Hablemos de cambio climático. A pesar de que varios foristas siguen tildándome de apocalíptica, insistiré con la cuestión que formará parte del debate de la cumbre Rio+20 (que cubriré). Resulta que en estos días que pasaron otro país avanzó en las medidas para paliar el aumento global de las temperaturas que postula el IPCC.

Se trata de México que se impuso una dura reducción en los gases de efecto invernadero en el mediano plazo. La ley, que fue sancionada con una abrumador apoyo (78-0), consagra una serie de medidas, que incluyen la reducción del 30% del aumento de las emisiones, con un objetivo de 50% para 2050; conseguir que el 35% de la energía provenga de fuentes renovables para 2024; obligar a las agencias gubernamentales a utilizar energías renovables y establecer un mecanismo nacional para informar sobre las emisiones en los distintos sectores.

Los objetivos se ven bastante exigentes a primera vista, especialmente para un país en donde la población está creciendo, la economía está en expansión y el petróleo representa una importante contribución a los fondos nacionales. Sin embargo, muchos de los que apoyaron las medidas hablan de refrendar lo que se promovió en la cumbre de Cancún, en ese país.

Mientras tanto, en otras latitudes James Lovelock un defensor a ultranza de la teoría del cambio climático y un activista de los más destacados, sostuvo que se apresuró a apoyar la tesis. Según sus propias palabras, “el clima sólo está jugando sus trucos y lo que se veía con claridad hace 20 años, hoy ya no se ve”.

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