El resultado de hoy no era el que preveía la mayoría de los especialistas en deuda. Pero llegó, como producto de la falta de una arquitectura financiera internacional que solucione los problemas de los países deudores y de la demora del Gobierno en solucionar este frente abierto desde 2001.
Posiblemente haya primado en la Corte Suprema de EE.UU. lo que algunos especialistas pensaban que no iba a predominar: el hastío por muchos fallos judiciales que la Argentina incumplió en relación con los bonistas que siguen en default.
Esto deja en una situación incómoda a varios gobiernos, incluido al de Estados Unidos, que advirtieron que una decisión judicial de estas características puede inducir al fracaso de otras reestructuraciones soberanas en la que los fondos buitres están esperando para cobrar todo.
Y deja expuesto el fracaso de la comunidad internacional, incluido de foros como el G20, en adoptar un mecanismo que pudiera acotar el poder de una minoría de acreedores por sobre una mayoría.
Pero,  a la vez, luego del canje del 2010, en el que consiguió un buen margen de aceptación, del 93%, el Gobierno se dejó estar. Nunca pensaron, dicho en voz baja por los sucesivos ministros de Economía, que la justicia norteamericana llegaría tan lejos. Y por lo tanto, no dejaron abierto dicho canje y volvieron a aplicar la polémica ley cerrojo, uno de los pilares sobre los que se basaron los jueces norteamericanos para fallar en contra del Gobierno. Más aún, la Presidenta anunció el año pasado un tercer canje que nunca se llegó a abrir y un potencial cambio de jurisdicción, riesgoso y complejo, para pagarle al resto de los bonistas.
La falta de previsión, de afuera y de adentro, podría llegar a tener un costo alto. Tal vez, contra las cuerdas, pueda surgir una solución lo menos dañina posible.

Hoy en el Quién es quién dialogamos con Sergio Gruz nacido en 1968 en la ciudad de Buenos Aires.

Se conectó con el jazz a través de sus padres y estudió en forma particular con varios profesores. Su estilo está basado en la tradición más la libertad armónica de la música contemporánea y sin límites de género, con influencias pop o folklóricas. Sus discos son Laberinto, 1995 (Bopcity); Point de vue, 1999 (Bopcity); Ensemble, 2005, (Mdr records); Carrousel, 2008, Gats (Japan) & Aphrodite (France, 2009)

Comienza el Mundial, pero por la noche no hay que desperdiciar los muy buenos shows que habrá este fin de semana en Buenos Aires. Esta noche estará desde las 20.30 en Onyx (Pueyrredón 2476) Mario Gómez, saxofonista santacruceño, acompañado por el trío de Leo Alvarez, junto con Juan Bayon y Hernán Mandelman. El  repertorio girará en torno de temas propios y algunos del período Bebop y Hardbop, Sonny Rollins y Benny Golson, entre otros autores. En DAIN, Thames y Nicaragua, se presentará una muy interesante combinación de rock y jazz denominada “Beat 3”, en homenaje a los Beatles, con Mariana Melero, Filo Savloff y Kubero Díaz.

El viernes a las 23.30 estará en Bebop (Moreno 364) Savia (r&b, soul, funk), formado por Pablo Guarnieri en batería, Diego Guarnieri en guitarra, Ezequiel Rivas en bajo, Marco Gnoatto en piano e Ivonne Guzmán, Virginia Marques y Laura Gonzalez en voces. “Es un grupo de amigos que se forma en el año 2011, con la premisa de tocar las canciones que más les divierten, priorizando las armonías vocales y la fuerza y energía en los arreglos musicales”, cuentan en facebook. En Thelonius, desde las 21.30, habrá un interesante quinteto con Manuel Ochoa, Sergio Wagner, Miguel Tarzía, Ezequiel Dutil y Ale López.

El sábado en Onyx estará desde las 22 Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Rodrigo Dominguez en saxo, Miguel Tarzia en guitarra, Sebastián de Urquiza en contrabajo y Eloy Michelini en batería. En tanto, desde las 21 en Bebop estará Nicolás Guerschberg trío con Gustavo Musso. Para el domingo, Boris (Gorriti 5568), ofrece un doble programa: primero ver el partido de la Argentina contra Bosnia en pantalla gigante y luego a disfrutar, sobre todo si ganamos, de la Boris Big Band.