"Khadafy está más loco que una cabra"

El que me confió aquella frase con la que elegí titular a este post -aunque llamándolo “Gadafi”, como todos los medios españoles- no es otro que Don Ángel Expósito, quien, entre muchos otros títulos, es también nuestro protagonista en la segunda entrega de Altas Definciones,el nuevo ciclo de pruducciones en HD de lanacion.com.

Para los que no lo conocen aún -que, me imagino, son los que no viven en España- les cuento que este señor colega es uno de los grandes referentes del periodismo político de la actualidad en España y, como se decía antes, uno de los más notables “formadores de opinión” de la península. Si bien hoy es conocido por haber sido, hasta febrero último, nada menos que el director del periódico ABC en la más profunda etapa de renovación de su centenaria historia, también se destacó por haberse desempeñado como subdirector en la agencia Europa Press y, también, por sus columnas en La Vanguardia y su labor en Televisión Española (TVE) y Radio Nacional de España.

En esta primera parte de la entrevista, lo podremos ver y escuchar a Expósito en el mismo estudio de televisión donde conduce el principal programa de noticias de La 10, un nuevo canal nacional de televisión digital abierta, y donde se refiere a un tema que aquí dio mucha tela para cortar, hoja para pasar y tablet para manosear (o “dedosear”, si existiera tal palabra): el respaldo a los bombardeos en Libia por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es decir, del mismo político -hoy presidente de los españoles- que basó su campaña proselitista de 2004 en su oposición a la guerra en Irak.

Los dejo, entonces, con don Ángel Expósito (y les recomiendo que pongan especial atención en su opinión sobre los intelectuales progresistas, porque no puede pasar inadvertida):

En la segunda parte del video -que publicaré en el próximo post- escucharemos su particular punto de vista sobre la actual crisis española y sobre la actualidad de la Argentina… así que los espero.

¡Hasta el próximo post… siempre!

¿Barras bravas en España? Casi, casi…

El otro día tuve la oportunidad de darme una vuelta por el estadio Santiago Bernabeu y mi pensamiento argentino -y en este caso, particularmente porteño- no dejaba de dar vueltas por los lugares comunes de siempre… que no por comunes dejan, sin embargo, de querer que algunas cosas cambien para mejor en nuestro país. “¡Qué lindo poder venir a ver un partido tranquilo, sin tener que estar evitando mostrar los colores de tu club por temor a que alguien venga a patotear, a robar o a agredir!”, me decía, mientras miraba a los hinchas caminando en familia con camisetas merengues por la avenida Concha Espina…

Sin embargo, entre las fotos que me mandaron los seguidores del blog -algunas desde hace bastante tiempo, lo admito- encontré una que me hizo temer que el ambiente tan desbordante de cordialidad y buen espíritu deportivo que reina en las canchas españolas pudiese empezar a contaminarse. “Hay que tener mucho cuidado -advierte Armando Decassi en el e-mail que me envió- porque hay  señales, acaso sutiles y subliminales, de que la violencia en el fútbol se quiere colar en el fútbol. Aunque, por ahora, todo sólo pasa por el mundillo artístico”, nos cuenta este sagaz lector que descubrió a la supuesta amenaza disimulada en este afiche:

Varry Brava-1

Pero yo no me preocuparía… porque, después de todo, no todo lo que brilla es oro. Ni todo, tampoco, es un lecho de rosas. Ni todos, además, escuchan a Guns n’ Roses… ni, por supuesto, todos los que escuchan a Guns n’ Roses asumen que el nombre de su banda favorita significa “Armas y Rosas”, en inglés. “Que no, hombre… que si ‘teléfono’ se dice ‘télefon’ y ‘submarino’ se dice ‘submarín’, pues entonces lo de ‘gans’  ya sabemos lo que es”, reflexiona Nacho Pezzi, quien para terminar de explicarnos su reflexión nos acerca el segundo afiche del post de hoy:

Gansos y Rosas

Yo le diría a Nacho que no se haga tanto el gracioso, porque, después de todo, hay que reconocer que tenemos mucho que aprender de los españoles en seguridad vial: ya me tocó hacer para el diario alguna que otra nota sobre los progresos que consiguieron en la reducción del número de accidentes automovilísticos en los últimos años, particularmente en Madrid. Aunque por lo que veo en una de las fotos que me envió Jav Dee Jay -a través de su amiga y también lectora Daniela Carolina Cañete- me parece que se les fue un poco la mano con eso de “educar desde las bases” para cambiar al mundo en que vivimos. Miren, si no:

Garaje infantil

Y yo me pregunto: ¿Les servirá a los chicos que manejan autos infantiles -por carreteras infantiles- alegar “excusas infantiles” cuando  quieran protestar las multas? Aunque no puedo responderme esa pregunta, al menos algo me deja tranquilo: si acá en España te roban el auto, los ladrones no pueden ir muy lejos porque, de acuerdo a otro cartel que nos muestra Jav, parece que usan las llaves equivocadas cuando intentan darse a la fuga:

Los pibes chorros (de autos)

Pero lo peor -parece insinuarnos nuestro asiduo colaborador Esteban Colombo a través de la foto que ha mandado- es cuando vamos a un lugar… y ya en la puerta nos enseñan esas palabritas que a uno, después, grita invariablemente, o bien cuando se martilla un dedo armando un mueble de esos para ensamblar que abundan ahora, o bien tras recibir el resumen de la tarjeta de crédito con los números en rojo. Discúlpenme entonces, si cuando vuelvan a vivir una situación de aquellas se acuerdan de esta peluquería:

Concha del Hoyo

(Y eso que el empresario Martín Varsavsky no alcanzó a mandarme la foto de un hallazgo que twitteó la semana pasada: un restaurante muy sui generis llamado “La Concha del Barrio”).

Así que, amigos, si tienen más de esas fotitos deliciosas para alimentar estos recreos del blog, ya saben: en Twitterland soy @Adrisack , en Facebook soy Adrián Sack, en el correo electrónico soy Asack@lanacion.com.ar, y en el Horóscopo Chino soy Squirru de Fuego con ascendente en Orán-gel (un pegajoso material salteño).

Hasta el próximo post… que será mañana, si Dios quiere.

… Y un día volvió la niebla

Por favor, no me miren ni me lean con cara extrañada, porque el título -por feos, lluviosos y pegajosos que fueron estos últimos días en la Villa y Corte- no se refiere a Madrid, sino a Londres.

Y les voy a pedir permiso para referirme hoy a la ciudad que me aguantó casi 7 años, porque en mi más reciente visita a mi ex pago logré cerrar un ciclo en mi pensamiento acerca de un estereotipo que aqueja a la imagen de la gran urbe británica: la famosa e inevitable niebla londinense. Y no podía dejar de contarlo.

Sucede que, durante años, los colegas que me llamaban para hacer salidas en la radio y la televisión de la Argentina no dejaban de preguntarme si podía ver a través de la niebla, si la soportaba, si me deprimía, si afectaba la salud de la gente… y yo, por más que la llovizna me hacía disparar algunos de esos síntomas, no podía más que acudir a una respuesta que ya había estandarizado, y que me resultó muy efectiva para salir del paso. Decía más o menos así:

“¿Sabés lo que pasa, Víctor Hugo / Chiche / Ari / Daniel / Mónica / César/ otro periodista (tachar según corresponda)? La niebla ya es un recuerdo en esta ciudad, que subsiste en nuestro imaginario gracias a las obras literarias de Dickens, Wilde y Austen, a las películas de Hollywood o, incluso, a los dibujitos del Inspector Clouseau. Pero, en honor a la verdad, ese fenómeno climático se ha extinguido paulatinamente junto con las locomotoras de vapor y el funcionamiento de los incineradores de basura en las casas de familia, que con sus emanaciones contaminantes volvían más densa y visible la espantosa humedad que gobierna a esta ciudad, con lo que el halo resultante de esa mezcla cobraba la apariencia de una niebla espesa y característica no sólo de Londres, sino también de Manchester, Birmingham, Liverpool y los grandes centros urbanos e industriales. Aunque ya prácticamente hay menos niebla que en París o en Bruselas”. Y con este parloteo viví tranquilo durante años…

Sin embargo, para mi sorpresa, todo cambió este año cuando me encontré con un cartelito en la puerta de un supermercado de la cadena Tesco que advertía a los clientes -y a los potenciales amigos de lo ajeno- que, en caso de que un ladrón fuese sorprendido en plena ejecución de su indecente accionar, un sistema de seguridad automático se activaría. ¿Y en qué consiste este sistema de seguridad? Ni alarmas, ni sirenas, ni perros, sino… ¡un chorro (valga la contradicción) de niebla instantánea para confundir y/o atrapar al muy caco!

Véanlo aquí por ustedes mismos… y, de paso, pongan a prueba su inglés:

Reapareció la niebla londinense

Pero este no es el único souvenir que encontré. El otro que me traje a Madrid fue el que siempre “compré” en todos estos años, sin que el cansancio haya logrado convencerme de tener una mejor idea… que además, es muy costosa (nada menos que 60 libras, o 390 pesos):

… y sí. Yo inglés entiendo… pero para entender a la policía de tránsito, 7 años no me bastaron…

Hasta el próximo post (ya desde Madrid, claro… y gracias por la licencia que yo ya asumo que me concedieron).

Sabina insiste: "el traje de poeta me queda grande"

En cumplimiento de promesas contraídas durante el fin de semana, a continuación les hago llegar el tercer videíto de la producción basada en la entrevista a Joaquín Sabina publicada en la más reciente edición de La Nación Revista. Y ojalá que este paseíto por el madrileñísimo barrio de La Latina satisfaga en algo la demanda extra de ganas que todo lunes sugiere:

Gracias, amigos… y hasta el próximo post, siempre.

Sabina: "No sé por qué la gente no protesta en España"

Si ya leyeron la nota de tapa de La Nación Revista de hoy, vieron el primer video y aún se quedaron con ganas de más, los invito a ver la segunda entrega que preparé sobre mi encuentro con Joaquín Sabina… y que es, además, la continuación de la primera producción de “Altas Definiciones”, el nuevo ciclo de videos HD de lanacion.com:

… y para mañana, habrá más Sabina para que el lunes no sea tan lunes.

Hasta el próximo post, siempre…

Joaquín Sabina y el gran debut de "Altas Definiciones"

Hoy tengo una buena noticia para darles: en este espacio inauguramos “Altas Definiciones”, la primera sección de entrevistas y producciones multimedia de la prensa digital argentina grabada y editada exclusivamente en formato HD.

Así, a partir de ahora, y siempre que sea posible, intentaré acercarles a través de la imagen y el sonido que puedan captar las cámaras en España y el resto de Europa mucha más información sobre algunos de los artículos y entrevistas que sean publicadas en la edición impresa del diario, o como contenido exclusivo de lanacion.com.

A través de “Altas Definiciones” (de ahora en más, AD), podré acercarme más al sueño de compartir con mayor detalle todas las experiencias periodísticas de interés que me toquen vivir en este lado del mundo, y moderar, aunque sea un poco, el rigor de los límites que impone el siempre escaso espacio disponible en la edición impresa. Por eso, esta nueva sección le servirá al lector para poder contar con mayor información sobre las notas que más le han interesado, o encontrarse, por ejemplo, con gestos y acotaciones de los entrevistados que las palabras no alcanzaron a describir en la nota.

La entrega inaugural de AD, que comienza en la ventanita de video que ya pueden ver unas pocas líneas más abajo, es hija de la nota de tapa de La Nación Revista del próximo domingo, que está basada en la entrevista que le hice a Joaquín Sabina. En el video de hoy, van a poder ver algunas imágenes del bohemio barrio madrileño en el que eligió vivir, y también de su casa, donde me recibió junto con sus siete gatos (hablo de animales de verdad, no se hagan los vivos).

Debo decir que pasé un rato más que agradable con este artista tan querido en la Argentina… y en parte eso se lo debo a que me había predispuesto a tener una entrevista complicada por su aparente carácter difícil -del que no noté rastro alguno- y por la influencia que me dejó Joaco Del Garzo, su parodia televisiva argentina que me divirtió mucho el año pasado pero que, por otra parte, reforzó en mi imaginario la posibilidad de encontrarme con una actitud irascible por parte del parodiado. Pero, por suerte, nada de eso sucedió y todo temor se acercó más a una de las muletillas del propio Del Garzo: “Nnnnada que ver…”.

Habiendo hecho esta salvedad, los invito a compartir el debut de AD. Agárrense que empezamos ya… y nos vemos el domingo, día de la publicación de la entrevista en La Nación Revista, con más videos de este encuentro con Joaquín Sabina en su propia casa:

Muchas gracias y hasta el próximo post… donde habrá mucho más de Sabina (aunque no de sus gatos, ya que Judas, el mayor de ellos, me “traicionó” al vaciarme su vejiga en la mochila donde llevo la cámara…)

Joaquín Sabina, ese "zurdo" que adora a Vargas Llosa

Si les digo la verdad, había pensado en empezar a subir el material de video de la entrevista que le hice días atrás a Joaquín Sabina -cuya versión escrita será publicada este domingo en La Nación Revista- recién a partir del viernes. Pero me acordé de que el cantante de la voz carrasposa había nombrado, en su diálogo, a Mario Vargas Llosa… y la inclemente fuerza de la actualidad, una vez más, indujo el nacimiento adelantado de estos dos fragmentos de video-entrevista que compilé para ustedes, en el que se lo puede ver y escuchar a don Joaco hablando del escritor peruano, primero, y de su propia ideología, después:

¿Me parece a mí o una cosa y la otra pueden ser compatibles?

Si tan sólo escucháramos un poco más a Panigazzi y su leit motiv (y le hiciéramos caso…)

Nos vemos en el próximo post, donde presentaremos formalmente esta producción multimedia exclusiva, que viene con estreno y todo. Ya les contaré….

Hoy, más que nunca, opinar es un arte

Lo prometido es deuda… y a mí me gusta pagar.

Como resultado de la propuesta realizada en nuestro post anterior, y tras mi recorrida por la exposición de Roberto Jacoby en el Museo Reina Sofía, decidí finalmente tomar los comentarios de ustedes y recrear una pequeña expresión de mi no-talento para el arte moderno. Inspirado por los efluvios de la energía opiniónica emanada de la docena de comentarios que me dejaron en las últimas 48 horas, decidí por mi propia e impune cuenta recrear la hibridación resultante de la amalgama de los elementos jacobyanos y cada una de sus voces. Para eso apelé a:

-1 juego de impresiones de dichos comentarios (donde se florearon los lectores Patricia, Práctico, Xil Bufone y Duende49, entre otros) y de la ventanita de Youtube con la imagen de Jacoby de mi reportaje.

-1 parte posterior afiche del Che Guevara del autor con la frase “Un guerrillero no muere para que se lo cuelgue en la pared”

-1 pomo de cola plástica española

-1 tijera comprada en el chino de acá a la vuelta

-1 cámara de video

-1 tema de programa conducido por Ana María Muchnik interpretado por una banda amiga de Virus en los ’80 (para no salirnos de la mística…)

Con todos esos elementos ante mí, pronto bosquejé en mi mente la figura de una flor… en particular, una margarita que en el tanteo de sus pétalos pudiese intercalar el cariño y la resistencia hacia el autor, en un “me quiere” y “no me quiere” que, en este caso, tenía más que ver con sus opiniones políticas que con su obra. Aquí me pregunta conductora era, a raíz de las adhesiones y rechazos, si la flor resultante de la construcción artística sería una “Margarita” o una “Amargarita”.

Por eso los invito a ver el proceso de elaboración de esta obra, con su veredicto incluido:

Si llegaron a leer mi letra despatarrada (por algo en las clases de inglés de mi infancia me llamaban “Pata de Araña”) habrán advertido que los pétalos-comentario de “Me quiere” superaron ampliamente a los de “No me quiere”. Y si a esa realidad conspiradora contra la naturaleza de las margaritas despetalables -nunca entendí por qué dicen “deshojar la margarita”, si lo que le quitan son los pétalos- le sumamos que la cola plástica española se pegoteó con mi torpeza y me dejó todo arrugado (para vergüenza ajena de mi propio hijito de 3 años) mi conclusión es que no es ni una “Margarita”, ni una “Amargarita”… sino, tan sólo, “Una Nada Amargarita”.

En fin… antes de la próxima vez que use los comentarios para hacer una obra de arte, prometo recursar Preescolar sin rendir materias libres.

Hasta el próximo post…

Hagamos arte conceptual ("K", o no "K"…)

El viernes tuve la oportunidad de darme una vueltita por la inauguración de la exposición del argentino Roberto Jacoby en el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía -de lo que dejé testimonio en esta nota publicada hoy por La Nación en la sección Cultura- y me quedé con ganas de mostrarles un poco más de este personaje tan ignoto para muchos como influyente para todos… ya que es el autor, ni más ni menos, que de las letras más conocidas de Virus. Por eso, y para no quedarme estancado en las pantanosas aguas de mi propio deseo, quisiera compartir el primero de los dos videos que elaboré para ustedes sobre el artista que no se cree artista… pero que expone en uno de los museos más importantes de Madrid. (Nos reencontramos debajo de esta ventanita de Youtube, porque falta lo mejor):

Ahora, y aprovechando que ya tienen a este personaje en sus retinas, los invito a ver un segundo videíto, tomado en las penumbras de la sala en la que Jacoby ofreció su conferencia de prensa. Y como me muero de ganas por leer sus comentarios -porque sé que lo que van a escuchar va a motivar más de una reacción instintiva- los invito a que no se queden con las ganas y dejen sus pensamientos al pie de este blog. Yo les prometo que, si hay más de 5 o 6 comentarios, voy a hacer con ellos una obra de arte conceptual que les mostraré en mi próximo post, mañana o el martes. ¿Se van a animar? He aquí el video inspirador-motivador:

Y ahora, espero sus comentarios…

Hasta el próximo y artístico post.

La decadencia del español

Dado que el clamor popular superó mis expectativas, ya que reuní un 50% más de reclamos de lo que había pedido (y… entre 2 y 3 comentarios esa es la proporción, ¿no?), al pie de estas líneas van a encontrar mi “último Blecua” de la producción sobre la Real Academia Española. Sin embargo, antes quisiera hacer una acotación. Seguramente, cuando empiecen a ver el video notarán que cedí a la tentación de inducir la respuesta del entrevistado, dado que, en parte, quería poner a prueba una anterior reflexión que siempre dio vueltas por mi cabecita. En realidad, no siempre… sino desde que, en 2001, como parte de mi tesis para el Máster en Periodismo -cuyo tema tenía que ver con la polisemia del Festival de Cosquín- uno de mis informantes principales me dijo algo que nunca podré olvidar. Cuando yo consulté a este insider anónimo acerca de las loas de muchos artistas legendarios que habían vivido el auge del folclore en la década de 1960 y de su dejo de desprecio hacia el fenómeno desatado por Soledad, Los Nocheros y Coplanacu en los ’90, este personaje de largas canas rompió de un modo muy particular la regla no escrita de aferrarse a la momia de la gloria sin retorno.

“Ahora todos lloran por Cosquín”, me dijo, mate en mano. “Dicen que era mejor antes, que encarnaba un movimiento cultural y popular, y que tenía la mística del auténtico folclore. Pero yo creo que eso está ligado a la vida personal de cada folclorista porque… ¡Claro! ¿Cómo no me iba a parecer mejor lo de entonces, si antes yo era más joven, no me dolían los huesos al levantarme, y las chicas me miraban para algo más que para preguntarme la hora? Yo estoy convencido de que las nuevas generaciones tienen que hacer oídos sordos a todos lo que ya pasaron su cuarto de hora, y quieren tirarles toda la mala onda encima. Porque hay que decir que, en algunos casos, lo que temen es ser superados”. Está claro que este sujeto, que recuerdo que me citaba en lugares donde el vino hacía extrañar el aroma del kerosén, no era un intelectual con todas las de la ley. Pero su observación sobre la subjetividad de la decadencia -y de su consecuente proyección en el mundo que rodea a cada uno de nosotros- me sorprendió por su espontánea profundidad. Y no fue una revelación, porque todos sabemos que los que envejecemos y le vamos perdiendo el pulso a un mundo cuyas reglas van cambiando día a día personas cada vez más jóvenes, somos nosotros, y no el mundo. Nosotros decaemos, y eso nos hace gritarle piedra libre a una decadencia que creemos detectar cada vez más a menudo, a cada rato, en cada rincón… y aunque en ocasiones encontramos esa decadencia, la mayoría de las veces, sólo se trata de cambios. El mundo no luce igual al pie de la calesita, cuando los que buscan otros métodos para atrapar la sortija ya son otros, y otras sus piruetas. Así fue que, a la luz de ese pensamiento sobreviviente al peso de dos lustros, no pude menos que tender una analogía hacia el uso del idioma y, por eso, solo por eso, le induje la respuesta a Blecua. Pero ahora me doy cuenta de que mi inducción no fue ni siquiera necesaria, porque ya en las primeras respuestas sentí que él mismo bien podría haber sido el que servía los tragos en aquel bar de mi tesis donde el vino lograba la admirable condición de ser fatal e inmortal al mismo tiempo.

Los invito a beber conmigo, entonces, este último sorbo de charla real, académica y española. Vamos… que invito yo: