Los precios sin inflación de París

Los champignones, a un euro la bandeja

Cuando Tom volvió a Buenos Aires, después de pasar cinco meses en París haciendo un curso, mandó una foto a la banda de amigos que lo extrañaba: un queso Port Salut, en la góndola de un supermercado, a 78 pesos. Para alguien que adora los quesos y que en su paso por Paris los vio y probó de todas formas y colores (dicen que hay al menos un queso distinto para cada día del año), el golpe fue duro.

A diferencia de Buenos Aires, en París no hay inflación. Hay malhumorados, antipáticos, inviernos crudos y olor a chivo, pero no hay inflación. Hay precios altos, a veces muy altos, porque es París. Hay productos de mucha calidad con precios irrisorios, como unas botellas de agua que cuestan 70 euros en la épicerie del Bon Marché. Pero los precios de los productos básicos no cambian exageradamente de un año a otro.

Una pareja puede gastar entre 150 y 250 euros por semana para llenar la heladera, pero también la puede llenar por 100 euros.

Con frecuencia se publican artículos sobre los precios en otras ciudades en comparación con los de Buenos Aires. Acá va un paseo por un mercado de París, para que vean y comparen ustedes mismos. Es el de Bastille, un domingo. Podría haber sido cualquier otro. Algunos son un poco más caros (como el de Raspail), otros, menos (como el de Aligre). Y también un ticket de supermercado, para que la comparación sea más exhaustiva.

Tomates, entre 3,90 y 5,50 euros el kilo

El kilo de duraznos o de limones a 2,95 euros. El melón y la sandía a 1,95. El pomelo 0,90 por pieza

Medio kilo de frutillas por 2,80, o un kilo por 5. Los higos españoles, 2,95 los 500 gramos

Salmón escocés Label Rouge (tipo premium) por 34,50 el kilo. La lubina, 29.90 euros el kilo

El lenguado a 58 euros el kilo y la dorada rosa a 48 euros

Las baguettes se consiguen por menos de un euro. Estos panes especiales, un poco más caros

Los quesos artesanales, los preferidos de Tom, a 6,90

La foto de Tom

Limones por 1,87, Manzanas por 2,70, endivias por 2,05, lechuga por 2,63, seis huevos por 1,54, 150 gramos de pollo por 3,25, papel higiénico (6 rollos) por 3,88

Los girasoles, a 7 euros el ramo. No son básicos, pero son lindos

Antonio Seguí y la banda argentina

Cuando la embajada argentina en París organiza algún festejo en el marco de un día patrio o inaugura una exposición, el vino y las bebidas en general se terminan antes de lo deseado. Ni hablar de cuando queda vino pero faltan vasos de plástico. Y los dos empleados filipinos que allí trabajan salen corriendo a comprar más. Es una situación que se repite en cada nuevo evento. El escenario mejora cuando además hay empanadas, que son tan ricas con un buen vaso de vino. Pero enseguida se terminan, de nuevo, y esta vez porque algunas invitadas se meten varias en la cartera para llevárselas a la casa.

Con poco vino, casi sin vasos y directamente sin empanadas fue la inauguración de la semana pasada. Por suerte estaban las obras de Antonio Seguí, que después de algunos años volvió a exponer en la sala de la embajada. Fue a pedido del embajador Aldo Ferrer, quien entretanto renunció a su cargo. Seguí aprovechó para presentar por primera vez en Francia unas esculturas en hierro creadas en España en 2011.

Estaban todos. O al menos varios de los que forman parte de esas generaciones de artistas argentinos que después de idas y venidas desembarcaron en París en la década del 60, 70 u 80 para quedarse. Para muchos, la casa de Antonio Seguí era una parada obligada: ya instalado, el cordobés los hospedaba, y a veces incluso les proporcionaba un taller para trabajar. Generoso además de genio.

También dieron el presente algunos invitados que estaban de paso, como la actriz Betiana Blum, de paseo por París, o la escritora Elsa Osorio, que hace unas semanas participó del festival literario Le Marathon des Mots, en Toulouse. La convocatoria podría haber sido aún más importante, pero dicen que el mailing list de la embajada no está muy actualizado, y la difusión tiene sus fallas. Y como lo organizaron el 9 de julio, tampoco hubo mucha presencia institucional: los días patrios son feriados dentro de la embajada, y nadie va a trabajar.

El cordobés Antonio Seguí está instalado en París desde principios de los 60

Es la primera vez que expone estas esculturas en Francia

Fernando Maza y el mendocino Julio Le Parc, tan cancheros

Mario Gurfein, compenetrado en su historia

Ricardo Mosner, posando

Homenaje a Buenos Aires

La vista de Toulouse

Fue en Toulouse. Novena edición del Marathon des Mots (maratón de las palabras), un festival que se organiza durante cuatro días y que este año estuvo dedicado a los escritores argentinos. En distintos puntos del centro de la ciudad, las salas (capillas, librerías) estaban llenas de franceses interesados en escuchar a escritores y artistas argentinos. El director de teatro/danza Marcial di Fonzo Bo (vive en París hace 22 años) leyó algunos pasajes de las obras L´Uruguayen y L´Internationale Argentine de Copi. Risas y aplausos. Alicia Dujovne Ortiz, Laura Alcoba y Pablo de Santis debatieron sobre los últimos 50 años de historia política argentina y su influencia en la literatura del país. Pola Oloixarac escuchó a una actriz francesa (Hélène Liber) leyendo fragmentos de su primer libro. Damián Tabarovsky resistió haciendo tiempo en un debate en el que también tenía que participar el ministro de Cultura y Turismo porteño, Hernán Lombardi, que llegó a las corridas una hora tarde por un vuelo retrasado. Aplausos. Alfredo Arias (amado en Francia) y Alejandra Radano homenajearon a la cocinera Doña Petrona. Era de las pocas citas no gratuitas (cinco euros) y las entradas estaban agotadas. El rugbier tucumano reconvertido en cantante lírico Omar Hasan se emocionó al saludar a María Kodama. También estuvieron Martín Kohan, Alan Pauls y Elsa Osorio, entre otros. Todos presentando libros que fueron traducidos al francés. Una gran fiesta porteña en el corazón de Toulouse. Van algunas fotos.

Marcial di Fonzo Bo leyendo a Copi. La capilla des Carmelites estaba llena

María Kodama participó en una charla sobre Borges. Ella eligió posar con esta pintura de fondo.

El rugbier reconvertido en cantante de ópera Omar Hasan cantó en un homenaje a Gardel.

Hernán Lombardi (ministro de Cultura y Turismo porteño) en la presentación del festival

Alejandra Radano y Alfredo Arias eligieron esta escultura de fondo

 

París-NY-París

Hello NY. El de la derecha al principio no quería aparecer en la foto. Convencido.

Diez días en NY. Una ciudad más abierta, más libre y más sociable que París. Más días de sol, más ganas de hacer deporte, menos límites en los horarios para sentarse a comer. Menos linda, más gritona, más consumista que París. Y la noción de tip. Van algunas fotos.

En oposición a la filosofía Starbucks (el Mc del café), nacen lugares especializados. Tardan al menos 4 minutos en hacerlo. El resultado es esta hojita. O palomita. O plumita. Gracias Clari por el dato

El espacio libre acceso donde se “personaliza” el pedido. En París, si se pide sacarina, se devuelve el azúcar que viene automáticamente con el café. En NY es todo exceso

Pertenecer a la comunidad latina es un privilegio. El español abre puertitas.

Esta bakeri en Williamsburg es muy linda. Granola, yogurt y frutas. Recomendación

En el subsuelo del Rockefeller Center

Los dioramas del American museum of Natural History

Hello Wall Street

El ice cream moment a la salida de la escuela

Un parque en el Lower East Side

Williamsburg Bridge

Con esa gorrita lo reconocí de inmediato. Le pedí una foto. “Just a quick one”. Con Dick Cavett, a la salida de un restaurant chino, al lado de Lincoln Center.

En Chelsea

Un bar en deep Brooklyn

Goodbye NY

Fotos (de cerca) del festival de Cannes

El puerto de Niza, antes de zarpar hacia Cannes

El diario me mandó al festival de Cannes. Lo mejor fue el reencuentro con el sol. París está gris, lluvioso y poco cálido. Algunos meteorólogos prevén que este año ni siquiera habrá verano. Estamos todos atemorizados. Pero tenemos esperanza de que va a llegar esa época en la cual vivir en París es canchero. Mientras, está Cannes. Fueron sólo tres días, pero hubo de todo. Acá va, un nuevo photomatón. 

El potro. Parte del crew del barco alquilado por Stella Artois

El camino de Niza a Cannes

Los barcos privados que llegan a Cannes. Este es de un ruso

Antes de que empiece todo. No es la escalinata principal, pero todo está alfombrado en Cannes

Las acreditaciones son todo en Cannes. Dependiendo del color, más o menos espera.

Piden invitaciones. Si no tienen, no pueden entrar

Durante el festival se ve de todo

Las tarimas de los medios, que bordean la alfombra, vistas de atrás

Así y todo tuvo que pasar por la entrada del costadito. Nada de alfombra

Los fotógrafos, también obligados al moño. Hay varios huecos de espera entre cada fotocacería

Y no por eso dejan de mirar

Los invitados, los más desconocidos, caminan despacio y se autosacan fotos

Llegó el equipo de una peli. La alfombra se despeja. Empiezan los flashes

Adentro en la sala es casi como en cualquier lado

Llegó el director de la peli Drive, que presenta “Only God Forgives”

Se paran todos a aplaudir. No será igual al final de la película

Con Kristin Scott Thomas

La película de Lucía Puenzo estaba seleccionada en “Un certain regard”

El club sandwich de final de día, muy tarde

Y al día siguiente, en un cuarto de hotel alquilado por Stella Artois..

Carla Peterson, Juan Cruz Bordeu y su mujer Ileana (invitados x la cerveza) se sacan fotos

Y una buena vista desde un piso más alto

Un buen guía para visitar París

¿Cuál es la historia del Petit Palais? ¿Qué era antes? Pregúntenle a Martín

Esta es la historia de un chico que se llama Martín. Llegó a París hace cinco años, siguiendo a una ex novia, directo desde Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires. Estudió turismo. Es muy, pero muy, curioso. Le gustan las anécdotas de las ciudades, esas que no se incluyen en las guías de turismo. Sabe mucho, pero mucho, de historia. Y quiere ser tu amigo en París. Seguir leyendo

Diez días en París, en fotos

Viernes 16h30. Cerca del Palais de Tokio. El día no se decidía entre sol y nubes

Sábado 14h. En bici hasta la Filmoteca del Barrio Latino, sala de clásicos, para ver Funny Face

Domingo 16h. Una vuelta por el canal Saint-Martin. Todos tirados

Lunes 21h. El fin de un día de trabajo

Martes 14h30. Descubrimiento de la primavera

Miércoles 23h. La Durée, visita típica de unos amigos turistas. Para colmo, sobre Champs-Elysées

Jueves 15h30. Subasta de objetos en el hotel Crillon, que cierra x dos años

Viernes 1h30am. Salida con amigos por los Grands-Boulevards

Sábado 10h30. Un amigo turista quería agradecer y compró demasiado en la boulangerie

Sábado 19h. Expo en la galería Perrotin. Son 9500 billetes de 1 dólar colgados. La obra cuesta cuatro veces más

Domingo 20h30. La biblioteca de la casa alemana, en la ciudad universitaria

 

El gran salto de Hermès

Por cuarto año consecutivo, Hermès transformó el Grand Palais en una gran pista de obstáculos para la competencia de salto a caballo. Desde 2010, esta maison, símbolo del lujo francés, reúne a los mejores jinetes del mundo que durante tres días compiten en pruebas de mayor y menor altura, cronometradas, por premios de hasta 200.000 euros. 

40 jinetes, 100 caballos de competencia, 12.000 asientos para el público, 50 grooms, 5 veterinarios, 17 países representados, entre 90 y 110 euros la entrada y 458.500 euros en premios. Todo, a metros de Champs-Elysées, a metros del Sena, en el corazón de París. 

Acá van algunas fotos. Enjoy 

El Grand Palais, reconvertido en pista de obstáculos para la competencia de salto a caballo

El Saut Hermès se organiza desde 2010. Dura tres días (viernes, sábado y domingo)

Atrás de la pista, los caballos se entrenan y descansan, y los jinetes hablan con la prensa

Este jinete de Catar quedó primero en una de las competencias

Alrededor de la pista, boutiques, talleres y una librería. Todo relacionado con el universo ecuestre

Camperas por 1780 euros, ponchos por 840e, breeches por 650e, sacos por 1290e, jabones por 35e

Brunch para los invitados el día de la apertura

Por si no quedó claro, el color de la maison es el naranja

 

Dónde están los outlets de París

El outlet de Alaïa, pasando esta puerta y a la derecha

(No está pasando mucho en París. Expos nuevas, comidas y conciertos. En realidad pasa de todo, pero nada importa: estamos todos a la espera de que lleguen las temperaturas primaverales, pare de llover y salga el sol. Obsesionados con eso. Así que mientras, y para los suertudos que planean venir pronto, acá van algunas direcciones de outlets parisienses, una nota publicada en el suple Moda. Algunos, con precios incluso menos elevados que en BA.)

Fieles a las liquidaciones, que en esta ciudad están reglamentadas y por ello son siempre muy concurridas, las parisienses no están todavía muy acostumbradas a acercarse a los outlets (aquí se llaman stocks ) en busca de colecciones pasadas a precios más bajos. Saben que, año tras año, las soldes las esperan (las de invierno, entre principios de enero y mediados de febrero, y las de verano desde fines de junio y hasta fines de julio). Y las grandes casas del lujo francés (Chanel, Yves Saint Laurent, Hermès) no trabajan con stocks. Salvo algunas excepciones (como Alaïa), esta modalidad de compra y venta queda reservada a marcas parisienses consideradas prêt-à-porter de alta gama (Zadig & Voltaire, Sandro, Maje, Comptoir des Cotonniers, A.P.C., Repetto), muy conscientes de que estos espacios atraen a gran parte de los 40 millones de turistas que cada año visitan la ciudad.

Y así instalan stocks en barrios turísticos como Le Marais, el canal Saint Martin o Montmartre, donde envían sus colecciones recién luego de terminadas las liquidaciones. En el corazón del Marais, detrás de una gran puerta de madera casi siempre abierta que da a un patio interno, está el stock de Alaïa (18, rue de la Verrerie, 4e. Abierto de lunes a viernes, de 10 a 12.30 y de 13.30 a 18). Es una excepción en el universo de los outlets porque las prendas son exclusivamente seleccionadas por el mismísimo Alaïa. Cuelgan de las perchas a mitad de precio, aunque para billeteras abultadas: vestidos esculturales y atemporales de entre 750 y 1000 euros, polleras blancas o de seda negra entre 310 y 800, y faldas de broderie inglesa color crema a 1300. El resto son modelos más coloridos. Las clientas se acercan a esta tienda para completar sus compras con alguna pieza de otra colección. Los básicos y los modelos que son reutilizados en la siguiente colección no se encuentran en el stock.

A metros de allí, el stock de Zadig & Voltaire (22, rue du Bourg Tibourg), en algún momento la marca elegida por las parisienses más rock, con reducciones de al menos 40% sobre las colecciones del año anterior. Sus clásicas tunisiennes (las tunecinas son remeras con botones) se venden a 48 euros en vez de 80. También hay jeans, camperas de cuero y accesorios. No muy lejos, siempre en el mismo barrio, el stock de Sandro (26, rue de Sévigné), una marca conocida por sus camisas de seda (a 100 euros) y sus blazers y sacos que se combinan con todo (por menos de 200).

Subiendo en el mapa de París, cerca del canal Saint Martin, las colecciones ya pasadas de Chloé (desde pantalones hasta cinturones, pasando por anteojos) se venden al 50%. Las colecciones a veces son demasiado viejas, y no están exhibidas las mejores prendas ni las carteras de cuero blando. En la puerta hay que decir una clave, que cambia siempre: las últimas veces era -30% yzen . Es en el 8 de la rue J.P. Timbaud.

Más arriba, de camino hacia Montmartre, pero parando en la estación de subte Notre-Dame de Lorette, está el stock de las queridísimas Repetto. Es en el primer piso del 24, rue de Chateaudun, pasando tutús y zapatillas de punta para las bailarinas en la planta baja. No se ilusionen: no encontrarán las clásicas ballerinas negras a mitad de precio, porque se venden muy bien a 160 euros. Pero sí habrá otros modelos de ballerinas (a 90 euros), y sobre todo zapatos con taco y botas (entre 150 y 250), y también carteras y algo de la línea de ropa.

Al este de Montmartre, la marca parisiense y muy urbana A.P.C, con las colecciones hombre y mujer de 2012 a mitad de precio: camisas a 100 euros, suéteres a 140, camperas a 200. Es al 20 de la rue André Del Sarte (todos los días, de 12.30 a 19.30). Sus últimas dos colecciones contaron con la colaboración de la argentina Vanessa Seward, ex directora artística de Azzaro.

Más direcciones:

Sonia By Sonia Rykiel, la línea prêt-à-porter y más accesible de la reina de las rayas. 110, rue d’Alésia. Al lado están la colección Sonia Kids y la línea ropa de cama, y un outlet de Cacharel.

Moda, con zapatos Chloé, Marc Jacobs y Sonia Rykiel. 45, rue Saint Placide.

Maje (mismos dueños que Sandro). 6, rue du Cherche Midi y 92, rue des Martyrs.

Colisée de Sasha (botas, mocasines, ballerinas, sandalias). 59, rue Beaubourg.

Bel Air. Tienen unas doudounes (camperas infladas) que acá estuvieron de moda. 22, rue Beaurepaire.

Les Petites y Claudie Pierlot. Rue de Marseille, cerca del canal Saint-Martin.

París-BA…-París

Vivir en París es viajar a Buenos Aires, de visita. El empleado de Migraciones está muy bronceado. Pregunta: “¿en qué vuelo viajaste?”. Respuesta: “Air France, 418”. El hombre bromea con la pronunciación a la francesa de la compañía aérea: “¿Cómo es? Er Frans..”. Esa mirada pícara es de levante. Bienvenidos a BA.

Buenos Aires. Ciudad de porciones grandes, de cielo azul, de gente haciendo deporte a toda hora del día. Vivir en París es sorprenderse con detalles o costumbres porteñas que uno olvida y redescubre en cada visita. Los tacheros charlatanes pero simpáticos, que conocen como nadie las miles de calles de esa inmensa ciudad (nada de GPS, Filcar quizás). Los colectiveros que comen un sandwich y unas galletitas Sonrisas mientras manejan, en medio de un tráfico infernal que quebraría la paciencia de cualquiera. Ellos lo hacen todos los días. Los subtes ruidosos y con puertas que a veces no se cierran completamente. Y con boleterías que obligan a pagar con cambio. 

Vivir en París es golpearse con algunas nuevas realidades: los precios inflados, el billete de cien que se escapa de las manos. Los nuevos ricos son aquellos que ganan en dólares, no importa lo que hagan.

Vivir en París es pensar que viajar de visita a BA merece un post. Y un photomaton con fotos porteñas. 

Este tamaño de jugo de naranja no existe en París

El afilador. Justo se le rompió el sistema al momento de la foto

El garagista y su fiel acompañante. Parece un cuadro de Hopper.

Heladerías gigantes convertidas en cafés. No existe en París

Este sol y este cielo celeste se extrañan en París

Teatro en BA

Entrada $160, Comida $120, Estacionamiento (o taxi) $50. Es el 5% de un sueldo de $6.000

Durante mis días en BA eligieron a un papa argentino

La Catedral, dos horas después del anuncio de Bergoglio como nuevo papa

Papamanía

Papamanía bis

Los bares abiertos hasta las cinco am

La variedad de la cafetería porteña. Que diferencien las opciones “pocillo” y “jarrito” es increíble

Los zapatos son una buena compra porteña

El helado porteño

En algunos lugares los precios son casi como en París

En cada visita porteña hay algún trámite administrativo para hacer

Atrapados en el tiempo

Preguntar por una calle desconocida es un desafío para el taxista porteño. El parisino se queja

La vida al aire libre de los perros porteños

Las papas rejilla no existen en París. Ni hablar del amigo lomito