El parisino disfruta a todo trapo del fin de semana en la ciudad. Sale a caminar, almuerza en familia o con amigos, se pasea mezclándose con los turistas que invaden su ciudad. Le gusta tener buenos programas planeados de antemano. El parisino es muy urbano.
El post anterior proponía buenos lugares para comer una hamburger o un hot dog. Este viene con algunos nuevos lugares para tener en cuenta para un brunch de domingo (una fórmula bien urbana que el parisino adora), para comer organic, o para imprimir-doblar-guardar en caso de una próxima visita parisina. Seguir leyendo →
Una esquina parisina en el Marais, y la boutique de American Apparel abierta el domingo
Durante años se dijo que los franceses eran anti-americanos. Eso quedó en el pasado, al menos en París y al menos en lo que refiere al consumo: 1) la expo de Edward Hopper fue un éxito, siempre llena hasta el final; 2) los Starbucks están repletos, muchos eligen esos vasos gigantes como café take-away de la mañana, 3) las boutiques de American Apparel están por todos lados y les va muy bien. Seguir leyendo →
La salida de la estación Quatre Septembre. O la salida de cualquier estación
Un amigo argentino con conocimientos parisinos muy respetados asegura que el túnel parisino durante el invierno es como Terminator: cuando se empieza a ir, se escucha de fondo un “I´ll be back“. Lo cierto es que el post anterior quedó muy atrás. Nada de buscar programas para luchar contra el túnel invernal. Los días de sol empiezan a volver. Todavía con frío, pero chau lluvia, chau cielo gris, chau gris en todas sus tonalidades. Se huele la llegada de la primavera, esa época en donde extrañamente uno se siente tan canchero de vivir en París. El tiempo ya no es una preocupación ni una limitación social. La mini angustia incómoda da paso a la tranquilidad. Sigue siendo un tema de conversación repetitivo, pero porque hay sol. Todos contentos. Todos más buenos. Nuevo photomaton, esta vez muy azul.
El jardín de Luxemburgo a la mañana, very nice
Esquina de rue Vaugirard y rue Madame
Hola manzanas parisinas
By Juancho
La sede del Partido Comunista Francés (PCF). Edificio de Oscar Niemeyer. By F.
Camino al Chateau de Versailles. Un día de sol cambia todo. By Juancho
La fuente y los jardines de Versailles
Sigue haciendo frío. Por suerte, ustedes ni lo sienten
Bienvenidos a la época tunelera de París: cielo gris durante semanas y semanas (se descubren las varias tonalidades de este color), lluvia al mirar por la ventana, viento enemigo. A veces parece que nunca amaneció. De repente el día termina y es de nuevo de noche. Salir da fiaca, sobre todo después de un día largo de trabajo. El trabajo es de hecho el mejor amigo en esta época. Es un buen refugio. Y las emociones se simplifican: un rayo de sol asegura una sonrisa. El límite es cuando uno se escucha subestimando el frío (“por suerte hacen sólo 7 grados”) para auto-convencerse, o dando consejos sobre cómo abrigarse a amigos porteños que están de visita y que de paso nos recuerdan que acá estamos verdes.
Por suerte, también pasan muchas cosas que, con una buena banda de amigos, nos expulsan de la cueva. Un ballet en la Ópera, una visita nocturna a la expo de Hopper (a las 5am), un buen concierto de los grupos Wave Machines y Tahití 80 en La Cigale. Nuevo photomaton para ustedes, los suertudos, que pasean por París sin frío mientras comen una empanada. Y muchas fotos para disculparme por tanto tiempo sin postear. Culpa del túnel.
Ir a la ópera Garnier es siempre un buen plan
Incluso cuando uno mira al techo
Un sábado a la noche que empieza tranquilo
Y termina con una visita nocturna a la expo de Hopper, abierta 24h el último fin de semana. Así de larga era la fila afuera del Grand Palais. Con 0 grados
Me gustó. Después de la expo, croissant y chocolate caliente en el bar del Grand Palais
Aprendí a cortar quesos
Volvió a nevar. Por suerte fue sólo un día
Un concierto en una sala parisina es siempre un buen plan
En la Cigale (en Pigalle) tocaron los Wave Machines, de Liverpool, y los franceses Tahití 80
Estos son los Wave Machines. Me mandaron la foto especialmente para el blog. Buena onda
Betty Boop en la panadería. Así customizan sus vidrieras los parisinos en San Valentín
Y ví cómo les compraban flores a otras, de camino a casa
Los afiches de la peli, en muchas estaciones de la ciudad
Muchos parisinos idealizan la Argentina. La carne, el tango, Buenos Aires, las mujeres, los machos. Les parece exótico. Los que no fueron imaginan las semejanzas entre las dos capitales y lo cómodos que se sentirían en esa ciudad del otro lado del Atlántico. Los que fueron vuelven con los mejores recuerdos y sorprendidos por esos barrios con edificios parecidos a los suyos. Pero las mejores historias las relatan en general esos franceses que tuvieron la oportunidad de recorrer un poco más el país.
Esta semana se estrenó en París la película “Mariage à Mendoza” (Casamiento en Mendoza), primer largometraje del director francés Edouard Deluc. Dos hermanos (Philippe Rebbot y Nicolas Duvauchelle) desembarcan en Buenos Aires, alquilan un auto y salen a explorar los valles y las bodegas argentinas en un road trip de cuatro días antes de llegar al casamiento de su primo (el músico Benjamin Biolay), en Mendoza. En el camino se cruzan con varios personajes como el típico argentino “Yo soy el hombre que estaban buscando” o la clásica bomba latina que enamora a todos. Todo acompañado por la música de Herman Dune, una banda francesa que si no conocen se las recomiendo (hace unos meses escribí un post sobre un festival green en el que tocaron, más abajo subí el video).
La película es un programón. Y una buena manera de ver cómo nos ven los franceses, o al menos los parisinos. Se suma además a dos películas argentinas que se estrenaron recientemente en Francia (El último Elvis, de Armando Bo, y El Estudiante, de Santiago Mitre). Ver a la Argentina en las salas de cine francesas es siempre una linda sensación.
La banda Herman Dune (los de la izquierda, tocando) y el director de la peli, Edouard Deluc, durante una entrevista en Radio Nova, en París
El afiche, en la avant-première del martes. Las pelis se estrenan los miércoles
Caminar intentando no resbalar y evitando los desprendimientos de nieve de los techos. La nieve llegó para quedarse, al menos unos días más. La ciudad está completamente blanca. Y es very nice. Disfruten de esta magia. Nuevo photomaton. Más fotos. Seguir leyendo →
Está nevando en París. Después de un principio de invierno friendly, con temperaturas que no limitaron la vida social, se vino el frío glacial. Y la nieve. Los primeros días nevó sólo de noche, y a la mañana todo volvía a estar normal, sin rastros. Pero ahora se largó con todo. La nieve es silenciosa. Y ver todo nevado siempre es mágico. Caminar bajo la nieve es un programón, durante cinco o diez minutos. Después las botas se empiezan a mojar, y empieza la caminata aparato para no resbalarse. Mejor entrar en un bar, y mirar desde la ventana. Un nuevo photomaton, para que paseen por París en imágenes. De paso, el desfile de Louis Vuitton (colección hombres para el próximo invierno), el jueves, un día antes de la gran nevada, cuando ya hacía mucho frío. Y la inauguración de una nueva boutique LV especializada en el universo de la escritura: plumas, lapiceras, tinteros, cartucheras, estuches, papeles y sobres.
La entrada al desfile (en uno de los salones del Grand Palais), a metros del Sena
Los de enfrente, cuando el show estaba terminando y se prendieron las luces
Se vienen las camperas oversized y bien abrigadas para el próximo invierno
Los shows de LV en general empiezan en hora. No duran más de 20 minutos
La última pasada
A la salida del show. Son todos hombres
Después del desfile, visita a la nueva boutique. Las lapiceras cuestan entre 600 y 175o euros
Para los fanáticos
Los distintos colores de tinta
Empezó a nevar el viernes a la tarde. A las 20h, así estaban las calles
Los techos de los autos son un buen indicativo de cuánta nieve cayó
Magic snow en la rue des Archives, en el Marais
Bariloche
París 1960
Jardines de Luxemburgo, cerrado por nieve (by Juancho)
De Gaulle dijo una vez que en Francia hay tantos quesos como días del año
Cinco kilos de mariscos y cinco botellas de alcohol (champagne de aperitivo, vino dulce para el foie gras, dos vinos blancos para el pescado y un vino tinto para los quesos) para un almuerzo de seis personas. La Navidad en Francia es, básicamente, comer y tomar mucho. Es una experiencia gastronómica, con productos de calidad y vinos y champagnes excepcionales que se van sumando durante dos días, además de los festejos previos con amigos y colegas del trabajo. Son días que se pasan en familia. París se vacía. Las salidas y los amigos se dejan para el 31. Seguir leyendo →
Nuevo photomaton, porque son varios los que lo piden. París en época navideña. Y no sólo eso. Ahí va.
Vi este cartel de depto para alquilar, cerca del Bon Marché (7e arrond). Me tentó. Nunca llamé
Así limpian las veredas en París, a la mañana. Nada de porteros con baldes ni baldosas divididas
Me crucé con Dilma cuando fui a la pista de patinaje del Grand Palais. Ella es very elegant. Comió en el restaurant de al lado y visitó la expo de Hopper
En el Bon Marché presentaron “Brasil Rive Gauche”: hasta abril venden productos brasileños
Básicamente se colgaron de la visita de Dilma a París para lanzar una propuesta comercial
De repente los tradicionales talcos y jabones brasileños se convierten en productos de lujo
Seguro van a vender todo. Brasil está de moda en París. Como en todo el mundo
Me gustaron estos platos: porcelana japonesa marca Nikko y diseño de Bodo Sperlein
Back to reality. Lavar la ropa fuera de casa. París también es esto. Por lo menos no hay que quedarse esperando. Nadie roba
Comida con amigos en Chartier. Buena opción de lugar de época, bullicioso y barato
El fin de semana fue el Brunch Bazar en el Palais de Tokio, organizado por Colette y el equipo de La Clique (una especie de Mass Group parisino)
Había un montón de espera para comer sentados
Por suerte había un stand de Clásico Argentino, el lugar de empanadas. Compramos dos para matar el hambre. Nos regalaron un vaso de vino
“Accept the mystery”, me gustó la frase. Mi amigo Juancho sugirió un nuevo lema: “Accept the hysteria”
Había varios stands de ropa vintage, incluso para bebés
Vi la torre así y tomé la foto. Fue cruzando uno de los puentes. Siempre es bastante mágico
También la vi así, medio escondida. Foto de nuevo. Vale la pena
Juancho el arquitecto se hizo el canchero. Dijo que este edificio era conocido. Yo ni me acuerdo de quién es
Una típica patisería parisina, con éclairs de todo tipo
Las chocolaterías están a full por estos días. Vidrieras decoradas y paquetes dorados
El Grand Palais a veces alquila sus espacios para eventos especiales o comerciales: un concierto de Prince, un desfile de Chanel o de Yves Saint Laurent, o la competencia de salto a caballo Saut Hermès, por ejemplo. Es lo que le permite financiarse, ya que no recibe una subvención pública. Un día de alquiler puede costar hasta 40.000 euros (depende de la duración del alquiler, del momento del año y del tipo de evento) y en un año puede juntar más de 8 millones.
Esta vez, la nave central del Grand Palais se convirtió en pista de patinaje hasta el 6 de enero. Una pista de 2000 m2, con capacidad para 600 personas, con 40 kms de caños debajo de la pista. Los organizadores la pensaron durante tres meses y la armaron en diez días. Detrás de esta idea está Olivier Maurey, dueño del Mini Palais, el restaurant de al lado.
Los patines parecen haber evolucionado, ya no son esos cuchillos mortales en movimiento. No faltaron: 1) el nene que se cae y llora, 2) el adulto que se cae y se levanta rápido con sonrisa incómoda, 3) la que se viste como se estuviera compitiendo en los juegos olímpicos y al final no patina tan bien, 4) las que patinan con cartera, 5) el que se hace el indiferente amateur y de repente clava una pirueta fantástica (prueba, una vez más, de que el francés se toma muy a pecho sus hobbies).
Afuera del Grand Palais hace frío (el termómetro marca menos de 5 grados), y adentro también, salvo para los que terminan transpirados después de tanto patinaje. Nada más para decir, van las fotos y el video (miren hasta el final, es bastante gracioso). Disfruten.
Para el momento “pausa” proponen chocolate o vino calientes
Hay una mini pista dentro de la grande, una especie de corral para los más chicos
Las guarderías de zapatos y patines, con calentadores