Después de algunas reaperturas anunciadas y retrasadas, y de varias invitaciones a la prensa para descubrir el lugar, el nuevo Picasso finalmente reabre al público a partir del sábado 25 de octubre. Las remodelaciones, que lo mantuvieron cerrado durante cinco años y terminaron con la remoción de su antigua presidenta Anne Baldassari, lo volvieron capaz de recibir el doble de público, sumaron 13 salas, renovaron el jardín y crearon un café en el techo. Además, el público tendrá acceso al último piso del museo, hasta ahora cerrado, que exhibirá la colección privada del artista malagueño. Seguir leyendo
Ambiente bistrot y platos gastronómicos
La semana que viene en la familia de Xavier se festejará un cumpleaños. Para celebrarlo, le pidieron que reserve una mesa en algún restaurante de la ciudad. Xavier lo hizo por internet y con tres semanas de anticipación.
Hay ciertos restaurantes parisinos en los que nunca hay lugar si no es con antelación. Forman parte de lo que aquí se llama la bistronomie, conjunción de las palabras bistrot y gastronomie, una tendencia en donde en un ambiente de bistrot, lejos de las mesas con manteles blancos y formalismos, se sirven platos gastronómicos. En los últimos años, la cocina francesa no le ofreció al mundo un gran líder creativo y mediático como el catalán Ferran Adrià o el danés René Redzepi (chef de noma), pero inventó esta nueva manera de comer que parece tener una vida más larga que la revolución molecular. Seguir leyendo
La nueva colección de zapatos Hermès
Durante cada semana de la moda, además de los desfiles, las maisons aprovechan para mostrar sus nuevas colecciones. El caso de Hermès, que presentó su colección de zapatos primavera/verano 2015 del francés Pierre Hardy, que colabora con la casa desde los 90 (desde entonces creó también su propia marca). Fue en una parte del museo Nissim de Camondo, un lugar construido a principios del 1900, inspirado en el Petit Trianon de Versailles, y que hoy alberga una colección de muebles y objetos de arte del siglo 18. Un lugar muy francés y bastante fascinante para recorrer, con un jardín con castaños de Indias. Si además hay sol, el paseo vale la pena. En estas presentaciones nada es dejado al azar. Seguir leyendo
El nuevo museo Picasso, por dentro
Estuvo más de cinco años cerrado al público. Los trabajos de remodelación, destinados a poner en regla el edificio para que cumpliera con las normas de seguridad francesas, se atrasaron más de lo previsto. Las obras de Picasso viajaron por los museos del mundo y se organizaron exposiciones itinerantes que permitieron financiar gran parte de toda esta renovación, cuyo costo total se elevó a 52 millones de euros. Los retrasos y los costos generaron una gran polémica en París. A tal punto que, cuando iba a abrir, en junio, la directora Anne Baldassari fue removida de su cargo. Designaron a un nuevo director, Laurent Le Bon, hasta ese entonces a cargo del Pompidou-Metz. La reapertura está prevista para el 25 de octubre. Los periodistas pudieron visitar el petit hotel la semana pasada, antes de que se colgaran los cuadros, para contemplar cómo quedó este refugio en el corazón del Marais después de las remodelaciones. Seguir leyendo
El septiembre francés es el marzo argentino (con fotos)
Desde el fin de semana pasado, 16 de los decoradores más importantes de París exhiben sus propuestas en el museo de las Artes Decorativas, sobre la rue de Rivoli, al lado del Louvre. Elegidos por la curaduría del museo y por la revista AD, se les pidió que imaginaran espacios vivibles que tuvieran como punto de partida un objeto seleccionado entre las reservas del museo. Presentados en forma de cajas en las cuales se entra desde un pasillo central, y con materiales como marmorino, cedro, estuco, marquetería de paja y vidrio teñido, cada uno de los proyectos permite imaginar cómo viven los parisinos y descubrir el savoir faire de la decoración francesa: el salón de baño, de Charles Zana; el bar-biblioteca, de Isabelle Stanislas; el cabinet de una elegante, de Caroline Sarkozy y Laurent Bourgois; el salón de lectura, de Bismut & Bismut, o la antecámara de un latin lover, del argentino Luis Laplace, entre otros. El silencio del público ayuda a la magia de la visita. Seguir leyendo
Las sugerencias del corresponsal de Vogue
Corresponsal de Vogue Latinoamérica en Europa, Abraham de Amezaga está instalado en París desde hace algunos años (@deamezaga). Siguiendo el formato 1-1-1 (un resto, un bar y un buen plan), le pedí que compartiera su París. Porque cada uno tiene la suya. Acá van sus datitos. Gracias Abraham. Seguir leyendo
Vivir la final del Mundial en París
No hubo un mismo lugar de encuentro. Hubo muchos. Contra Bosnia fue en un bar con buena onda y dos pantallas cerca de Strasbourg-St Denis. Arrastrando los pies porque acá lo pasaban a las 10 de la noche (terminó pasada la medianoche) y al día siguiente era lunes, pero cantando al unísono con el resto de argentinos y amantes de la Argentina reunidos. La vuelta a casa en bici fue silenciosa: París ya dormía. Contra Irán fue en un bar del Marais, después de buscar bastante porque en esa instancia todavía no lo pasaban en todos los bares. En París, la fiebre mundialista es individualista y no se siente en todos los círculos sociales. A los del bar hubo que insistirles para que subieran el volumen: pretendían que el partido se mire escuchando Daft Punk. Contra Nigeria fue en la redacción rodeada de franceses que hinchaban por la Argentina. Desde el principio tenían muchas expectativas con la albiceleste. Los hombres se rien cuando ven mujeres gritando “vamos vamoooos, Argentinaaa..” Contra Suiza fue por radio. Una cita de trabajo cancelada a último minuto hizo cambiar los planes y, oh sorpresa, no lo pasaban en los canales de aire. Las imágenes por internet llegaban tarde, así que de repente Mariano Closs estaba a todo volumen. “Nunca lo vi jugar tan mal a De María señores. Pese al gol, su peor partido”, decía. Escuchar el relato de un argentino es emocionante. Seguir leyendo
Más datitos: un resto, un bar y un buen plan (2)
Siguiendo con el formato 1-1-1, acá van nuevas sugerencias Seguir leyendo
Un resto, un bar y un buen plan
Coco recibe el mail de un amigo de Buenos Aires: su primo visitará París en unos días y le vendrían bien algunos datitos. Mails como ese, Coco recibe todo el tiempo, sobre todo con la llegada de la primavera-verano. Todos los que vienen quieren saber qué se puso canchero, dónde comer unos buenos quesos, cuáles son los paseos menos turísticos. Sugerencias que Coco se cansa de dar cuando se las piden todo el tiempo. Pero, a diferencia del resto, el mail/pedido del amigo es preciso: se lo manda a tres que viven en París y les pide que cada uno le recomiende un bar, un restaurante, un museo. Un formato que da ganas de responder porque es conciso. Me inspiro de ese mail y retomo la idea para ir sugiriéndoles regularmente datos de París. A ustedes de elegir qué les gusta más. Gracias Manu. Seguir leyendo
La costumbre de ir al mercado (con fotos)
Acá va la columna publicada el sábado en el diario (de difícil acceso online). Agrego fotos!
Abdé traspasa las frutillas de un cajón grande de madera a cestitas individuales de plástico. Cada porción que prepara pesa unos 300 gramos y se vende a un euro. “Directo de la huerta de mi abuela”, asegura. Sus manos tomaron el color de la fruta, señal de que su tarea requiere algunas horas. Y su rapidez, además de agilidad, revela que no hay tiempo para perder. Es sábado a la mañana y el marché d´Aligre, a algunas cuadras de la Bastilla, está en ebullición, como de costumbre.
En este mercado, el más antiguo después del marché des Enfants Rouges –situado en el barrio Le Marais y creado en 1618-, los parisienses en busca de sus compras típicas confluyen con los turistas en busca de París. Los unos seleccionan las frutas, verduras y quesos para esos invitados que agasajaran por la noche, o para sus comidas del resto de la semana, mientras los otros observan curiosos y capturan en imágenes la diversidad de productos: las bananas de las Antillas, las uvas de Chile, los higos, o la histórica graineterie (tienda de semillas) que data de 1895 y en donde se encuentra harina de castañas, anís de Flavigny, flores aromáticas, pruneaux d´Agen (ciruelas pasas), alubias negras y todo tipo de frutos secos y mermeladas, además de los panes d´épices y la flor de sal de Guérande.
Al igual que el centenar de mercados que cuenta esta ciudad, el de Aligre es un lugar de encuentro. Un viaje en el tiempo. Clientes y comerciantes se saludan, se llaman por el nombre y bromean mientras hacen sus transacciones. El parisiense aprecia la calidad y la paga con lealtad. Francia será el segundo consumidor mundial de pizzas congeladas (el primero es Estados Unidos) pero, por suerte, París es una burbuja de detalles gastronómicos. El parisiense es un amante de las pequeñas costumbres, al punto de irritarse rápidamente frente a los imprevistos. Ir al mercado forma parte de su pequeña rutina del sábado. En la semana no siempre hay tiempo. No necesariamente porque se trabaje más que en otros lados, sino porque en esta ciudad la mayoría de los comercios atendidos por sus dueños cierra a partir de las 19 horas. Los comerciantes priorizan el ocio por sobre algunos minutos más de trabajo, aunque ello les haga perder ventas. Prefieren disfrutar de lo que tienen. Muy respetable, pero obliga a estar a las corridas y a tener una pequeña lista de tareas para hacer el sábado. Aquí, la escapada al campo, country o club propio o de amigos se reemplaza por una actividad frenética y muy urbana que incluye también exposiciones, paseos en bicicleta, festivales de música o de cine, consumo y gastronomía.
Lejos del Café de Flore y de la rue Saint Honoré, del otro lado del Sena, el de Aligre es el París de la clase media con poder adquisitivo respetable y de buen paladar. Ese inmortalizado por el fotógrafo Robert Doisneau y que alimenta su propia caricatura: calles cuyo trazado remonta al medioevo, pasajes con nombres que no cambiaron desde entonces, suciedad tolerada, un vendedor de lácteos que cada cinco segundos grita “Vengan, acá está el mejor precio”, y, por si no quedaba claro donde se está paseando, una chica que en la otra punta de la rue Aligre, a unos 200 metros, boina en la cabeza, toca un organillo y canta Edith Piaf.