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¿ Nos contás donde estaban estos nenes tan sonrrientes ?, Te animás a decirnos el año en que pensás podrÃa haber sido tomada la foto?
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Hay momentos como en toda actividad en los que un período está cumplido y es casi inevitable pasar a otra etapa o tal vez tomarse una pausa. Esto parece lo que tal vez suceda con los tradicionales almuerzos de Mirtha. Una idea televisiva que comenzó el 3 de Abril de 1968 , a lo largo de 43 temporadas. Un personaje que puede cambiar de horario, de peinado, de escenario, y quizás hasta de público pero sin ninguna duda será siempre Mirtha. En su edición 5869, se despidió diciendo “Quiero que lo sepan: esto no es un adiós, es un hasta pronto” . No puedo prometerles nada, pero es muy posible que vuelva”
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Desde un comienzo los balnearios se convirtieron en uno de los paseos preferidos de los porteños. Ya en los años veinte muchas personas, se daban cita a la orilla del río, o paseaban para para mitigar el calor.
Es importante destacar que en esa época se iba al balneario para tomar aire fresco. Era un tiempo en que la belleza estaba emparentada con la piel blanca, y en el que un apenas un insinuado bronceado, se podía interpretar como algo fuera de lugar.
De allí que muchas mujeres usaban crema de lechuga para cuidar su rostro.Y las publicidades decían: “Usted también debe cuidar su cutis , comience a usarla desde ahora, y se protegerá de los rayos solares”
En cuanto a los horarios de baño eran de 6 a 11 y de 15 a 19, y lo curioso que se indicaba que los trajes de baño debían estar en buen estado.
Alfredo L. Palacios, el viejo león del socialismo argentino, tal vez el más romántico de los políticos argentinos del siglo XX, el gran orador de tono tan emotivo como florido, arremete con una oración alusiva a la figura de Domingo F. Sarmiento el 11 de septiembre de 1956 durante un homenaje al prócer realizado en el Colegio Nacional Sarmiento.
La tensión del inicio del discurso en el rostro del tribuno, que se aferra con su brazo izquierdo a la mesa, es captada magistralmente para La Nación por Adolfo Romero.
La propuesta es simple se me ocurrió pedirle a mis amigos cual es su lugar en el mundo. Ese espacio donde se cruzan nuestras emociones, ese lugar de pertenencia. Si queres escribinos y contanos cual es tú lugar. Podes enviarnos una foto también al archivoscopio@gmail.com
“Camino por la peatonal y siento que es mi lugar en el mundo. Esquivo vendedores ambulantes y los manifestantes de turno; me quejo por el transporte público y el mal olor del agua. Así y todo, estoy donde quiero estar. En mi Córdoba de las campanas, rebelde y clerical. Recorro el casco histórico y se me pone la piel de gallina. El muro de la Compañía de Jesús me hace viajar en el tiempo.La Manzana Jesuítica esconde la historia de la ciudad y si cierro los ojos, puedo imaginar la Docta de otros tiempos. Caminar la ciudad me emociona. Sé que no podría vivir sin Córdoba. Así de simple. Sin La Cañada, que divide la ciudad en dos. Sin el tunga tunga con personajes entrañables como La Mona Jímenez. Sin Colón y General Paz. Sin el humor a flor de piel. Córdoba sigue teniendo el corazón de pueblo chico aunque sea cada vez más una enorme telaraña que no para de crecer. Córdoba es un hogar donde sentirse a gusto. Córdoba es sin lugar a dudas mi lugar en el mundo.”
Andrea Sánchez Seguir leyendo
Uno cree, que todo es nuevo y que las cosas se inventaron hoy.
Yo lo creÃa con las cremas.
Pensé que era invención de esta generación, donde reinan las cosmetólogas, dermatólogas y cirujanos plásticosâ¦
Pero les voy a demostrar que estaba equivocada.
Pasen y lean este mensaje de belleza que data de épocas inusitadas por nosotros, los del siglo XXI.
Y disfruten de la genialidad de los publicistas de los años 1929 y 1935.
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Una nochecita de marzo de 1934 una mamá y su hijita se detienen extasiadas ante las iluminadas vidrieras de una de las tiendas de la calle Florida. Imaginarse esta escena hoy, tal vez, resultaría bastante difícil. En primer lugar porque a la nochecita (salvo eventuales turistas) los paseantes huyen del centro como lauchas (corridos por la “sensación” de inseguridad), los negocios bajan sus cortinas metálicas y colocan placas para impedir que alguien haga un nidito allí. Las vidrieras, simplemente, quedan a oscuras.
Como alguna vez no fue así, les pasamos está hermosa postal de un ya viejo Buenos Aires en el que sí se podía disfrutar a toda hora de la calle de la elegancia porteña.
En los años 60 poco asustaba más a los conductores porteños que la presencia emboscada de los temibles zorros grises, que era el nombre que se ganaron los integrantes de la policía municipal de tránsito, que aparecían emboscados en las esquinas, escondidos detrás de los quioscos de diarios o de algún zaguán para emprenderla con sus boletas por mal estacionamiento, alta velocidad o lo que fuera que estuvieran infringiendo los conductores por entonces.
Aquí vemos a uno de ellos, sorprendido el 18 de enero de 1960 en pleno verano porteño, por la inquieta cámara de Mirto J. De Mori para La Nación. Claro que aquí, el conductor parece contento, y es porque el temible funcionario sólo lo estaba instruyendo sobre modificaciones en el sistema de estacionamiento. Las boletas, ya serían cosa para otro día, seguramente.
Estaba rastreando en el microfilme una nota de febrero de 1946 que me pidieron cuando de pronto apareció la publicidad del aceite comestible mezcla “La Patrona”.
Me llamó la atención tanto por su tamaño, casi media página; como por su ubicación, en la página 4 del diario; y por su originalidad.
Me sacó una sonrisa el leer las consignas del aviso: “Gran concurso de recetas: la ensalada perfecta”. Y Continúa…”Una fresca ensalada de verano. Premiada con 25$ m/n. La envió la señorita Carmen C. Cassia, de Avenida Las Heras 2100.
A continuación se publica la receta y los ingredientes de la fresca ensalada de verano y del aderezzo preparado con el aceite “La Patrona”.
Luego, y para finalizar, se brindan detalles de las bondades y ventajas que hacen que el aceite en cuestión sea el ideal para preparar tanto “ensaladas perfectas” como frituras.
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