Hoy, en el día de la protesta mundial contra la vigilancia masiva de usuarios en internet (The Day We Fight Back) me pareció muy propicio escribir sobre un proyecto del Washington Post de mediados del año pasado que recibió el nombre de “The Black Budget“. Una iniciativa centraba en los gastos secretos en programas de inteligencia de las principales agencias de EE.UU.
Comenzaré diciendo una obviedad: quien se enfrente al presupuesto nacional de cualquier país, puede entrar en pánico la primera vez. Números, lenguaje técnico y muchas hojas suelen convertirse en un obstáculo desalentador para los que quieran contar alguna historia detrás de esos datos.
Ahora imagínense tratar de entender el uso de los fondos reservados asignados a las agencias de Inteligencia en EE.UU y a sus programas. Esto es lo que le pasó al Washington Post.
Hacia fines de agosto de 2013 el diario confirmó que, de manos de Edward Snowden, recibió un documento de 178 páginas donde se explica cómo se dividió un presupuesto clasificado de 52.6 billones de dólares destinado a este tipo de programas.
De la totalidad del material, si bien es cierto que sólo se publicó una parte debido a la alta sensibilidad del tema, lo expuesto sirvió para dimensionar la enorme cantidad de dinero invertido en almacenamiento y análisis de datos, por nombrar sólo dos categorías de gasto.
Barton Gellman, Greg Miller y Julie Tate fueron los 3 periodistas que trabajaron en la historia.
El sitio
El Washington Post creo una web exclusiva para que los usuarios pudieran consultar la financiación de todos los programas de una manera muy sencilla.
Al navegar la aplicación se puede ver en un abrir y cerrar de ojos cómo la CIA es la agencia con mayor presupuesto destinado a estas actividades: 14,7 billones; Un 56% más que en 2004. Aunque la NSA la sigue de cerca con casi 11 billones, de los cuales 2,5 billones corresponden a gastos de almacenamiento de datos.
La herramienta también brinda la posibilidad de consultar el presupuesto por categorías y por sus principales objetivos. Allí, de manera rápida uno puede saber que se destinan 20 billones para “advertir a los líderes del país sobre eventos críticos”.
El equipo realizó un brillante trabajo sobre la información del documento. Una de estas tareas consistió en subir el material a Document Cloud, herramienta que permite descargar las 17 hojas que se hicieron públicas, embeberlas en cualquier web y además, extraer el texto del PDF, habilitando así otra forma de aprovechamiento del material (todos los usuarios pueden copiar y llevar la información a sus computadoras).
Un punto interesante es que los periodistas siempre pensaron en facilitarle la tarea a los lectores: usaron Document Cloud para hacer anotaciones en todo el documento y destacar los párrafos más relevantes.
¿Qué es lo más importante de este proyecto?
Probablemente que, en vez de terminar siendo un puñado de buenas notas, se convirtió en algo más: un excelente trabajo periodístico con datos muy complejos que se mostraron de un modo entendible para todos.
Más allá de la discusión sobre el uso de este tipo de leaks (filtraciones) con fines periodísticos, Barton Gellman, Greg Miller y Julie Tate hicieron algo asombroso: convertir unas pesadas hojas en una interesante historia para sus lectores.
Más información
Inside the 2013 U.S. intelligence “black budget”