Más de 190 países reunidos en la conferencia del clima de Cancún (México) adoptaron en la madrugada de hoy, con la objeción de Bolivia, un paquete de medidas para combatir el calentamiento global y devolver credibilidad a la negociación climática tras el fracaso de Copenhague. En rigor, se trata de el afianzamiento de los objetivos de la COP 15 en los que los delegados se comprometieron a seguir trabajando.
En medio de ovaciones y emocionados aplausos, y tras dos semanas de arduas negociaciones, la presidenta de la conferencia, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, proclamó hacia las 3 de la madrugada la aprobación de los documentos.
Bolivia fue el único país que se opuso al acuerdo: “Nosotros somos representantes de un país pequeño pero un país que tiene principios, que no vende su soberanía, que habla por los pueblos del mundo, y por eso no estamos de acuerdo con esta decisión; no hay consenso para su adopción“, afirmó el representante boliviano Pablo Solón en un intento de bloquear la decisión.
Los documentos sobre los grupos de trabajo del Protocolo de Kioto y las Acciones de Cooperación a Largo Plazo contra el cambio climático reconocen la recomendación científica de que para estabilizar el aumento de la temperatura en 2 grados Celsius se requiere recortar entre el 25 y el 40 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020, con respecto a los niveles de 1990.
Pero, el documento no dice cómo los recortarán, no fija metas y las únicas existentes son las propuestas voluntariamente en la “Declaración de Copenhague”, que, en muchos aspectos, como se denunció en ese momento, plantea un retroceso del protocolo de Kioto. Copenhague no fija obligaciones, cada uno ofrece lo que le parece con los parámetros que quiere.