Algunos barrios de París están vacíos en estos días, lo que está bastante bueno. Hay menos autos, menos tránsito, menos ruido. La mayoría de los parisinos se va de vacaciones entre el 15 de julio y el 15 de agosto. Fines de agosto incluso. En la época de vacaciones escolares, en la temporada alta europea, cuando las playas están atestadas de gente en Bretaña, en Biarritz, en la Costa Azul o en Córcega por ejemplo.
La legislación laboral francesa estipula cinco semanas de vacaciones. Es un derecho que los franceses adquirieron en los años 80, con la vuelta del socialismo al poder (con François Mitterrand). En los años 30 tenían sólo 15 días de vacaciones remuneradas. Por suerte para ellos, el tiempo de descanso fue creciendo. Francia es así el cuarto país más generoso en cantidad de vacaciones para los trabajadores (36 días) después de Finlandia (39 días), Austria (38 días) y Grecia (37 días).
Ello, claro, para quienes están integrados de manera fija en una empresa, es decir aquellos con un contrato que aquí llaman CDI (contrato de duración indeterminada), un estatus al que muchos franceses aspiran justamente para tener la seguridad y la protección que ofrece la ley laboral francesa (por ejemplo: 16 semanas prolongables a 19 para las licencias por maternidad, y hasta 29 semanas para las que ya tienen dos hijos).
El resto, es decir los que trabajan en una dinámica de “freelance”, los liberales que no dependen de la empresa de otro, o los que trabajan con un CDD (un contrato de duración determinada, por ejemplo reemplazando a quien se fue de vacaciones), y cuya condición laboral es calificada de “precaria” aquí aunque sólo por el hecho de no tener un trabajo fijo (y no beneficiarse de esas condiciones laborales), se va de vacaciones cuando puede. En general, en junio o en septiembre. Cuando los días siguen siendo lindos y soleados, cuando hay menos gente en las playas y cuando ya no es temporada alta.
Este es por ello un buen momento para visitar la ciudad. Los barrios más turísticos, como Montmartre o Ile Saint Louis, siguen muy frecuentados. También algunas exposiciones, como la de Stanley Kubrick en la Cinemateca Francesa, donde ayer domingo había fila de 15 minutos para entrar. Pero el resto de París está bastante tranquilo. Y lindo para caminar o “bicicletear”. Sólo esperando que haga un poco más de calor. Después de un mayo agobiante y de un junio lluvioso, julio no supera muy frecuentemente los 20 grados. De paso, se confirma la teoría: el problema del clima parisino no es sólo su intenso frío. Es, sobre todo, su corta época de calor.