Días de moda en París. Están las liquidaciones, que empezaron hace diez días y visiblemente un poco menos concurridas que en otras épocas (finalmente la crisis se siente también en París), y está la Fashion Week de hombres, que durante cuatro días (terminó el domingo 22) presentó las colecciones otoño-invierno 2012 (traducción: lo que se usará el próximo invierno, en un año) y en donde la crisis ni asoma al menos durante esos 15 minutos que dura cada show. Un mundo aparte.
El desfile de Hermès fue en uno de los espacios del Grand Palais, que intercala exposiciones y eventos privados: alquilar el espacio central del edificio, de 13.500 m2, que aquí denominan la Nef, cuesta 40.000 euros por día. El de Hermès era un espacio más discreto, de 650 m2 y con capacidad para 650 personas. Estaba lleno. Gente sentada en las tres filas de cada lado y gente parada atrás. Todos invitados o empleados (sobre todo de prensa) de la marca. Imposible entrar sin invitación. Copa de champagne o jugo de naranja mientras todos se acomodan.
Cuando todos están sentados, dos empleados se ocupan de enrollar el largo papel que recubre la pasarela. Otra controla que no haya nada en el piso que pueda desestabilizar a los modelos. Siempre hay un desubicado que, en una corrida hasta su asiento, camina justo detrás de esta gente sin darse cuenta. Empieza el show. Y la música. El tracklist está a cargo de Thierry Planelle desde hace más de diez años. Esta vez suena Nicolas Jarr (Marks), Battant (As I ride with no horse), Black Devil Disco Club (Ardent, featuring Nancy Sinatra) y Tom Vek (I ain’t saying my goodbyes).
Líneas: trajes a dos botones, trajes cruzados, trench, parkas, poleras, pantalones estrechos. Colores: carbón, azul marino, azul noche, ébano, regaliz (negro pero no), caqui, ciruela, negro. Géneros: terciopelo, lana y mohair, lana y seda, cuero encauchado. Todo ello construye al hombre Hermès para el próximo invierno parisino. Y, sobre todo, el “ton sur ton”: usar diferentes tonalidades de un mismo color para vestirse integramente (salvo para los trajes que son de un sólo color, claro). Y pequeña info: las suelas de los zapatos ahora son naranja, el color emblemático de la marca. Imposible no pensar en Christian Louboutin, cuyos zapatos son conocidos porque colorea la suela de rojo.
De la veintena de modelos, tres son argentinos. Ya estaban en el desfile del año pasado. Y son de los pocos a los que se les escapa una sonrisa cuando desfilan. El resto parece bastante enojado, aunque eso los vuelve también espléndidos. Y para seguir con la tendencia de este año, no todos los modelos son de 18-22 años. Incluyeron a algunos treintañeros.
Cuando termina el desfile, la diseñadora de la línea masculina de Hermès desde 1988, Verónique Nichanian, sale del backstage a la pasarela para saludar a los íntimos (clientes, amigos y empleados que ella llama “la familia”) que se acercan a felicitarla. Y para responder a los periodistas. “Adoro los géneros. Son la base de toda colección masculina”, le cuenta a este blog. Y precisa: “No hay un cliente Hermès, hay hombres Hermès”. No mide más de 1,60, tiene un corte carré y está toda vestida de negro (pantalón, remera manga larga y cinturón).
Aquí algunas fotos. Pequeño amateurismo: cuando prendí la cámara, antes de que empezara el desfile, me di cuenta que me había quedado sin batería. Me hubiera gustado mostrarles algo más que los modelos. La próxima, lo prometo. Estas fotos son todas de Jean-François José.