Hace poco más de un año y medio, escribí algunas líneas sobre la recurrente alianza entre marcas de fragancias y celebridades del mundo del espectáculo; principalmente actrices. Transferencia mutua de glamour y estilo en el marco de un tratamiento cinematográfico que generalmente deriva en la realización de un cortometraje, cuyos fragmentos terminan en las tandas de todos los rincones del planeta.
El mismo esquema se repite en “Coco Mademoiselle”, la última campaña de Chanel protagonizada por Keira Knightley, estrella que trabaja para la marca desde 2006, y el argentino Alberto Ammann, cordobés de exitosa trayectoria en España. Durante 5 días parisinos, la británica estuvo a las órdenes de Joe Wright, quien la dirigió en “Orgullo y prejuicio” (2005), con la supervisión de Jacques Helleu, director artístico y responsable de la imagen de Chanel durante más de 40 años.
La combinación de variables habituales para una publicidad de un producto vinculado a la industria de la moda se convierte en una noticia que excede esas fronteras cuando –¿cuándo no?– la Advertising Standards Authority (ASA) decide intervenir. Es que al perro guardián que custodia los contenidos de la publicidad en el Reino Unido no se le escapa nada. Los muchachos de la ASA vieron las escenas entre Keira y el muchacho argentino y parece que resultaron inapropiadas para cierto público. Vean ustedes: Seguir leyendo