Masacres: Argentina refugia a prófugos de la ¿justicia? paraguaya

Una investigación conjunta con Agencia Pública. Colaboró Natalia Viana.

Más de 1400 kilómetros y un año los separan, pero cuando describen aquel sitio y aquel día, parece que estuvieran allí otra vez: les tiemblan las manos, los ojos se les ponen vidriosos y se les quiebra la voz. Comienzan a hablar en un volumen apenas audible, murmuran dos o tres palabras y callan.

Con pocas palabras cuentan ese 15 de junio de 2012 en Curuguaty.

Foto: www.facebook.com/curuguatypy/

Sentado junto a Ramírez en un bar de San Telmo, Dani, carraspea, gira la cabeza hacia la puerta de entrada. Estuvo a punto de cancelar el encuentro, confiesa. No quería hablar. Desde hace un año está tratando de sacar de su cabeza esas imágenes, eso por lo que tuvo que huir de su país, de su familia.

El recuerdo de la familia le provoca una sonrisa breve y nerviosa. La camarera, la gaseosa, lo devuelven a la realidad, a la ciudad de Buenos Aires, esa ciudad ajena en la que sólo conoce a Ramírez y a Fredy, prófugos como él.

Hay unos minutos de silencio en los que Dani parece tomar fuerza. Se mira las zapatillas azules –él y Héctor están vestidos para un partido de fútbol. Cuenta que todos los fines de semana se juntan a jugar a la pelota en la canchita de la villa donde viven. Vuelve a subir la vista, clava la mirada en la mesa, suspira.

Y, con los puños apretados con fuerza, cuenta.

Ese día eran unos 80 campesinos, y había mujeres y niños. Pedían las tierras de Marina Cué, un paraje de 2000 hectáreas a más de 250 kilómetros de Asunción. Querían hablar con la Policía, que les mostraran los documentos de propiedad con los que pretendían echarlos, esos papeles que hasta el día de hoy no aparecieron.

“Queríamos ver los papeles de propiedad, sólo eso. Pero de pronto comenzaron los disparos y….”. Dani se interrumpe y sus mejillas blancas se encienden.

Y vuelve el silencio.

***

Las ocupaciones eran frecuentes en esa zona. Ya había habido desalojos, pero ninguno así. Desde hacía varios meses, escuchaban en la radio que los terrenos estaban “disponibles”. Se hablaba del potencial para crear un nuevo barrio. Con esos pocos datos, unas setenta personas tomaron Marina Cué.

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Lectura recomendada: “Los crímenes de Moisés Ville”, de Javier Sinay

Hola a todos! Qué tal el fin de semana? Arrancamos la semana con una recomendación de lectura, un libro del periodista y escritor Javier Sinay, que ya nos ha fascinado con Sangre Joven (Tusquets) y a quien podemos leer todos los días en el sitio de cultura negra El Identikit.

Aquí, el propio Sinay nos cuenta de que se trata su nuevo libro:

Los crímenes de Moisés Ville

Por Javier Sinay

El IWO -el Instituto Judío de Investigaciones o, en ídish, Idisher Visnshaftlejer Institut- publicaba en la década de 1940 (y no dejó de hacerlo en los años siguientes) una serie de anuarios, los Argentiner IWO Shriftn, que contenían largos artículos y estudios históricos, sociológicos y literarios escritos en ídish: cualquier cosa que tuviera que ver con la vida judía en la Argentina era digna de ser analizada y presentada. En esa serie, en el cuarto de los Argentiner IWO Shriftn (de 1947), Mijl Hacohen Sinay escribió un texto de 27 páginas titulado “Di ershte idishe korbones in Moises Ville” –en español, “Las primeras víctimas judías en Moisés Ville”. Era un relato vibrante y terrible, donde se contaban 22 homicidios cometidos entre 1889 y 1906 en Moisés Ville, una colonia agrícola de la provincia de Santa Fe que hoy es un pueblo de dos mil quinientas personas.

Algunos años después –62 años después: ahora viajamos en el tiempo hacia 2009- mi padre encontró por casualidad la traducción de aquel artículo en Internet. “El autor, Mijl Hacohen Sinay, es tu bisabuelo”, me contó en un mail. “Lo acabo de encontrar y, además de todo lo emotivo e histórico que significa para nosotros, tiene un tinte de crónica policial”. Y vaya si lo tenía: a mí, un periodista que trabaja con las noticias policiales calientes, su lectura me resultó irresistible.

Y pensé: ¿qué pasaría si, a diferencia de lo que hago todos los días, esta vez investigo una serie de asesinatos cometidos hace 120 años? En su texto, mi bisabuelo explicaba que él mismo había vivido en Moisés Ville a fines del siglo XIX y yo presentía que, durante mi pesquisa, podría descubrir también algo sobre mi familia.

Lo que no esperaba era que además descubriría algo sobre los inicios de la comunidad judeoargentina, sobre la llegada de miles de inmigrantes, sobre los conflictos sociales de una época y su lenta resolución, sobre la formación de nuevas subjetividades; en fin, sobre la edificación de una Argentina moderna.

No esperaba descubrir, en esa serie de 22 homicidios rurales, un secreto que refiriera a nuestra identidad actual y al legado moral en la transmisión de conocimiento entre las generaciones, algo que en ídish se dice “di goldene keit” y en español, “la cadena de oro”.

La investigación no fue sencilla: si el crimen actual pide un trabajo fuerte y consecuente sobre las personas que lo protagonizan, el crimen antiguo demanda, en cambio, una tarea sostenida en el rastreo de viejos expedientes judiciales, de artículos de prensa, de bibliografía, de memoria oral, de memoria familiar. Y el ídish, aquella lengua en la que estaba escrito el artículo que disparó mi investigación pero también en la que estaban escritas muchas de mis fuentes bibliográficas, fue un desafío que tuve que superar trabajando con una traductora y anotándome en el IWO para tomar lecciones.

Después de viajar varias veces a Moisés Ville (y también a Rosario, a la ciudad de Santa Fe y a Santiago de Chile), después de recorrer los pasillos de las instituciones judías en la Argentina y los de los archivos santafesinos (entre ellos, los del Poder Judicial de la provincia), después de encontrar a los descendientes de las víctimas y a los últimos testigos vivos de una época que todavía tenía algo que ver con aquellos días terribles, después de escribir y rescribir el texto bajo la edición afinada de Leila Guerriero, el trabajo estuvo listo. Habían pasado cuatro años desde que mi padre me había enviado aquel mail. Sesenta y seis desde que el texto de mi bisabuelo se había publicado en un Argentiner IWO Shriftn. Y 124 desde que el primer puñal se hundió en el estómago de uno de los fundadores de la colonia de Moisés Ville. Y había ocurrido algo: la significación histórica de estos asesinatos iluminaba, ahora y desde la tragedia, nuestro presente.

Para más información, hacer click acá

———————————————————————————————————–Sobre el autor:

Javier Sinay. FOTO: Paula Salischiker

Javier Sinay (Buenos Aires, 1980) es periodista. Además de Los crímenes de Moisés Ville, publicó los libros Sangre joven. Matar y morir antes de la adultez (Tusquets, 2009), que mereció el Premio Rodolfo Walsh en la XXIII Semana Negra de Gijón, dirigida por el escritor Paco Ignacio Taibo II; 100 crímenes resonantes que conmovieron a la sociedad argentina (Planeta, 2010, en coautoría con Norberto Chab); y la nouvelle El que a hierro mata (sigueleyendo.es, 2011).

Lleva adelante el sitio de cultura negra elidentikit.com.

Sus textos han aparecido en los diarios Clarín y Crítica de la Argentina, y en las revistas Rolling Stone, Ñ, Orsai, El Guardián, Hombre, TXT, Gatopardo y Zona de Obras, entre otras; e integró los equipos de producción de los programas de televisión “Forenses”, “Fiscales” y “Ser Urbano”.

Ganó un Premio TEA, un premio del Fondo Nacional de las Artes (compartido con Julián Gorodischer, por la revista Estrella de la Argentina) y tres Premios Perfil a la Excelencia Periodística. Llevó adelante con el historiador Diego Galeano el Coloquio sobre Delito, “Memoria Urbana y Escritura en la Argentina: a 100 años de los crímenes del Petiso Orejudo“, en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional.

Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires.

 

 

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Dolor por Kevin Molina: morir de un tiro en la cabeza a los 9 años

Hace poco más de una semana, el barrio Zavaleta vivía uno de los tantos tiroteos entre bandas que suelen ocurrir en la zona. Pero esta vez el saldo fue trágico: una de las balas alcanzó a Kevin Molina, un nene de 9 años. Él había escuchado la balacera, y había corrido a esconderse debajo de una mesa. Así lo encontró su mamá al día siguiente: acurrucado. Pensó que seguía asustado, pero lo que sucedió es que una de las balas del enfrentamiento de la noche anterior le había dado en la cabeza. Kevin estaba muerto.

La muerte de Kevin deja a toda una familia, a todo un barrio llorando. Estas son las cosas en las que nuestros políticos deberían pensar: estos son los proyectos que faltan, las políticas públicas que nadie quiere hacer. Estos son los menores que deberían preocuparnos, en lugar de sumarnos a la frenética campaña política que propone medidas de mano dura sin saber siquiera de qué están hablando. Kevin tenía 9 años. Muchos pibes como él viven rehenes de estos tiroteos, a merced de las organizaciones criminales, de la corrupción de algunas fuerzas.

Este es el mensaje de dolor y tristeza publicado por la revista cooperativa de cultura villera La Garganta Poderosa:

“Temblamos, lloramos, gritamos, no podemos más. Tenía 9 años, de luz, de risa, de paz. Aterrado y meado, estaba acurrucado, bien refugiado, como cada vez que lanzan para estos lados las batallas que digitan desde sus barrios privados. Para no ver nada, se mantuvo escondido debajo de una mesada, aun cuando todos estábamos reclamando que la Prefectura interviniera en lo que estaba pasando. Pero aparentemente no era una cuestión de guita, porque se quedaron en la garita. Y en el segundo tiroteo, totalmente anunciado, Kevin Molina resultó baleado. Un tiro en la cabeza, en el medio de la pobreza. Y no, no se fue “otro pibe”. Se fue un pibe, que era único, tierno, irrepetible. Nos quitaron a un sobrino, a un hijo, a un chiquito de tercer grado, por otro enfrentamiento que perfectamente se pudo haber evitado. ¿Fue culpa de los narcos? ¡Vayan a buscarlos donde guardan sus barcos! ¿O van a proponer más uniformados? ¡Para qué mierda están por todos lados! ¿O van a decir que fue el “contexto de peligrosidad”? Le faltaban 9 años para ser mayor de edad.
¿Dónde estarán ahora los que vienen a la villa para hacer sus crónicas malditas? Vengan a ver cómo está su madre, sus amigos, sus hermanitas, pero van a tener que embarrarse los zapatos en esos pasillos inundados que la gorra sólo camina para cerrar sus negociados. Toda Zavaleta está destrozada, llorando sangre y sintiendo que nada sirve para nada, que podemos marchar a tribunales o explotar en las redes sociales, pero seguiremos siendo “los marginales”. ¿O van a decir que acaso fue un caso aislado? ¡Qué quilombo armarían si hubiera pasado en otro lado!
Nos mataron a Kevin, la concha de su madre, acá, en la casilla de la tira 6 que compartía con sus hermanos, justito atrás de la “Plaza Kevin” que ayudó a construir con sus propias manos. Y que no se llamó “Kevin” por él, sino por un amiguito suyo que hace 4 años perdió la vida, por otra “bala perdida”. Aquel día, este Kevin, Kevin Molina, escuchó ese disparo desde la habitación que se volvió nuestra redacción, pero creyó entonces que habían matado a un perro. Y pálido, dijo: “Mataron al pedo”. Sin querer, adivinó: pronunciaba mal la erre, pero no se equivocó. Hablaba hermoso, era flaquito, vivía sonriente, le faltaba un diente. Corría rápido con sus patitas, a la hora de las “gatetitas”. Y participaba del espacio de apoyo que se daba cerca de su casa, desde el día que su amigo se convirtió en esa plaza. Todo este amor, ahora es dolor.
Vengan si quieren discutirlo, o al menos sentirlo, que nos van a encontrar parados de manos, gritando que actualicen los Derechos Humanos, porque sus Fuerzas de Seguridad están al servicio de cualquier cosa, menos de nuestra comunidad. Ya habrá tiempo para denunciar lo que vimos y vivimos, pero hoy sentimos que también lo perdimos por todo lo que no hicimos, lo que no pudimos o lo que no supimos. Desde ahora y para siempre, lo llevaremos en la piel: si Kevin murió por nosotros, nosotros vamos a vivir por él.”

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“Nadie debe hacer demagogia electoral con la baja de edad de imputabilidad”

La Procuración Penitenciaria se pronunció en contra de la baja de edad de imputabilidad penal mediante un comunicado publicado hoy en su página oficial.  En tal sentido, el Procurador Penitenciario expresó: “Nadie debe hacer demagogia electoral con la baja de edad de imputabilidad”

Este es el comunicado de la PPN:

“La prevención y el tratamiento de los hechos violentos producidos con participación de adolescentes causan enorme perplejidad a la sociedad en su conjunto. El tema ha regresado ahora a la atención general —tal vez con algo más de urgencia electoral que de genuina propuesta— y exige el aporte de quienes debemos ofrecer información fundada al debate.

Entre otros lugares comunes, se volvió a cargar las tintas sobre la responsabilidad penal de los chicos de 14 años, aunque sin mención alguna a lo que efectivamente hacemos ya con los chicos de 16 años que son efectivamente castigados hoy. Empecemos por ese extremo del asunto, entonces, por lo que ya conocemos y podemos mostrar. La Procuración Penitenciaria de la Nación verifica en forma habitual la situación de los jóvenes alojados en el Servicio Penitenciario Federal, entre ellos  los penados por delitos cometidos cuando tenían entre 16 y 18 años. Su realidad exige abandonar de cuajo la liviana panacea de ampliar el universo penal.

El grueso de los jóvenes condenados son varones pobres, con dificultades familiares y un largo historial en fallidas instituciones estatales. Vivían en situación de vulnerabilidad y tenían y mantienen serios problemas de adicción. Están alojamos en pabellones superpoblados, parcialmente controlados por el más fuerte de cada sector que replican la fragmentación social y violencia del afuera previo. El mayor porcentual de las denuncias recibidas en la Procuración por tortura durante este 2013, por cierto, corresponde, sin sorpresas, al establecimiento de jóvenes.

Frente a ello, y sin negar la conflictividad propia del delito juvenil, solo podemos denunciar la calidad de nuestra repuesta estatal actual. Argentina acaba de ser condenada por la exagerada dureza de las condenas impuestas a jóvenes, que además están sometidos a violencia física recurrente. La demanda educativa no está satisfecha, ni en cantidad ni en calidad y los jóvenes presos son sistemáticamente relegados en acciones de estímulo como el plan Conectar Igualdad. Los programas para superar adicciones están desbordados, faltan aulas, su gimnasio se anega los días de lluvia. En suma, la resocialización prometida es una quimera y apenas si aislamos por un tiempo a los jóvenes declarados problemáticos.

Esta realidad solo permite rechazar cualquier ampliación de universo penal y el sinsentido de afirmar que únicamente el proceso penal puede ofrecer garantías y mejorar el tratamiento de los casos de muchachos menores de 16. No hay forma de cambiar para bien copiando o emulando lo que ya estamos haciendo de un modo desastroso. Y no hay promesa de cambio a futuro creíble si quien la formula no hace algo por cambiar ya el trato que el Estado da a los jóvenes presos de hoy.”

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Diego Maradona a Fernando Carrera: “Fuerza, Fernando”

“A Fernando le diría que tenga fuerza, en este momento tan difícil. Y se lo repetiría, una y mil veces: ¡Fuerza, fuerza y fuerza!”, dice el Diego, según cuenta un artículo publicado en La Garganta Poderosa.

Con respecto a por qué decidió involucrarse en esta causa, Maradona dijo: “Ustedes lo saben bien: en los momentos importantes y en las situaciones en las que realmente me necesiten, yo siempre voy a estar”.

Según cuenta La Poderosa, Diego quería conocer personalmente a Fernando, pero el encuentro no pudo realizarse porque Fernando está dentro de un programa de protección al testigo del Ministerio de Justicia porque a principio de este año recibió amenazas en su casa. Tuvo que mudarse con su familia a otro lugar y bajo protección.

La Garganta Poderosa es una revista cooperativa de cultura villera escrita, fotografiada, ilustrada y dirigida por vecinos de distintos barrios marginados del país.

El apoyo de Diego Maradona a Fernando Carrera se publica en el trigésimo primer número de La Garganta Poderosa que ya está en las calles, y que llega a todos los kioscos del país. Además, podés escuchar el grito de La Garganta en Twitter y también en Facebook.

 

 

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En el cielo nos vemos: las dos desapariciones de Jorge Julio López

El 18 de septiembre se cumplen 7 años de la desaparición de Jorge Julio López. Son 7 años en realidad desde su segunda desaparición.

En ese contexto, recomiendo la lectura de En el cielo nos vemos (Ediciones Continente), un libro de Miguel Graziano, que cuenta la historia de este hombre condenado a sufrir la misma situación dos veces. Una en plena dictadura, y otra en plena democracia.

A la desaparición forzada, el horror y la cárcel le sigue la historia de la impunidad, en un largo camino que va desde la ley de autoamnistía dictada por los militares en 1983 hasta la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, en 2005. Y una vez que López pudo dar testimonio en el juicio a Miguel Etchecolatz, cuando faltaban apenas unas horas para que se conociera la primera condena por crímenes cometidos en el marco de un genocidio, otra vez la ausencia, la desaparición. De eso también da cuenta En el cielo nos vemos, el desconcierto y la impotencia de los funcionarios, las piezas del rompecabezas que no encajan en la investigación, las pistas disparatadas e interesadas, los rastrillajes indiscriminados y los misterios teñidos de mensajes mafiosos en un caso aún impune.

Un adelanto:

La boina azul, la campera bordó y los mismos zapatos que usó en cada una de las audiencias del juicio, sin importar si hiciera frío o calor, estaban en el living, preparados sobre una silla. Gustavo pensó que su papá se había quedado dormido y se metió en su habitación. Su lado de la cama estaba abierto. Fue hasta el baño. No estaba ahí. Irene recién se despertaba.

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¿Por qué una ley de responsabilidad penal juvenil? Una reflexión de Emilio García Méndez

Por Emilio García Méndez (Fundación Sur)

1. INSEGURIDAD URBANA Y JUVENTUD. En los últimos años, desde México ala Argentina no hay  encuesta de opinión que no considere el tema de la in-seguridad urbana como  tema prioritario de preocupación social, sólo superado, en ocasiones, por el tema de la falta empleo. En este escenario, son los medios masivos de comunicación quienes tienden a establecer un vínculo irracional y automático entre la inseguridad urbana y los jóvenes.

La Argentinaestá muy lejos de constituir una excepción a esta tendencia  general. Por el contrario, esta fuente de  preocupación social se ha agudizado, particularmente, en los últimos tiempos.

2. LA LEGISLACION MENORISTA Y LA FALTA DE INFORMACION CONFIABLE. La legislación vigente enla Argentina que objetivamente confunde al niño-víctima o violado en sus derechos, con el adolescente sujeto activo de una infracción penal grave, contribuye notablemente a la falta de información cuantitativa confiable en material de estadísticas policiales y judiciales. Sobre esta ausencia de información, sujetos inescrupulosos que consideran a la política como mero espectáculo, y medios de comunicación irresponsables, tienden a manipular y transformar en pánico y alarma social, a las preocupaciones legítimas de la sociedad  y a su inalienable derecho a la seguridad ciudadana.  Resulta imprescindible colocar este problema en su justa dimensión, sin sobreestimarlo ni subestimarlo.

3. SISTEMA PENAL Y FAJAS ETAREAS. Si desde un punto de vista realista la existencia del derecho penal se verifica por su capacidad coactiva de producir sufrimientos reales (considérese a la privación de libertad como el más claro de los ejemplos), entonces puede afirmarse que en la Argentina existen dos regímenes penales (relativamente) diversos para los menores de 18 años: a) la discrecionalidad absoluta sin debido proceso y con la mera imputación policial para los menores de 16 años que se encuentren en peligro material o moral (art. 1ro del decreto 22.278). En este caso puede perfectamente, como de hecho ocurre, decidirse la privación de libertad de dichos menores hasta los 21 años, aún cuando son formalmente inimputables y, por ende, no punibles;  y  b) la plena imputabilidad penal para la franja de16 a 18 años.

Las más de 13 condenas a reclusión perpetua, desde 1997 hasta la fecha para delitos cometidos por menores de 18 y mayores de 16, impiden continuar sosteniendo con seriedad que enla Argentinade hoy la imputabilidad penal comienza a los 18 años. En lo único que este sistema es “especial” es en la fragilidad –por no decir inexistencia- de las garantías procesales y penales para los menores de 18 años.

Esta situación no sólo es contradictoria de toda lógica, sino también de toda normativa internacional y, muy particularmente, dela Constitución Nacional.Se verifica de este modo la absurda situación de que adultos que infrinjan la ley penal se encuentren en una situación mucho más beneficiosa que las personas menores de edad, ya que gozan de mayores garantías que aquellos.

4. DEL PATERNALISMO INGENUO AL RETRIBUCIONISMO HIPOCRITA. Esta cultura jurídica y social del eufemismo y la ambigüedad ha contribuido a una visión esquizofrénica de los jóvenes la que, según sea la ideología que la alimente, los convierte automáticamente en ángeles o en demonios. De este modo, las respuestas culturales e institucionales oscilan entre un paternalismo ingenuo (que justifica todo a priori) y un retribucionismo hipócrita (que condena todo a priori).

Una ley de Responsabilidad Penal Juvenil presupone, entre otras cosas, que es posible y sobre todo necesario, superar el falso dilema anteriormente señalado para comenzar a considerar a los jóvenes que han infringido la ley penal ni como ángeles ni como demonios sino como sujetos de derechos y de responsabilidades.

5. LA IRRESPONSABILIDAD PENAL Una ley de responsabilidad penal juvenil como la que pretendemos, comienza por aceptar algunos aspectos, que tanto la psicología evolutiva cuanto el sentido común reconocen hace mucho tiempo. Esto es, que no todas las personas menores de edad poseen la misma capacidad y desarrollo. Es por este motivo que una ley de responsabilidad penal juvenil comienza por excluir de sus disposiciones a las personas menores de 14 años. Su carácter de personas en la fase inicial del proceso de formación, así como la irrelevancia estadística de hechos de naturaleza grave por ellas cometidas, legitima largamente esta renuncia del Estado al reproche penal de las mismas.

De esta manera, si se pretende imputar a una persona menor de 14 años un hecho configurado por la ley penal como delito, podrán, eventualmente, corresponderles únicamente medidas de protección que, en ningún caso, podrán derivar en una privación de libertad.

6. SUBA DE LA EDAD DE LA IMPUTABILIDAD PENAL Y SISTEMA ACUSATORIO. En cambio, para la franja de14 a 18 años (incompletos), todo proyecto serio de Responsabilidad Penal Juvenil comienza por elevar la edad a partir de la cual una persona puede ser juzgada y sancionada a través del régimen penal general previsto para los adultos. En consecuencia, debe derogarse explícitamente el régimen penal “especial” que existe para la franja de los16 a los 18 años (decretos leyes 22.278 y 22.803).

Un proyecto como el que debe emanar dela Constitución Nacionalyla Convención Internacionalde los Derechos del Niño, dispone la existencia de un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil con absolutamente todas las garantías penales y procesales contenidas enla Constitución Nacional,la Convención Internacionalde los Derechos del Niño y demás tratados internacionales pertinentes, para aquellas personas comprendidas entre los 14 y los 18 años incompletos. Este proyecto prevée también un abanico de sanciones juveniles que permitan dar una respuesta diferenciada y proporcional al hecho cometido.

Basar la determinación de la sanción en cualquier criterio diverso al de la proporcionalidad acarrea una discrecionalidad con la cual invariablemente se penaliza ulteriormente a los sectores más vulnerables socialmente.

7. SANCIONES. PRIVACION DE LIBERTAD EXCEPCIONAL Y PRESTACION DE SERVICIOS A LA COMUNIDAD. El proyecto aquí sostenido, a la par que abandona el uso de eufemismos encubridores de la realidad, tales como internación o ubicación institucional, convierte a la privación de la libertad en una medida excepcional y de último recurso. Se establece así una limitación taxativa que impondrá, para delitos considerados graves (establecidos de manera expresa en la ley), una pena máxima de 3 años para la faja de 14 a 16 años (incompletos), y de 5 años para el caso de delitos graves cometidos por la franja de los 16 a los 18 años (incompletos).

Asimismo, un proyecto con estas características deberá priorizar, tanto en el plano normativo cuanto en el plano de organización de las sanciones, a una medida tal comola Prestaciónde Servicios ala Comunidad(PSC). Una medida como esta se podría, potencialmente, aplicar a la gran mayoría de los delitos medianamente graves cometidos por los menores de edad.

8. RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL Y POLITICAS SOCIALES. A pesar de su carácter cuantitativamente reducido en relación a otros grupos de jóvenes en situaciones problemáticas, el tratamiento incorrecto o equivocado de los jóvenes imputados por la comisión de delitos posee un carácter contaminante negativo – como sobradas experiencias lo demuestran –  sobre el conjunto de las políticas sociales dedicadas a la infancia . Por el contrario, su tratamiento acertado y oportuno (tanto en el plano normativo, condición necesaria aunque no suficiente, cuanto en el plano de las políticas  destinadas  a su implementación) permitirá potenciar los efectos positivos de las necesarias políticas de prevención que es necesario establecer.

Por todo esto, es de esperar que una ley de esta naturaleza tendrá un impacto positivo, no sólo sobre los problemas específicos vinculados a la seguridad ciudadana, sino también sobre el conjunto de las políticas sociales destinadas a las personas menores de edad.

9. SEGURIDAD COLECTIVA Y DERECHOS INDIVIDUALES. Una ley como esta presupone y exige la conservación del  delicado equilibrio entre el inalienable derecho de la sociedad a su seguridad colectiva, con el inalienable derecho de todos los individuos (en forma absolutamente independiente de su edad, tal como lo disponela Constitución Nacional) al riguroso respeto a sus garantías y derechos individuales. Seguridad colectiva sin garantías individuales presupone una dictadura; garantías individuales sin seguridad colectiva presupone la anarquía. Nuestra democracia precisa y merece algo mucho mejor.

La propuesta de una ley de responsabilidad penal juvenil no conseguirá  resolver mágicamente el problema de la delincuencia juvenil, ya que para ello deben existir las políticas sociales específicas. Su objetivo será, entonces, minimizar la selectividad del sistema penal, siendo su fin administrar, en forma transparente, democrática y racional, el problema de la delincuencia juvenil.

10. INFANCIA Y DEMOCRACIA. Por último, es necesario destacar que una ley como esta, y su adecuada implementación, significará también contribuir a la corrección de la preocupante asimetría     que existe entre infancia y democracia. Si bien aquellos que se ocupan con seriedad del tema de la infancia son concientes de su estrecho vínculo y dependencia con los  grandes temas de la democracia, todavía son muy pocos quienes, ocupándose con seriedad de los temas de la democracia, son concientes de su necesario vínculo con los grandes temas de la infancia. Esto configura una profunda asimetría que una ley de responsabilidad juvenil contribuirá a corregir.

 

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¿Cómo fue el Robo del Siglo?

La semana pasada, Luis Mario Vitette Sellanes, sentenciado a prisión por el robo al banco Rio -conocido como El Robo del Siglo- y otros delitos fue deportado, de acuerdo con la Ley de Migraciones. Vitette volvió a Uruguay, su país natal, en donde fue recibido como una celebridad. Junto con los Trovadores de Venus, su banda amiga, tenían preparado para este momento el tema “Ta Bueno”, que podés escuchar acá:

 Y de paso, si querés recordar cuál fue el denominado Robo del Siglo, te comparto este especial que hicimos con el equipo multimedia creativo de LA NACION.

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Efedrina, Triple Crimen, Mafia de los medicamentos y la Campaña

Hoy fue elevada a juicio oral la causa que investigó la llamada “mafia de los medicamentos”. Estarán en el banquillo, entre otros, el ex funcionario kirchnerista Héctor Capaccioli, recaudador de la campaña para las elecciones presidenciales de 2007, y el ex sindicalista bancario Juan José Zanola. La trama de esta investigación tuvo vinculaciones con otras grandes causas: la del Triple Crimen de General Rordríguez, la de la Ruta de la Efedrina, y las denuncias por los aportes a la campaña presidencial de 2007.

Aquí pueden ver un esquema de las relaciones entre los distintos actores, que fue elaborada como guía por el fiscal Juan Ignacio Bidone, que investiga el Triple Crimen.

 

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Régimen Penal Juvenil: una deuda de la política

El pasado 20 de agosto se llevó a cabo un debate sobre la necesidad de pensar un Régimen Penal Juvenil. Este evento fue organizado por Fundación Sur conjuntamente con Amnistía Argentina y el Colectivo de Derechos de Infancia y Adolescencia.

El encuentro contó con la disertación del Dr. Miguel Cillero Bruñol,  reconocido especialista en derechos de infancia, profesor de la Univesidad Diego Portales de Chile y quien fue perito ante la CIDH por este caso . Acompañaron la exposición y realizaron sus comentarios el Dr. Emilio García Méndez (presidente de Fundación Sur Argentina y perito ante la Corte Interamericana en el Caso Bulacio), Laura Musa (Asesora General Tutelar de la Ciudad), Facundo Hernández (ex abogado de tres condenados, coordinador ejecutivo del Colectivo de Derechos de Infancia y Adolescencia) y Paola García Rey (coordinadora del Área de Protección y Promoción de Derechos Humanos de Amnistía Internacional).

Algunas reflexiones del debate:

EN MATERIA DE JUSTICIA PENAL JUVENIL, ARGENTINA DEBE AJUSTAR SU MARCO LEGAL A LOS ESTÁNDARES INTERNACIONALES

“La responsabilidad no es solamente de los jueces sino también del legislador que no cumplió con los tratados” según el especialista chileno Miguel Cillero Bruñol En el encuentro se debatió sobre el reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado Argentino. Se trata del fallo “Mendoza y Otros Vs. Argentina” donde la Corte vuelve a instar – como hace diez años atrás en el fallo Bulacio – a sancionar un régimen penal juvenil acorde a los estándares internacionales de derechos humanos.

En este caso, la Corte Interamericana estableció la responsabilidad internacional de Argentina por la violación de los derechos a la integridad y libertad personales de cinco jóvenes así como también  por la imposición de penas de privación perpetua de la libertad por la comisión de delitos cuando aún eran menores de edad.

Entre los asistentes al encuentro, se destacó la presencia del diputado nacional, Manuel Garrido, quien recientemente presentó un  proyecto de responsabilidad penal jvenil;  Gustavo Palmieri, ex funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación; Luis Torcoletti,  juez de garantías de Mercedes; Noris Pignata, directora general de “Programas Descentralizados” en el Consejo de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente de la Ciudad de Buenos Aires, y Agustina López, de la Asociación Justicia y Derechos de Uruguay, entre otros. La actividad contó con la distinguida participación del Dr. Miguel Cillero Bruñol,  reconocido especialista de los derechos de infancia y profesor de la Universidad Diego Portales de Chile, quien además fuera perito de la Comisión Interamericana  ante la Corte de Derechos Humanos de Costa Rica en el Caso Mendoza.

Cillero destacó “que la pena de privación perpetua es cruel y denigrante no solo por la proporcionalidad penal sino por haberse utilizado un sistema de adultos para niños cuando la Convención de los Derechos del Niño y demás tratados internacionales nos hablan de la existencia de un instituto reforzado para las personas menores de edad y un régimen especializado que limite el poder punitivo del Estado”.

También resaltó que “este fallo es inédito ya que la Corte no solo condena al Estado por haber incurrido en responsabilidad internacional sino que va mas allá y le dice al legislador que se someta a los estándares internacionales que el Estado se ha comprometido”. Seguir leyendo

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