Ese flipper fatal llamado Barajas

Una vez más, una ciudadana argentina no pudo pasar los controles migratorios en Barajas… y, una vez más, me llamaron de (otro nuevo) par de radios porteñas para que ampliara sobre el tema. Y, aunque pude responder con moderada eficacia a ambos requisitos, el consecuente pedido de mi opinión personal por parte de los conductores en Buenos Aires me dejó pensando tanto en mis propias palabras más de lo que me hubiera gustado. -¿Creés que sería justa una ley recíproca de admisión de inmigrantes?- me preguntaron. -Bueno, si la ley no es recíproca, no es justa… y si no es justa, no tiene demasiado de ley. Hasta ahí, todo muy lindo y en principio de acuerdo con mis propias convicciones. Incluso, me sentí un político en campaña… pero con bastante menos dinero y más de culpa y escrúpulos, y sin bebés para besar ante las cámaras en -al menos- dos metros a la redonda.

Sin embargo, lo que luego sentí que debí haber dicho poco hace de aquella frase mía algo parecido a una solución. Sin dudas, si las restricciones para entrar a España se han endurecido, que la Argentina también muestre sus colmillos es un acto reflejo y lógico, pero la única manera de disminuir la tensión y evitar nuevos casos no pasa por otro lado que el de habituarse a las nuevas reglas. Porque si al cancerbero no le gusta más el queso y pide jamón crudo… ¿vamos a seguir viajando con la horma de Camembert bajo el brazo…?

Por eso, lo razonable en estos momentos es difundir con insistencia el derecho y la obligación de ser informado antes, durante y después de la compra de los pasajes. Y en esta cadena entra, en primer lugar, el pasajero… pero le sigue inmediatamente y sin solución de continuidad la línea aérea y/o la agencia de viajes que vende ese pasaje. A mí no me consta que ninguna de estas dos bocas de expendio se desvivan por explicar los requisitos para ingresar a España o Europa o, al menos, no con la misma energía que emplean para ametrallarnos con e-mails, tweets y publicidades sobre los precios de sus promociones que, en los últimos dos años, han poblado de turistas y atrevidos (y de los dos tipos de viajeros argentinos al mismo tiempo) la península ibérica y otros territorios europeos.

Es más, para evitar este tipo de sinsabores que son ilógicos para nosotros pero totalmente dentro de lo comprensible para los principios de una policía de migraciones que -y esto deberían saberlo todos los que viajan- no tolera los titubeos ni las respuestas ambiguas o sospechosas (estilo: “me voy a quedar por tres meses” cuando la estadía máxima es de ese período y sólo gente con muy buenos ingresos puede demostrar cómo afrontarla) a los pasajes deberían venderlos con el mismo cuidado empleado para recetar un medicamento. Antes de venderlo, tendrían que preguntarle al pasajero: ¿Usted sabe que tiene que demostrar ingresos por más de 65 euros por día de estadía? ¿Es consciente de que tiene que tener a mano una carta de invitación de un residente español sellada por una comisaría española y enviada por correo postal al domicilio argentino del viajero? ¿Está al tanto de que tiene que tener el pasaje de vuelta también a mano, y que la fecha de regreso -si no tiene una visa y viaja como turista- tiene que ser dentro de los tres meses a partir de la fecha de arribo a España? ¿Sabe que tiene decir dónde piensa alojarse y cuál es el propósito exacto de su viaje, sin limitarse a decir “por turismo” como si eso lo explicara todo? Yo estoy convencido que, tras haber resuelto estas cuatro preguntas antes de viajar, no tendríamos más casos de argentinos rechazados… y, sobre todo, tampoco nuevos casos de xenofobia tan inútil como evitable. No es tan difícil: sólo es cuestión de informarse, más allá de que la información es uno de los bienes que peor y menos justa distribución tienen. Porque yo sé desde los 10 años de edad cómo se evita un embarazo -un tema sobre el que es un cliché decir que hay “desinformación”- pero no supe nunca, hasta que me tocó vivir en Europa y recibir familiares y amigos, cuáles son los requisitos mínimos para que Barajas, Heathrow o el Charles de Gaulle no se transformen en un flipper fatal para nosotros.

Pero no me pataleen, muchachos: después de leer estas líneas, ya no se pueden hacer los distraídos.

Y si quieren que también les cuente lo del embarazo, no duden escribirme a Asack@lanacion.com.ar o agregarme en su Twitter como @AdriSack .

Hasta el próximo post, siempre.

"Publicitariamente" correcto

En uno de los debates de última edición de la Feria del Libro de Frankfurt – que nada tenía que ver con nuestra recientemente caduca condición de “país invitado de honor”- presencié una linda discusión acerca del viejo y querido tema de la conveniencia -o no- de ser “políticamente correcto”, algo de lo que tuve la suerte de conversar con Arturo Pérez Reverte en un reportaje que le hice para el suplemento ADN.

Y, por supuesto, entre las reflexiones de los participantes abundaron las referencias a la publicidad, donde algunos observaron una tendencia a la “evolución” (de la que me permito dudar) en Gran Bretaña, Holanda y Alemania acerca de las campañas de propaganda para recaudar fondos con fines benéficos en países que más sufren el hambre y la guerra. Uno de los panelistas sugirió que, en la última década, los creativos de las agencias que diseñan estas campañas evitan a más no poder en carteles y spots la clásica imagen de gente europea blanca dándoles de comer o repartiendo medicinas entre damnificados africanos, de raza negra o, al menos, no europea, para evitar clichés u ofensas.

Sobre este último tema, debo decir que fui testigo de aquella tendencia, y no sólo en las campañas benéficas: también en cualquier folleto de lo que fuera, siempre y cuando hubiese imágenes de más de dos o tres personas, en todos los casos eran de diferentes razas… aunque parecieran metidas con “calzador” (y seguramente ustedes se acordarán acá del famoso caso del aviso polaco de Microsoft, donde aquella “evolución” era recortada, drástica y literalmente, con tijera)

Mientras pensaba en eso, de vuelta en Barajas me sorprendió un aviso que me demostró que en España prefieren seguir siendo más “clásicos”. E, insisto, no sé si está bien o está mal, pero para contarme su parecer están ustedes. Los dejo con el afiche en cuestión:

Mi spooning

Llámenme como @Adrisack y acudiré en su respuesta. O comenten, che, que por ahora no hay que pagar…

¡Buen finde!

Vivir en Madrid, "levantar" en Frankfurt (¡aclaro que yo no…!)

Subte Frankfurt

Ante la gran cantidad de consultas recibidas (léase: dos que me preguntaron dónde estaba yo en Facebook y una que se extrañó en La Nación por mi falta de posts en toda la semana) les cuento que estoy cubriendo para el diario las alternativas de la Feria del Libro de Frankfurt -bueno, “Fráncfort”- y que por eso y sólo por eso no actualicé este espacio.

No obstante, y mientras espero que volvamos a encontrarnos por aquí el martes, a mi regreso a Madrid, quiero compartir con ustedes -cuando no- un cartelito que ví en una ventana del algo venido abajo subte de Frankfurt: se trata de un aviso donde una academia de idiomas promueve sus servicios con la frase: “Hable idiomas, conozca hombres”. Se podrá decir que “Menschen” también quiere decir “gente” en alemán, pero no deja de sorprenderme que el “gancho” del aviso no sea la excelencia del instituto en cuestión, sino la posibilidad de levantarse a un semejante. Aunque después de haber visto un poco el paisaje humano en subte, donde los auriculares ya forman parte del cuerpo y la introspección obligatoria ahoga cualquier posibilidad de iniciar un diálogo casual, puedo empezar a entenderlo…

Bueno, me voy a correr a los editores de libros, que esta Feria ya se termina.

Nos vemos en el diario de hoy, y también en el de mañana domingo.

Un gran abrazo y un “Auf Wiedersehen” desde la ciudad de las salchichas y los “oiros”,

@Adrisack

Resaca de mate con alfajores

Plaza Mayor blog

Ante la gran cantidad de comentarios, elogios, críticas y avisos clasificados que recibió el post anterior, en especial en lo referido a la carpa argentina que ayer cerró sus puertas (y sus paredes, y su techo, porque fue desmontada) en la madrileña Plaza Mayor, quisiera aclarar que lo mío no fue un artículo, sino tan sólo una pequeña reflexión… por eso, esto se trata de un blog y no tiene intenciones de “completud”, como diría una psicóloga amiga mía. De todas maneras, para pasar todo en limpio, les confirmo que la exposición, en efecto, se hizo por segunda vez, ya que la primera edición se llevó a cabo en los meses de septiembre y octubre del año pasado, y de hecho lo reflejé en un artículo publicado por la sección Comercio Exterior de este mismo diario. Y esta vez lo mostré como “novedad” fue porque el año pasado aún no contábamos con “Vivir en Madrid”, ni podía darme el lujo de fingir asombro en los títulos como hice en el post anterior…

Dicho esto, y ahora que me siento en el nivel de un abogado de asesinos seriales en materia de explicaciones y aclaraciones inútiles, les cuento que, en una segunda recorrida por la carpa, pude comprobar que los precios de los alfajores y de la yerba no sólo eran más baratos que los supermercados españoles, sino que, además, tenían una fecha de vencimiento algo más lejana (hacia el futuro) que el de muchos productos que se pueden encontrar aquí y allá en España. Es decir, que no estaba tan mal… como tampoco lo estuvo el año pasado. Si no, creo yo, no hubiesen regresado los expositores, como lo hicieron prácticamente todos los que estuvieron en la carpa modelo 2009, ni se hubiesen agregado otros que terminaron por agrandar el tamaño de la carpa versión 2010 en un 30%. La diferencia del tamaño de las marqueés la pueden ver haciendo clic en el link de la nota del año pasado, que paro los lectores vagos por las dudas repito acá, y la imagen que pueden encontrar a continuación. A esta segunda fotografía la saqué el viernes último… y, como podrán notar -y esto da una idea del tamaño de la carpa y de la “incompletud” de mi colección de lentes- no me entró en cuadro a pesar de que tenía mi mejor objetivo de gran angular):

Plaza Mayor blog 2

No obstante, sí estoy de acuerdo con las objeciones hacia el precio de los choripanes, si es que realmente costaban 5 euros cada uno. A mí realmente no me consta porque soy más dulcero y me capturaron los alfajores, helados y garrapiñadas… pero, honestamente, gastar ese dinero en un sándwich canchero cuando en el súper se consigue la bandeja de 6 chorizos a 6 euros, creo que también es un error táctico por parte de quien se decide a comprarlo.

Por último, a continuación quiero compartir con ustedes mi accidental fotografía del estribo sobre la exposición. ¿No notan algo llamativo en… en el Obelisco, digamos?:Plaza Mayor blog 3

Sí, vieron lo mismo que yo. El Winnie the Pooh que se ve de fondo está demasiado flaco para ser verosímil, ¿no?

Ahora es el turno de ustedes…

¿El Obelisco en Madrid? ¡Auxilio!

Plaza Mayor blog 1Antes de cumplir con la promesa de publicar la segunda parte de mi recreación poética sobre el Cantar del Mío Cid, voy a hacer justicia con el título de este post. Aunque, en realidad, la foto que pueden ver a la derecha ya empezó a hacer este trabajo por mí: lo que ven, amigos, es nada menos que una réplica -con algunas licencias, pero réplica al fin- del Obelisco porteño. Sólo que está a más de 10.000 kilómetros del original, y nada menos que en el corazón de la Plaza Mayor de Madrid, uno de los puntos turísticos más frecuentados.

Sin embargo, el monumento no está solo, sino acompañado por una gigantesca carpa de casi de 1200 metros cuadrados de superficie, en cuyo interior se venden todo tipo de mercaderías argentinas, desde yerba mate y los típicos alfajores de la caja amarilla hasta artesanías y ropa. Sí, ropa argentina, pero no de la que se llena de pelotitas y se encoge tras el primer lavado -como empezó a suceder luego de que muchos fabricantes decidieron, en los últimos años, sólo conservar las marcas y cambiar algodón por acrílico, además de quintuplicar precios- sino de la buena que aún se hace. Y créanme que venden, aún cuando la ropa española -y europea- conserva o supera la calidad que tenían la mayoría de las marcas reconocidas de la Argentina antes de la crisis de 2001.

Peor mejor, disfrutemos un poco del ajetreado optimismo de una vista al interior de la carpa, donde la yerba “salía” a raudales… y a buenos precios, debo decir:

Plaza Mayor para el blog 4

Habiendo hecho la correspondiente mención a esta imponente feria que la Fundación Exportar y la Embajada de la Argentina en Madrid han montado -y lo seguirán haciendo hasta este domingo (3 de octubre)-, vuelvo a nuestro citado Rodrigo Díaz de Vivar.

Según bien acotó mi ex profesora y actual amiga Ana Rodríguez Mayol tras leer el post anterior sobre el gran caballero castellano, la célebre escultura de el Cid que está emplazada en el barrio de Caballito -y que en el artículo de Wikipedia sobre la vida del Campeador aparece como una de las imágenes principales en su honor– es bueno recordar que fue realizada por una mujer, Anne Hyatt Huntington, esposa del hispanista estadounidense Archer Huntington, y en su interior conserva tierra de Burgos.

Hay algunos que dicen que el Cid está profiriendo el famoso grito de guerra: -¡Santiago y cierra, España!”, aunque algunas fuentes dicen que su uso es posterior, agrega la profe.

Ahora sí, sin más vueltas, vayamos a la conclusión de mi poema tétrico. Digo… épico:

PARTE SEGUNDA: EL CID Y LOS… ¿SUYOS?

Ni bien salió del castillo, el Campeador de Vivar

se dirigió decidido a sus huestes a llamar,

para ver si en su destierro, acompañado iba a estar

por sus queridos amigos que no “íbanle” a fallar…

según pensaba él, ingenuo, olvidando que al estar

cercana la Nochebuena, no tan lejos Navidad

bien abundaría el vino, y muy fácil sería lograr

conseguir que una mesnada se pudiera emborrachar.

Desesperó el Campeador, y corriendo fue a parar

a la posada del pueblo, adónde pudo encontrar

a sus huestes valerosas, intentando demostrar

que su valor consistía en no parar de tomar.

Aturdido pronto el Cid, sólo atinó a preguntar

a quien el vino servía en tan mediocre lugar

si su uva era de Cádiz o del Valle de San Juan (¿?)

El posadero le dijo, con un modesto ademán

que tenía vid de Burgos, de Valencia y de Alcalá

además de un poquitito de cicuta regional.

Al oír el de Vivar lo que acaban de escuchar

noto enseguida que en el hombre, un tonito musulmán (¿?)

que le obligó a atravesar, con su espada familiar

a ese pobre posadero, que tarde maldijo hablar.

Triste estaba el Campeador, cuando su sable al guardar

observaba a sus soldados, incapaces de pelear

pues todos desparramados, sólo hablaban de “una más”.

Así abandonó el vasallo esa fonda medieval

desconcertado y pensando en sus hijas que quizá

sean lo último bueno que le quede por pensar.

Doña Elvira y Doña Sol”, se decía el de Vivar

mientras iba hacia su casa, apurado al caminar

¿Será la última vez que las oiga recitar

algún precioso romance, para su dulce papá?”

Lo cierto es que al llegar a casa, y a la puerta traspasar

encontró solo a su gato, ya cansado de maullar,

más también halló una nota, que pendía de un telar

que decía más o menos, lo que aquí voy a contar:

Padre, ya me he enterado, que te van a desterrar…

de Vos me avergüenzo Cid, a Vos te dejo, papá;

con Yusuf ahora me voy, a mi hermana he de llevar

es para casarnos ambas con un hermoso sultán”.

De imaginar es la cara del Campeador de Vivar

que pensando en nada deja, su casita, muy atrás

y pensando en nada, solo, hacia el destierro se va.

Nueve días ya llevaba, Mío Cid de caminar

-los paros y los feriados, inclusive, en su contar-

y caminando lo hacía, pues su caballo al llegar

el primer día de marcha se le vino a desplomar,

a causa de un cuchillazo del Cid que al sospechar

que al escasear la comida, debíase alimentar

con la carne de Babiec, que lo acabó por tentar.

Vencía ya el plazo dado por su la hispana Majestad

y el Cid estaba llegando, y muy cerca estaba ya

a las tierras de Aragón, con Castilla muy atrás.

Poco faltábale ya, cuando llegó a divisar

sobre el borde del camino, una atractiva señal.

Se trataba de un cartel, lo que hubo de avistar

y al acercarse leyó, con la mayor claridad:

Veintiocho de diciembre es hoy,

si al contar no he de fallar…

y el diecinueve te he echado, pero has de regresar.

El destierro fue una broma, no te vayas a enfadar.

¡Que la inocencia te valga, Mío Cid, el de Vivar!

Te saluda atentamente, Alfonso, su Majestad”.

Así es, queridos amigos, que los dejo por esta semana.

Y ya saben los twitteros: en @AdriSack encontarán quien puede llegar ignorarlos, pero también quererlos.

A los que no se enganchen con la red social del pajarito (que nada tiene que ver con el canal de la palomita), también pueden buscarme por correo electrónico en Asack@lanacion.com.ar. Y también en Facebook, por mi nombre y apellido.

Hasta la próxima, vividores de Madrid…

¡¡¡Huelga!!!

Hoy, día de la primera huelga general contra don José Luis Rodríguez Zapatero, sabía que iba a tener que “currármela” bien, como dicen acá… y además de escribir mis notas para la edición de mañana (bueno, casi “hoy” ya), me di una vueltita por el centro con mi camarita para ilustrar esta situación inédita (en 6 años de gobierno socialista).

Bueno, después me cuentan… Después de ver estas fotos, claro:

Cualquier cosita, ya saben donde encontr@rme.

Los dejo por ahora, porque mi almohada me llama. Son ya las 3.02 am de un día laaaaaaaarguísimo…

¿El Cid… o chupar un clavo?

Cid bloguero 5Hay pocos nombres que me despiertan tantas sensaciones encontradas como el de El Cid Campeador. Una de las primeras que me produce hoy día llega desde una aula lejana, donde mis compañeros del secundario se tomaban la cabeza con las palmas abiertas sobre las sienes -como en el chiste de “otra vez arroz”, o en El Grito, de Munch- luego de que nuestra entrañable profesora de literatura, Ana Rodríguez Mayol, nos diera una semana para completar  la lectura del frondoso volumen recopilatorio de las andanzas de don Rodrigo Díaz de Vivar. No había nada que hacerle: la obra fundacional de la literatura española ya destilaba aburrimiento en los comentarios que hacían sobre su lectura. “Voy a tener que hacer pesas para poder dar vuelta una página de este bodrio” o “Chupar un clavo es ratearse al Italpark al lado de leer un párrafo del Cantar del Mío Cid” eran dos de las referencias más comunes sobre ese texto incluido en el viejo programa de estudios de cuarto año.

Pero, claro, si les hablo de “ tantas sensaciones” es porque, como alumno de un colegio situado en el porteño barrio de Caballito, e hincha de Ferrocarril Oeste, no puedo menos que tener también gratos recuerdos de los festejos del Mundial ’86 y los de los campeonatos del verdolaga en los inviernos de 1982 y 1984 en las inmediaciones al monumento del Cid, que hace las veces de eje de “Las Diez Esquinas”, y que, desde luego, es toda una referencia del distrito ubicado en el centro geográfico de la Capital Federal.

Ambas opuestas imágenes de diversión y aburrimiento se volvieron a abrazar en mi recuerdo la semana última, cuando me encontré frente a frente con la mismísima tumba del mismísimo Cid Campeador, en la Catedral de la ciudad de Burgos, donde yace junto a su esposa, Doña Jimena. Afuera de los muros de ese precioso templo neogótico (es la única catedral de España declarada “Patrimonio Cultural de la Humanidad”), los homenajes de los burgaleses hacia el caballero de Vivar tampoco cesan. Hay una plaza, un monumento y cientos de historias que cuentan las calles de la ciudad que más quiso, y que retraté brevemente para ustedes en el siguiente álbum (no se vayan que después de las fotos que hay más):

Sin embargo, no sé si me sorprendió tanto encontrarme ante los restos del héroe castellano enterrado 911 años atrás o enterarme el mes pasado de que la misma profesora de literatura que cité arriba con gran cariño conservaba consigo una “recreación libre” del Cantar del Mío Cid que yo había escrito hace un tiempo no mucho menor para mi propia memoria: nada menos que 20 años… es decir, cuando tenía 17 y me atormentaba Guns ‘n Roses y Rata Blanca en proporciones similares. Sí, es para que el Cid se levante y lo examine el mismo con carbono 14…

Aquí les paso un fragmento de esta disparatada visión, que más que al Cid me hace acordar a ese ex habitué de “La Noche del Domingo”, conocido como El Gato Peters:

Convocatoria del Rey al Cid (primera parte)

Preocupado estaba el Cid, aquel vasallo delgado

porque ahora se enteraba que iba a ser desterrado

Rey Alfonso, su señor, envidioso y enojado

mandóle reunir sus huestes, y ordenóle sin desgano:

Dejad estas tierras, Cid, abandonad estos llanos,

su Majestad te lo ordena, por voluntad… y con agrado.

Para que podáis hacerlo, nueve días os he dado,

nueve jornadas completas (con dos feriados y un paro)

serán más que suficientes, para haber abandonado

a Castilla, a tus dos hijas… aunque no a tu esposa, claro

pues ella antes lo ha hecho contigo, infeliz lacayo…

¡A vos te ha engañado, Cid, a vos te dejó, zapallo!

Mío Cid, el Campeador, al oír lo ya escuchado

con un grito interrumpió al monarca equivocado.

“Rey Alfonso, mi señor, al que nunca he criticado,

pero que ahora me hace, simplemente un desterrado,

te diré que seguiré, lo que Vos me has ordenado,

sin objeciones lo haré, como un vasallo educado.

Mi última voluntad, antes de haberme marchado

es que me pidas perdón, que desintegres mi enfado

aquel que Vos me causaste, al insultar en buen grado,

a mi dulce Jimenita, de quien jamás he dudado…

pues por un hombre jamás ella me ha de haber dejado.

Carcajada fue lo menos que a la gente había causado

escuchar al Campeador, declarar lo declarado

pues sabían los presentes que allí cita se habían dado

que el Mío Cid esta vez no se había equivocado

(pues no había sido uno, sino veinte los soldados

a los que ella, la infiel, amor había prodigado).

Mío Cid, el de Vivar, el que no entendía el estado

jocoso del rey Alfonso y sus propios allegados

olvidó lo del perdón, prefirió dejarlo a un lado

y optó por prepararse para haber abandonado

a las tierras de Castilla que en nueve días, pasado

llegaría pronto a ser para el pobre desterrado.

Ahí terminaba la primera parte de este cantar con el que intentábamos hacer un poco más divertida aquellas lecturas arduas, a la que seguirían “La Celestina” (cuya primera edición también se imprimió en Burgos), “El Lazarillo de Tormes”, “Bodas de Sangre” y otros libros de buena literatura española que, sin dudas, todos disfrutamos más.

Ahora, los que quieran seguir torturándose con la continuación de esta versión del Mío Cid, no tienen más que pedírmelo por e-mail a Asack@lanacion.com.ar, y yo se los voy a mandar. Si, en cambio, hay aclamación popular (es decir, si me lo piden más de dos personas en un día), no tendré problemas en publicar el resto de la historia mañana mismo en este blog. O, si lo prefieren, pueden empezar a criticarme vía Twitter tras contactarme como @AdriSack, e, incluso, decírmelo en mi face, digo en mi cara, en Facebook, donde me pueden encontrar por mi nombre.

Bueno… me voy porque se me viene encima la huelga general, que acá dieron en llamar “29-S”. Pero nada que ver con los ñoquis… ¿o sí?

Un abrazo y hasta la próxima

Phil Collins no para contra Zapatero

Phil Chorizo 6

Hoy mi agenda me prometía un encuentro con el legendario y semi-retirado Phil Collins como plato fuerte del día. Pero, como muchas veces nos sucede a los periodistas -y no tan periodistas, como los porteros y los colectiveros- finalmente descubrí que lo más interesante de este miércoles otoñal no estaba en lo que yo creía que era mi destino, sino en el sinuoso e impredecible camino que me llevaba hacia él.

Y esto lo digo porque nunca, como hasta hoy, noté que los madrileños estuviesen tan monotemáticos como esta mañana. “El próximo miércoles sí que nos sentiremos completitos, porque vamos a tener lo que nos faltaba a todo este follón: una huelga general”. Ese fue el saludo que recibí de mi farmacéutica amiga… y creo que recién después me dijo algo como “hola”, pero intuyo que primero sintió que debió decir eso. Algo parecido me sucedió con el taxista -sí, hoy me di ese lujo porque si no a Collins no lo iba a alcanzar a ver ni en la contratapa de su nuevo disco de covers de covers de covers de a su vez otros covers remasterizados pero con sonido original sesentoso- que ya venía cebado con lo que escuchaba en su radio de centroderecha. Bueno, lo de “centro” lo puse porque el locutor parecía tirarle “centros” bien servidos a los oyentes con frases de esas que suenan bien en cualquier oído menos en los de los inmigrantes, los pobres y los desempleados. “¿No escuchas lo que barruntan ya los sindicalistas? Dicen que van a hacer piquetes para asegurar el éxito de la huelga esa que quieren hacer para simular que son independientes del gobierno. ¡Piquetes! Estamos todos locos…”. Ante esa exclamación, una sola frase se me ocurrió desde mi argentinidad más profunda: “A papá mono con bananas verdes…”. Pero no la dije, porque ya inmediatamente me iba a etiquetar de argentino fanfarrón, de esos que se agrandan hasta por tener las desgracias más grandes. Y dado que esa etiqueta aquí siempre está lista para ser colocada, lo dejé continuar con su diálogo de sordos con la radio, donde yo era algo así como un involuntario oyente invitado. “Ya, ya, seguid con esta farsa de huelguita, pero deberíais saber que paralizando a este país sólo lograréis que nos hundamos todos. Sóis todos unos tontos de la pera (SIC)”. Yo no sabía si sorprenderme más por el -para mí- novedoso insulto que acababa de escuchar (y que ya incorporé a mi vocabulario para estados de indignación múltiples) o por escuchar la palabra “país” precedido por la palabra “este”. Ese tratamiento no inclusivo de la propia patria en el habla lo creía un brutal y exclusivo defecto nuestro, aunque espero, por el bien de los españoles, que el del taxista del Mercedes Benz que me llevó hasta Mr. Collins haya sido una excepción.

Cuando llegué a la puerta del elegante hotel Westin Palace donde el baterista, cantante y -digamos- actor británico ofrecía su conferencia de prensa, me encontré con una maraña de colegas españoles que, lejos de hablar del viejo Phil, discutían sobre el efecto político de la jornada de paro general que ya bautizaron como “29-S”. “Esto lo hacen para joder a Gallardón y al PP, por eso van a concentrar toda la marcha en Madrid”, dijo un fotógrafo, en alusión al alcalde de Madrid, opositor a Rodríguez Zapatero y, por naturaleza, también a cualquier tipo de acción sindical. “Puede ser -le respondió un camarógrafo- pero yo creo que lo hacen para que nosotros le demos más espacio en los medios, porque por cómo están las cosas, la huelga en sí no sirve para nada”, le respondía el otro.

La discusión, de tanto en tanto, sólo se entrecortaba por los mordiscos que los interlocutores les daban a los choripanes que, un par de minutos antes, les habían entregado los gremialistas encargados de organizar una “choriceada” de protesta pre-huelga a pocos metros de la distinguida cocina del Westin, que hoy ofrecía almuerzos promocionales por 73 euros.

Adentro, Phil Collins se mantenía ajeno no sólo a este oportuno y oportunista reparto de comida, sino a la mismísima existencia de los choripanes. Aunque por favor díganme si, de acuerdo a cómo lucía su chomba en el par de fotos que les voy a mostrar aquí debajo en la galería, no estaba como para invitarlo a un asado… pero para que lo hiciera:

Entonces, muchachos y muchachas… si quieren invitarlo a Phil el domingo para que les de vuelta las achuras y las provoletas en la parrilla, por favor escríbanme a mi e-mail (Asack@lanacion.com.ar) que yo me paso de nuevo por el hotel y le chiflo (a la inglesa, con los índices en las comisuras). También pueden twittearme en mi condición de @AdriSack o dejar su comentario en este mismo post… y por favor háganlo especialmente si conocen algún insulto para agregar al “tonto de la pera” que hoy me hizo “flipar”.

Un abrazo y hasta el próximo post, siempre.

Viaje a la avenida que "shockea"

Conchudo

Ay, ay, ay… como acabarán de verlo, leerlo y reírlo en la foto de arriba, parece que algunos lectores no se olvidaron de este blog, ni siquiera en durante las boreales vacaciones que terminaron la semana pasada. Ese fue el caso de Esteban Colombo, un ingeniero porteño que leyó tres o cuatro veces el cartel de esta avenida de Pueblo Nuevo de Guadiaro (Cádiz) antes de sacar la foto que decidió compartir con nosotros.

De todos modos, y antes de suponer que esa señal fue inspirada por la ira o la envidia de algún compatriota hacia otra persona que se quedó con su amante, dinero o título de campeón de Escoba del 15, vayamos a buscar el ancla que nos tira la Real Academia Española.

Esto nos dice su edición virtual:

conchudo, da.

1. adj. Dicho de un animal: Cubierto de conchas.

2. adj. coloq. Am. Sinvergüenza, caradura.

3. adj. coloq. Col. indolente (‖ que no se afecta o conmueve).

4. adj. C. Rica. tosco (‖ grosero).

5. adj. coloq. desus. Astuto, cauteloso, sagaz.

Y yo me pregunto… ¿no es más linda, o al menos, más contundente la acepción argentina? Vamos, yo nunca le diría a un mal jugador de fútbol esa palabra, como aparentemente sí lo hacen en Costa Rica de acuerdo a la cuarta acepción, pero tampoco usaría la quinta. ¿Se imaginan a un niño en un aula, todo palomita blanca él, describiendo a Sherlock Holmes como un auténtico conchudo?

No menos sorprendido se lo vio al lector Javier Solari, de gira por la misma región andaluza, quien se habrá preguntado si los efectos colaterales de la “movida madrileña” de los 80’s habían llegado ya al sur de España, aunque con cierto retraso. “Yo fui a comprar pan una mañana… pero me encontré con esto”, nos dice Javier al mandarnos su foto, que nos hace pensar que detrás de tanto pan de campo, tanta “bollería” (“facturas”, pese al nombre) y tanta ensaimada les ofrecían algo más:

casas de porros

“Eso es faaaaaaaaso, loco”, diría alguien en estos días por la tele, ¿no…?

Ahora, mientras me apresto a volver a trabajar sobre temas (más) serios, los invito a seguir enviándome sus fotos curiosas de España – curiosas ante nuestros ojos argentinos, claro- así se trate de chanchadas como las que ya me acostumbré a recibir de su parte. Y no duden en remitírmelas a mi dirección de correo electrónico: Asack@lanacion.com.ar o a mi cuenta de Twitter, que es @AdriSack . Para los primeros 800 que me agreguen a mi lista de seguidores, les prometo un #FF libre y gratuito. Bah, no, mentira: sólo a los primeros 8 (Es que la cercanía de la promesa respecto de la realidad me arruga la realidad de las promesas). Sepan disculparme… y hasta el próximo post.

"La Campeona" se compró una vuvuzela

En el último Mundial no sé si me resultó más molesto el aleteo de moscardón de las vuvuzelas o el insistente coro de trilladas críticas que despertaba el nada novedoso uso de las legendarias cornetas de cancha en las transmisiones de los primeros partidos de Sudáfrica 2010. Pero ayer, después de la amistosa paliza del Monumental, caí en la cuenta de que las frases pueden taladrar los oídos aún más que cualquier ruido, por irritante que sea. Y que me sepan disculpar don Vicente del Bosque y el 99,9% del statu quo del periodismo español, pero aquello de que “pase lo que pase, España nunca va a cambiar su forma de juego” ya está ingresando en el panteón de los lugares comunes, con la privilegiada categoría de tópico con el que hoy por hoy se busca defender un título europeo y otro mundial logrados a fuerza de constancia por sobre todas las cosas, pero que después de derrotas impensadas e indigeribles como la de ayer sin dudas suena a consuelo y excusa en partes iguales. Claro que, por supuesto, no fue la única auto-justificación en la transmisiones radiales y televisivas del partido de anoche (aquí comenzó a las 22) jugado en lo que el diario El Mundo no tuvo empacho en definir como la “ruina” de la cancha de River Plate. Tras el segundo gol argentino, y cuando hasta los más optimistas periodistas ibéricos empezaban a notar que España debería remontar un barrilete de plomo para irse sin un mal recuerdo de Buenos Aires, en la televisión comenzaron a recordar las “agotadoras” 12 horas de vuelo que debió hacer el seleccionado español para jugar ese partido… sin tener en cuenta, por supuesto, que la mayoría de los jugadores del seleccionado que luego les haría cuatro goles también debieron hacer el mismo viaje y sufrir el mismo desgaste. Sin embargo, la mayor y más asombrosa de las excusas llegó por radio: en una de las emisoras culparon al “césped mojado e irregular” del Monumental por el resbalón del arquero José Manuel “Pepe” Reina en el tercer gol. Por lo irregular, vaya y pase -es una triste constante en nuestras canchas argentinas- pero por lo de “mojado”, resulta al menos raro en un arquero que jugó durante el último lustro en el Liverpool FC, con sede y estadio en una ciudad que sabe tanto de lluvias como de turistas ansiosos por sacarse fotos en la calle Penny Lane. Con el 3 a 0 en el anacrónico tablero riverplatense, el combinado nacional antes conocido como “La Furia” y “La Roja”, y que había empezado el partido como “La Campeona”, pronto se transformaría para los periodistas en una “selección de semisuplentes”, sin importar que sólo un par de días antes más de un medio había destacado que “20 campeones del mundo” viajarían a Buenos Aires para un partido que no tenía “nada de amistoso”. No obstante, quienes no tuvieron “nada de amistoso” hacia la aceptación de la derrota fueron los diarios españoles, que le restaron importancia al triunfo de la Argentina (un país con un seleccionado “enfermo de maradonitis”) o que, directamente, la despreciaron al compararla con una de esas “batallas que ganan los pobres de espíritu para sentirse importantes a la espera de que los fumiguen cuando lleguen las guerras con fuego real”. Y la derrota española, como era de esperar, tampoco resultó importante en las reseñas del partido, como sí lo fueron los 105 segundos de posesión consecutiva de la pelota por parte de La Campeona al comienzo del encuentro o la mayor cantidad de situaciones de gol generadas en los 90 minutos de juego. De todas maneras, no hay de qué preocuparse, ya que no hay nada nuevo bajo el sol: España no cambiará lo estilo de juego, ni los relatores españoles renunciarán a su frase predilecta. Y esto sucederá, como bien dicen ellos, “pase lo que pase”…

Si se quedaron con las ganas de volver a ver los goles, aunque escuchándolos por primera vez con la narración de la televisión española, no se pierdan la oportunidad de darse el gusto a continuación:

Ahora, si de lo que tienen ganas es de comentar este post, por favor no duden en hacerlo ya… o, si lo prefieren, sáquense la modorra a través de un buen e-mail a mi dirección de correo electrónico (Asack@lanacion.com.ar) o de lo que les permita los 140 caracteres de Twitter (@AdriSack).

Gracias y hasta el próximo post.