partir de este año por el atleta olímpico jamaiquino Usain Bolt, quien en la ficción de las diferentes piezas, pensadas por DDB Londres, utiliza una barba falsa y usurpa la identidad de Branson, empresario multimillonario de altísimo perfil que, por supuesto, también aparece en los avisos. Aquí la gráfica, cuyo texto legal en mínimo tamaño generó la posterior prohibición de ASA: