No había vuelto a ver a Karina Jelinek desde aquel episodio en el año 2005, cuando fue de invitada a Indomables y todos nos reimos de su segundo nombre: Olga. Ayer participó del panel de El referí del matrimonio, el programa que conduce Gabriel Corrado en Telefé, donde también trabajo yo. Llegó tarde, pero ni se dio por aludida. Los chicos de producción hicieron este video de backstage.

Antes de eso, la tuve muy cerca durante un rato. Y, a pesar del enojo que manifestó durante todos estos años con todos los que estábamos ese día en Indomables (y del juicio que finalmente perdió contra Roberto Pettinato), estuvo muy simpática conmigo. Entonces en un corte publicitario no perdí tiempo y le pregunté directamente por lo que más me interesaba: su diminuto romance con el heredero Tomás Costantini. Con su aparente inocencia, Karina arremetió contra su ya fallecido amor de verano: que él era muy mandón y le decía todo el tiempo lo que tenía que hacer, que le parecía que -además de ella- tenía otra chica (la modelo Lola Bezerra, se dijo), que trabajaba de hijo (su padre es el millonario Eduardo Costantini) y que no se había enamorado de él en ese corto tiempo que estuvieron juntos.

Después, durante el programa, le mandó un mensaje a Tomasito, aunque sin decir su nombre. Fue cuando Gabriel Corrado le preguntó si alguna vez le había sido infiel a un hombre. “Cuando estuve enamorada, no. Pero si no estaba enamorada… puede ser. Me pasó hace poco.”

Supuse que este temita de las infidelidades habría sido el motivo del distanciamiento entre ellos, pero Karina me sorprendió con otro dato: “¿Sabés lo que más le molestó? Una entrevista que hice con Chiche Gelblung, en su programa de Magazine. Yo no supe cómo defenderlo de los ataques de Chiche y él se enojó mucho. Después de eso, se terminó todo.”

¿Fue todo culpa de Chiche?

Ay, lo dejo a tu criterio. Mirá aquí el informe gelblunezco sobre el affaire Jelinek-Costantini y sacá tus propias conclusiones.