El crimen de Daiana García volvió a poner en escena una violencia que no cesa: la violencia contra las mujeres. Otra joven arrojada a la basura, como Ángeles Rawson, como Araceli Ramos, como Melina Romero, como tantas…
Por eso, escritores, artistas y periodistas convocan a una maratón de lectura, de proyecciones y de performance contra el femicidio para el próximo 26 de marzo.
En Buenos Aires se llevará a cabo a las 16 hs en el Museo de la Lengua (Av Las Heras y Austria). Quienes quieran leer, participar, activar, pueden organizar por la red o escribir a museodellibro@bn.gov.ar.
El evento tendrá también lugar en la ciudad de Córdoba, en la puerta del Mumu (Museo de las Mujeres, en Rivera Indarte 55.
Más información en la página de Facebook Ni una menos
Aquí les comparto algunos fragmentos de un artículo que Gabriela Cabezón Cámara escribió para Revista Anfibia. Para leerlo completo, pueden visitar el sitio de Anfibia haciendo click aquí.
Basura
Por Gabriela Cabezón Cámara
Tiradas a la basura, desgarradas, en pelotas: en la montaña asquerosa, un cuerpo como una cosa, como una cosa ya rota y que no sirve para nada, los restos del predador, la carne que le sobró de su festín asesino. Horas antes o después a la chica la buscaron la familia, los amigos, al final la policía y casi siempre la encuentra el que hace de la basura su trabajo cotidiano: un cartonero, el chofer de un camión recolector, alguien que anda por ahí. Después viene la ambulancia, le cambia la bolsa a blanca, se la llevan a la morgue y un auto lleva a los padres a ver si la chica es suya. Afuera espera la prensa: las cámaras y micrófonos buscando mostrarle al mundo el dolor más lacerante, la frase más torturada, la cara más arrugada por la angustia que la arrasa.
Tiradas a la basura en la bolsa de consorcio: igual que se tira un forro, la cáscara del zapallo, los papeles que no sirven y los huesos del asado entre tantas otras cosas. Tiradas como si nada, como objetos de consumo que ya fueron consumidos. Agarrarlas, asustarlas, verlas rogar, desnudarlas, humillarlas, violarlas, después matarlas, meterlas en una bolsa, tirarlas a la montaña de restos de la ciudad. Ya terminó el predador. Seguirán la policía, los abogados, los jueces y las cámaras de TV: sigue la carnicería en una especie de show que explica los femicidios.
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La construyen poco a poco como si fuera culpable: digamé, comunicador y digan sus audiovidentes, si una mujer joven tiene más de un novio o, peor, ninguno, y vuelve en pedo a las seis y salió en vestido corto, ¿Se está buscando la muerte? ¿Piensa que se la merece?
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¿Piensa que una chica es propiedad de algún muchacho y que si no tiene dueño pueden matarla tranquilos?
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Somos más de la mitad del mundo que hacemos juntos. No insumos a descartar.
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