También cumplió años el Teatro San Martín

El Teatro San Martín, en su actual edificio, cumplió 50 años.

Con una larga lista de antecedentes  el 18 de diciembre de 1943 se creaba el Teatro de la Ciudad de Buenos Aires que después de muchas refacciones, el 23 de mayo de 1944 se inauguró como Teatro Municipal de Buenos Aires.

La construcción del actual edificio, en el mismo sitio del Teatro Municipal -ya denominado General San Martín-, comienzó el 24 de junio de 1954, sobre un proyecto de los arquitectos Mario Roberto Alvarez y Macedonio Oscar Ruiz. Se inauguró el 25 de mayo de 1960 (día en que el país festejaba el sesquicentenario de la Revolución de Mayo).  Durante ese año no se realizó  ninguna actividad artística que recien comienzaron en marzo de 1961.

Es el complejo teatral más influyente de América latina y sin duda uno de los más importantes del mundo.

Sin comentarios

Ayer el Correo, hoy Centro Cultural del Bicentenario

 

Muchas veces, con el pretexto de llevar alguna carta, me quedaba observando con una mirada de nostalgia las balanzas y los buzones que todavía permanecían allí. Pero lo que más me gustaba era observar cómo las cartas recorrían su camino, a través de un sistema de tubos y cintas transportadoras, antes de desembocar en camiones que las aguardaban sobre la calle Bouchard. Seguir leyendo

Postales bicentenarias de Buenos Aires

Teatro Colón

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¿Se imaginan a Buenos Aires en 1908? La gran ciudad asomaba, concebida con el modelo de arquitectura francés, pero con infraestructura inglesa y el trazado fundacional español. Nuestro coliseo municipal figura desde entonces entre las salas más cotizadas de la lírica mundial. La historia de su vida musical, durante más de una centuria, merecería varios tomos. El primitivo había cerrado sus puertas en 1887. El nuevo, situado en la calle Libertad entre las de Viamonte, Tucumán y Cerrito, fue inaugurado oficialmente el día de nuestra fiesta patria: el 25 de mayo de 1908.  A la velada de gala inicial asistieron el entonces presidente de la República, Dr. José Figueroa Alcorta, y sus ministros. En esa oportunidad subió a escena la ópera “Aida”, de Verdi, bajo la dirección del maestro Luigi Mancinelli. En un intervalo, el intendente municipal invitó al presidente y a sus ministros, así como a otras personalidades, a firmar el acta de inauguración. Seguir leyendo

La no tan divina Sarah Bernhardt

 

En su edición del 11 de agosto de 1886, La Nación hacía referencia al estreno de la famosa actriz Sarah Bernhardt en el teatro Olimpo de la ciudad de Rosario donde ante una concurrencia aproximada de 1300 personas había presentado la obra Adriana Lecouvreur.

Pero al parecer la divina Sarah no lo fue tanto para los espectadores rosarinos ya que según el corresponsal de La Nación: “Se ha notado poco entusiasmo en el público, que se ha manifestado muy poco pródigo en aplausos”. Seguir leyendo

¡Bienvenido Teatro Colón!(II). La reapertura

El Teatro Colón reabrió sus puertas, después de tres años y medio, con una emotiva ceremonia coincidiendo con los festejos del Bicentenario.

Una increíble fiesta dentro y fuera del teatro. En las cercanìas entre la multitud, se repartían estos folletos a modo de programa teatral:

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Los festejos del otro Centenario

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El 25 de mayo de 1910, también Buenos Aires (y la Argentina toda) tiraron la casa por la ventana festejando el primer Centenario de la patria. Visitas extranjeras prestigiosas (la Infanta Isabel de Borbón a la cabeza), delegaciones numerosas llegadas de los más distantes puntos del planeta, actos y homenajes de todas las pujantes colectividades afincadas en el país, con la Capital Federal y las principales ciudades del Interior embellecidas para la ocasión y (nadie es perfecto) hasta con un atentado anarquista ocurrido durante una gala en el Teatro Colón. Nada faltó en aquella inolvidable apuesta al futuro y a la prosperidad del país.

La Nación, por supuesto, apostó a esas jornadas de festejo con una destacada cobertura en las ediciones diarias de esos días, a lo que sumó una publicación especial de 700 páginas editada el 25 de mayo de 1910. Esa imponente pieza de colección tenía una deslumbrante portada color de F. Sartori, hasta ampliamente ilustrada, y contaba con importantes colaboraciones firmadas, entre otros, por Joaquín V. González, Rubén Darío y Leopoldo Lugones.

 

 

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Librerías, una ruta para descubrir

 

  

 

Confieso que, desde chica, recorrer la avenida Corrientes en busca de librerías era una de las tantas cosas mágicas que podía compartir con mi papá.Esa ruta librera con locales que no cerraban nunca tenía un encanto especial.

Las cuatro rutas obligadas eran la Avenida de Mayo, Florida, Corrientes y Santa Fe. Hojeando el libro “Librerías de valor Patrimonial”, que recorre 38 librerías de Buenos Airees elegidas especialmente por su valor arquitectónico y cultural, encuentro datos muy curiosos. Por ejemplo que Juan Carlos Torrondell, al frente de la editorial Tor, en la calle Florida, tuvo la brillante idea de vender libros por kilo. Para esto puso una balanza y un cartel que anunciaba: “Un kilo de libros a un peso”, “Dos kilos por un 1,50”, por cierto la idea no fue muy bien aceptada por la Academia Argentina de Letras.

Siguiendo por la calle Florida no puedo dejar de pensar en El Ateneo. Converso con Aníbal Gotelli quien trabajó como librero, por más de dos décadas en ese célebre local. Fundada en 1913. “Teníamos catálogos de todas las librerías del mundo, si no estaba el libro lo encargábamos y lo recibíamos en nuestra sucursal”, cuenta.

 

 

Y agrega que iban diariamente a esa librería escritores como Alberto Gerchunoff, Roberto J. Payró, María Elena Walsh, Manuel Mujica Láinez, entre muchos otros.”Aunque lo que más me enorgullece es haber tenido un ilustre visitante todas las tardes. Al cuál ya le teníamos destinada una mesita especialmente. Se trataba nada menos que de Jorge Luis Borges”. Además, cuenta que en los primeros tiempos venía con su madre, Leonor. A la hora del cierre, Aníbal tenía el honor de acompañarlo hasta su departamento en la calle Maipú. Años después, solía venir con María Kodama.

 Si nos internamos en la avenida Santa Fe, encontramos la segunda librería más bella del mundo, según el diario británico The Guardian. Me refiero a El Ateneo Gran Splendid, en Santa Fe 1860.

“El Ateneo retuvo su antiguo esplendor, con su cúpula pintada, los balcones originales y la ornamentación intacta. Hasta el telón de terciopelo es parte del show. Hay sillones repartidos, el escenario se usa como espacio de lectura y café y, todavía mejor, los palcos se utilizan como pequeñas salas de lectura”, según Sean Dodson.

La librería más antigua de Buenos Aires es la Ex librería del Colegio, funciona en la esquina de Bolívar y Alsina desde 1824.

Como dice Alvaro Abós: “Si usted no encuentra el libro de su gusto, no es porque Buenos Aires no se lo ofrezca. Vaya a una librería, no importa si grande o pequeña, de viejo o de nuevo, célebre o anónima, lujosa o pobre, elija el libro que más le gusta (eso sí, no lo robe), trate de comprarlo y después siéntese a leerlo en el bar de la esquina”.

 

 

 

 

Así se veían algunas librerías en el Suplemento ilustrado en febrero de 1903

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Humphrey Bogart ninguneado

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El 4 de agosto de 1936, La Nación presentaba en sus páginas de Espectáculos el aviso del último gran lanzamiento de la Warner Bros, el filme “El bosque petrificado” (basado en una exitosa obra teatral del dramaturgo norteamericano Robert Emett Sherwood).

Los intérpretes principales, como señalaba tanto el gran aviso de la Warner, como el pequeño texto del diario, eran el sutil actor británico Leslie Howard y la temperamental Bette Davis, estrellas de ese drama claustrofóbico que ocurría en una solitaria gasolinera en el medio de la nada, en el bosque petrificado de Arizona que daba el título a la obra.

Lo verdaderamente curioso de esta página es la pequeña mención que mereció entre los protagonistas de esta película Humphrey Bogart, perdido detrás de la hoy olvidada rubia oxigenada Genevieve Tobin. Curioso, decimos, porque fue precisamente en esta película de Bogart (la número 12 de su carrera fílmica) donde el recio y personal actor relanzó su carrera, y se robó literalmente el filme a sus protagonistas, interpretando al brutal y recio pistolero Duke Mantee (un personaje calcado hasta en el chaleco y el corte de pelo al carismático bandolero de la vida real John Dillinger).

 

Con su brillante papel para este filme (que digamos la verdad, repetiría puntualmente en otros posteriores) Bogart dejó de ser el gangster de cuarta que era eliminado en el segundo rollo del film, papel que había repetido con desgano hasta entonces, siempre secundando en el reparto otros consagrados pistoleros del celuloide, como George Raft o James Cagney. Ahí precisamente, en “El bosque petrificado”, empezaría su leyenda hasta convertirlo en ícono del cine negro norteamericano en los años 40.

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Pero todavía en esta vieja página de La Nación, por lo que muestra el aviso de su productora, Warner Bros, Bogart era solo un actor del montón. Incluso la Warner había pretendido hacer el filme sin Bogart (que se había lucido en la previa versión teatral de la pieza) y sólo se lo incluyó ante la porfiada insistencia de Leslie Howard, que dijo que el filme no se hacía sin Humphrey.

 

Igual, en esta publicidad publicada por La Nación que rescatamos para El Archivoscopio, La Warner sigue ninguneando a Bogart, casi escondiendo su nombre entre el resto del reparto. Grave error de juicio para gente que sabía, y mucho, de cine ¿no les parece?

La fuente de Lola Mora

Las Nereidas 

Me levanté temprano un domingo de otoño y después de tomarme unos mates como desayuno, me calcé las zapatillas, me enfundé en unos jeans y salí de mi casa (Av. Córdoba y Cerrito) a caminar Buenos Aires. El sol caía tibio sobre la ciudad y no había viento así que caminé hasta Puerto Madero y como el día lo ameritaba seguí hasta la Costanera Sur  y allí fue donde la vi, estaba ahí mostrándose desnuda y coronando aquel lugar blanca y esbelta, me acerqué y la miré con ojos de escultora y de envidia ya que jamás podría hacer esa majestuosa obra, les estoy hablando como ya se habrán dado cuento de la fuente Las Nereidas o de manera más popular “la fuente de Lola Mora”.

 

Fue entonces que decidí compartir en este espacio la historia de esta famosa obra y de una joven mujer artista y avanzada para su época, la señora Dolores Mora Vega (1866-1936). La idea de realizar una escultura para suplantar la Pirámide de Mayo fue del entonces, intendente de Buenos Aires, Adolfo J. Bullrich, que se la encargó a Lola, como se la llamaba cariñosamente. Esta comenzó a bocetar su obra y la esculpió sobre mármol de carrara, granito, piedra basáltica y piedra bituminosa. Simbolizaba: a Las Nereidas asistiendo al nacimiento de la diosa Venus.

Esta monumental obra mide 6 metros de lato por 13 metros de ancho. Es de filiación renacentista y estilo barroco.

Los trabajos se realizaron en un galpón y como la escultura eran muy alta, Lola decidió ponerse pantalones para poder estar más cómoda, pero la moral de la época la censuró y tuvo que hacer poner una cerca de madera para que nadie viera semejante atrocidad… estamos hablando del año 1902.

La fecha de su inauguración fue fijada para el 23 de mayo de 1903, y por los desnudos que contenía la obra no pudo ser puesta en el lugar prefijado, Plaza de Mayo. Entonces, se decidió que la instalación sería en el Parque Colón, en las actuales calles Avenida Alem y Juan Domingo Perón, cerca de la Casa de Gobierno. A la inauguración no fue ninguna mujer, se imaginan porqué…

En 1918 se decidió retirar la escultura de su emplazamiento en el Parque Colón y correrla hasta la Costanera Sur, donde está hoy, fue la propia Lola Mora quien dirigió el traslado.

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En 1971 se pensó en trasladarla a la Avenida Santa Fe y 9 de Julio, pero se observó que la base tenía fisuras y se decidió no moverla.

La historia argentina al final inmortalizó a la obra declarándola Bien de Interés Histórico Nacional, mediante el decreto 437 del 16 de mayo de 1997.

Y para rematar todo esto, hoy vemos a la fuente cercada por una estructura vidriada para protegerla del vandalismo urbano, esto ocurrió durante el mes de septiembre de 2000.

… Y esta es la historia, queridos lectores, de la fuente “Las Nereidas”, obra que nos muestra la excelencia del arte argentino, nada que envidiarle al David de Miguel Ángel. Así que les pido que cuando vayan a la Costanera Sur a tomar mate, observen con detenimiento cada detalle de esta obra magistral de una artista plástica argentina, de avanzada para su época, y disfruten de ese magnífico nacimiento de la Diosa del amor.

 

 


Ver Ubicaciones de la Fuente de las Nereidas en un mapa más grande

¡Bienvenido Teatro Colón!(I) Imágenes de su antiguo esplendor

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Velada de Gala en el año 1940. (Fotografìa de Juan Di Sandro)

El Próximo 24 de Mayo se levanta nuevamente el telón del Teatro Colón. Una historia que comenzó allá por 1857 en la vieja plaza de la Victoria (Hoy Plaza de Mayo) en el predio que hoy ocupa el Banco de la Nación.

Los invito para que a continuación observen algunas imágenes, extraídas de nuestro material de Archivo, donde se refleja todo el esplendor del Colón.

Allí podrán ver una sucesión de fotos que muestran su antiguo emplazamiento en la Plaza de Mayo; algunas tomas de la fachada edilicia y de los interiores en distintas épocas; la puesta en escena de las operas “Otello”, “La Cenerentola”, “Tristán e Isolda”,“Sigfrido”, “Romeo y Julieta”, “La Flauta mágica”, “La bella durmiente del bosque” , “El zar Saltán” y” carmen”; La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y la actuaciòn de Julio Bocca en “La Bayadera”.

La música de fondo es la “Marcha triunfal” de la operaAida”, de Giuseppe Verdi.

Producción Audiovisual: Alejandra Zoppi

Fotografias de: Norberto Mosteirin, Eduardo Comesaña, Marciano Saucedo, Miguel Micciche, Arnaldo Colombaroli , Cayetano Galizia, Augusto Arturi, Rafael Yohai, Germán Gonzélez, Rodrigo Néspolo, Carlos Barria y Enrico Fantoni

Años más tarde, un 25 de mayo de 1908 se inauguró el actual edificio de la calle Libertad con la presentación de la ópera “Aida de Giuseppe Verdi.

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El Teatro Colón es considerado uno de los escenarios líricos de mayor prestigio a nivel mundial. Por su sala han pasado las figuras más prominentes de la danza, de la ópera, de la música clásica y también de la música popular.

Richard Strauss, Igor Stravinsky, Manuel de Falla, Arturo Toscanini, Rostropovich, Maurice Béjart, Maria Callas, Rudolf Nureyev, Plácido Domingo, Maia Plissetskaia, Astor Piazzolla, Luciano Pavarotti, Martha Argerich, Monserrat Caballé, Daniel Baremboin, Maximiliano Guerra y Julio Bocca fueron algunas de las destacadas figuras que brillaron en el Colón.

Recuerdo la  actuación de la negra Mercedes Sosa, hecho que sirvió de despedida para el cierre del Colón en Noviembre de 2006, en lo que fue la última función de la ilustre sala.

Como cierre de este homenaje les dejo para su deleite tres páginas enteras que “La Nación” le dedicó a las veladas de gala del Colón.