Datos, datos y más datos; esa es la materia prima de las visualizaciones. Sin datos, no podemos hacer nada. Pero bueno, el tema es que cuando se produce el “milagro” y aparecen los datos, nunca están presentados de una manera “digerible” para el usuario común. «¿A quién le puede servir un montón de planillas de Excel con múltiples columnas y miles de filas de números?», me pregunté varias veces. No cualquiera los entiende y, mucho menos, interpreta lo que esos datos quieren decir.
Cifras, fechas, lugares, personas, todos son datos; pero no todos son información relevante para aquello que queremos contar. «¿Y qué quiero contar?», se preguntarán. Bueno, en este punto es donde comienza para mí el proceso de visualización de datos. Un proceso que presenta múltiples aristas.
- Periodística
Hay que saber qué historia quiero contar y para ello es sumamente necesario comprometerse con la información. Entenderla de la “A” hasta la “Z”. Si no entiendo qué quiero contar, menos va a entender el lector que ve nuestras visualizaciones. - Visual
Tenemos que diseñar la manera en que se va a ver nuestra visualización. Niveles de lectura, colores, formas, tipografías, etc. - Infográfica
«¿Qué tomamos de este mundo?» La síntesis y su manera de graficar. Barras, tortas, fiebres, etc. - Interactiva
Este punto se focaliza en la manera que el usuario va a navegarlas. Todas las opciones que le demos al lector deben haber sido pensadas previamente por nosotros y deben verse en forma clara. Para confundirlos, ya existen las eternas planillas de Excel con miles de datos. O no?