Hoy en Cinescalas escribe: Laura Bravo

*Atención: se revelan algunos detalles del argumento

Anne llegó de Canadá. La misión no es muy feliz: debe cuidar a una prima a la que no vio por muchos años que está internada en coma en un hospital de la ciudad de Viena. Ha llegado con lo indispensable y se hospeda en un hotel austero. Para matizar las horas entre visita y visita, decide entrar al Museo de Historia del Arte. Allí conocerá a Johann, el hombre que tiene un trabajo soñado: custodia la sala en la que se exponen pinturas de Pieter Bruegel. La canadiense y el vienés pronto traban amistad. Son diferentes los orígenes de sus soledades pero se comprenden desde los primeros gestos. Juntos discutirán y discurrirán acerca de los museos, si se debe o no pagar por ver arte, la naturaleza del trabajo del cuidador, los vicios adquiridos con el tiempo, el placer opaco que todavía persiste y el arte como elemento omnipresente. Caminan por Viena y la relatan hasta en sus intimidades, como aquella que cuenta que los edificios lucen tan pulcros porque se pintan todos los años para los turistas. El recorte que hace el director Jem Cohen en Museum Hours tiene que ver con la belleza que esconden sus callecitas y sus bares. Es invierno pero la gente se divierte en pubs nocturnos de poca monta y los estudiantes se rebelan a guardar formas en el museo.

Pieter Bruegel lo domina todo, por unos minutos la película parece detenerse y una guía especializada lo devela ante nuestros ojos. Analiza, detalla, infiere. Quizás una de las mejores narraciones del film sea la del cuadro Boda Campesina en la que se muestra a la novia y se relata que la usanza de aquella época era que el novio llegara una media hora después. Por eso se la ve sola y sonriente entre los preparativos. Luego, la travesía termina. La prima que es solo una referencia de tiempo y de lugar, muere. Anne vuelve a Canadá. A la película se le cuestiona que la relación entre el hombre y la mujer no se haya profundizado, que no haya habido una historia de amor. Yo sostengo que la hubo y que es poderosa e inmanente: la que acontece entre el espectador y Viena, o entre el espectador y el museo, o entre el espectador y Bruegel. La que más les guste, cualquiera es válida. No caer en el lugar común de que el objeto amado sea la casa de Freud (por mencionar un ejemplo) ya es todo un logro. Aunque el relato se cierre con la partida de Anne, es una historia abierta que sólo requiere un pasaje de avión para visitar a Bruegel.

Por Laura Bravo

………………………………………………………………………………………….

 ► [TRAILER]: Les dejo algunas imágenes de Museum Hours:

Museum Hours (Trailer) from Cinema Guild on Vimeo.

……………………………………………………………………………………………………

¡Buen comienzo de semana para todos! ¡Se los extrañó mucho! Hoy retomamos la normalidad del blog con la nota de Laura como puntapié para la siguiente pregunta/consigna: me gustaría que compartan si son de visitar museos y qué experiencias han tenido (o tienen) con el mundo de las artes plásticas: ¿qué les atrae? ¿qué los conmueve? ¿qué recuerdos de viajes tienen en relación a esto? Como siempre, leo sus comentarios y les cuento que si quieren ver Museum Hours pueden hacerlo en el Malba; entrar acá mismo para más datos; ¡que tengan un excelente lunes! ¡Nos reencontramos mañana!

…………………………………………………………………………………………………….

—> La última vez escribió Lucila Bognanni sobre… AGOSTO

…………………………………………………………………………………………………………

…………………………………………………………………………………………………………

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES DE CINESCALAS POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” Y POR TWITTER, DENLE “FOLLOW” AL BLOG ACÁ; ¡GRACIAS!