El cambio climático uno de los temas preferidos de ustedes, o por lo menos, esa es mi evaluación dada la cantidad de comentarios. Mientras se espera una nueva cumbre en Cancún, y donde podrían darse algunos giros hacia el lado de conservación de la biodiversidad, tal como lo anticipan ustedes en sus comentarios, se difundió la semana pasada que Uruguay será un observatorio piloto de estudio.
¿Por qué Uruguay? Según Walter Baethgen, director para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional de Investigación sobre Clima y Sociedad, IRI, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, en Uruguay en los últimos 100 años las lluvias de primavera y verano han aumentado, pero también la frecuencia de grandes tormentas. No es que llueva más días de manera normal, sino que es más común que existan grandes tormentas con grandes lluvias.
“Al mismo tiempo ha ido aumentando el número de días consecutivos sin lluvias, que es lo que más afecta la producción de pasturas”, dijo el estudioso a BBC Mundo. Cuando pasan muchos días sin llover, aunque caigan 70 mm el agua no se aprovecha, porque si llueve más de lo que es capaz de absorber el suelo, esa agua escurre y puede acabar desbordando ríos.
El plan en Uruguay en el sector agropecuario tiene dos vertientes: desde el punto de vista de la mitigación de gases de efecto invernadero, la idea es aprovechar los residuos de la producción de leche y generar energía para ahorrar combustibles fósiles.
En el tema de adaptación, el país está invirtiendo para que los agricultores medianos y pequeños se queden en la zonas rurales, ayudándolos a que sean menos vulnerables al clima.
Sin embargo, existe alguna dificultad: el financiamiento. Si bien algunos de estos programas cuentan con fondos GEF (Fondo Mundial Ambiental) el alicaído mercado de bonos verdes genera incertidumbre.
¿Será tal vez esta nueva cumbre un punto de inflexión para replantear la existencia del cambio climático y sus efectos en el mundo y en los mercados?