“Este bello durmiente tiene varios nombres: Michungui, Michu, Michucho. Pero no se hace cargo de ninguno: no responde y hace la suya.
A veces le recuerdo que en el fondo es un piojo resucitado ya que su casquibana madre lo abandonó en el jardín de casa y, de a poco, fue acercándose a la cocina cuando su estómago se lo exigía, pero ahora se cree el rey de la casa.
tiene preferencias por algunos sillones para la siesta pero, eso si, por la noche nada mejor que la cama de los padres humanos adoptivos, y el mejor lugar, el medio cerca de la almohada.
Y bueno, ahora no hay forma de explicarle que es un SIMPLE gatito”, dice Olga Balmaceda de Carta,
Nueve de Julio, provincia de Buenos Aires.