Lamentable. El triste papel que juega un medio con el sólo objetivo de vender a través del morbo es lamentable. Pero lo peor es pensar que esas imágenes del cuerpo sin vida de Jazmín de Grazia hayan sido tomadas por la policía, tal como se sospecha.
Acá la discusión va más allá de la ética, que sin dudas no existió en este caso. El tema de base es que cuando ocurre una muerte dudosa de criminalidad, la intervención de la policía y de los investigadores cumple un rol primordial desde el momento cero.
Cuando hay muerte de causa dudosa, debe ser analizada teniendo en cuenta la posibilidad de que se trate de un crimen. Inmediatamente, el lugar donde fue hallado el cuerpo se transforma en “lugar del hecho” y la policía científica, o los peritos judiciales según el caso, deben tratarlo como tal. Para esto, quienes ingresen al lugar deben establecer un perímetro, marcar indicios, no alterar absolutamente nada y recorrer la habitación con los trajes apropiados para no contaminar la escena.
A partir de los indicios, y en caso de que aún haya dudas del causal de muerte, de una posterior autopsia, se determinará si el lugar del hecho se transforma o no en escena del crimen.
Si las fotos fueron tomadas y vendidas a Crónica por un policía, lo que este efectivo ignoró no fueron solamente las consecuencias éticas y morales de difundir imágenes que sólo contribuyen al morbo y no respetan el dolor de familiares y parientes de la persona fallecida.
Porque, tal como escribió Pablo Sirvén, “Crónica se ufana de su “exclusiva” y justifica “que impacta, que duele. Pero que también debe servir para concientizar”, pero “¿concientizar qué?”.
Pero lo que la persona que tomó las fotos también ignoró son los reglamentos básicos y fundamentales del tratamiento de un lugar del hecho. Dentro del ejemplar de Crónica, que lamentablemente tuve que mirar para poder hacer este post, la foto de la modelo fallecida aparece sin la toalla que la cubre en la imagen de tapa. Quiere decir que el muy ignorante que tomó las fotos manipuló el lugar del hecho y alteró la escena. De haberse tratado de un crimen, cosa que no puede comprobarse hasta luego de analizada la escena y realizada la autopsia, el simple hecho de sacar y poner una toalla puede hacer que se pierda o se contaminen indicios valiosísimos: pelos que podrían haber estado sobre el cuerpo, fluidos, huellas.

LA NACION
Todo lo que se recoge en el lugar del hecho es luego analizado por los peritos correspondientes. Que estos elementos hayan salido en un diario antes de que los indicios sean analizados puede perjudicar la posterior investigación.
Si las fotografías fueron tomadas por el perito fotográfico correspondiente, deberían haberse tomado en frente del resto de los peritos que participan del análisis de la escena, ya que el fotógrafo no está autorizado a tocar absolutamente nada y toma las imágenes que solicitan los otros peritos. Entonces se generan dudas de toda una cadena de personas que pudieron haber actuado.
Estas cosas las sabe, o las debería saber, hasta el policía menos experimentado. Y por supuesto lo sabe también cualquier periodista acostumbrado a tratar temas policiales. Las sanciones, creo, deberían ir en ambas direcciones. Por una cuestión de ética, por supuesto. Pero también por una cuestión de falta de profesionalismo: en el caso de quien tomó las fotos, por manipular la escena; en el caso de quien las publicó, por entorpecer la investigación.







