http://www.youtube.com/watch?v=Oe5zGydx-_4
Me acuerdo que transitaba mi tímida adolescencia lleno de ideales y estaba en La Habana con mi remera del Che, desencantándome del socialismo real, cuando lo conocí. Presentaba El amor en los tiempos del Cólera
y fui a ver una charla que dio. Me acerqué y como a las cientos de personas que estaban allí, también a mi me firmó el ejemplar del libro. Marcó una fuerte influencia en mi aprendizaje literario, que luego seguramente se deformó con el periodismo. Pero en realidad, el nunca dejó de ser periodista: ni en la más fantasiosa de sus novelas, abandonó la crónica, envidiable, pura e imaginaria a la vez. Como buen amante del arte, incorporaba en sus escritos todos los géneros, incluyendo los musicales. Y así hacía referencia al jazz en su Memoria de mis putas tristes:
«Un negro feliz de Camagüey a quien llamaba Jonás el Galeote, había sido un trompetista de los grandes en La Habana hasta que perdió la sonrisa completa en una catástrofe de trenes»
Hoy se fue pero, lugar común si los hay, quedarán sus libros para recordarlo. Y su sonrisa.