Me pone contenta levantarme por la mañana y encontrar sus comentarios en el blog, (¡Fritania volvé que te extraño!, ¿y dónde está Maju?,) y sobre todo comprobar que la mayoría de ustedes son observadores, inteligentes y directos. Y que, como a mí, en materia de sexo, no les va cualquier cosa. Me refiero a que no son de tragarse cualquier sapo.
Flickr Santocielo
Lo digo a propósito de una simpática reunión de té a la que asistí días atrás, donde se habló de afrodisíacos y dieta orgásmica, cosa que sinceramente considero un blef, con el perdón de los sexólogos, los chefs y la ciencia moderna.
La psicología define como afrodisíaco a aquellas drogas o sustancias capaces de inducir a la lujuria carnal, porque se espera que al ingerir el producto, el apetito sexual despierte con más voracidad que la habitual. Desde el Kamasutra y hasta en la Cosmopolitan sugieren consumir ciertos comestibles y preparar con ellos recetas magistrales para alcanzar esos orgasmos epifánicos y mejorar el rendimiento en la cama… pero, yo digo, ¿cuánto hay que comer para que te dé resultado?, ¿toda una vida? No me veo. María Luisa intentó durante un mes con una dieta publicada en esas revistas que uno lee por default en la peluquería, pero terminó con la Hepatalgina en la cartera y un trasero como para veinte cubiertos. Y lo otro, de la excitación desenfrenada, nada. No tiene necesidad, pero ella siempre quiere más, la muy glotona.
Flickr Aristocrat
En fin. Quizás no deberíamos depositar tantas expectativas en una nuez, una ostra o una barra de chocolate. La inglesa Marrena Linderg en su libro La dieta orgásmica, que ha causado furor en Inglaterra, dice que con solo ajustar o equilibrar la alimentación diaria podremos conseguir salud, es decir, vigor, léase, una mejor sexualidad, pues, agrega, los afrodisíacos son solo una sugestión, una predisposición psicológica.
Nuestra teolósofa anfitriona contó esa tarde que en Oriente le atribuyen poderes erotizantes a varios blends de té, como los que llevan canela y nuez moscada. Para esos mismos fines en Africa le dan al té de menta y al de pétalos de rosas, y al Soul Mates Tea (Té de las almas gemelas) preparado con especias y trocitos de una planta llamada Roibus (una deliciaaa). Pero acá nomás crecen el Baila Bien y la Cola de Quirquincho, yuyos menos glamorosos pero consumidos religiosamente en las provincias, cuando el “espíritu” está “mustio”.
Todo estuvo muy rico, pero bebí mi té convencida de que no hay afrodisíaco más efectivo que la imaginación. Era muy tarde cuando salí de la reunión y subí a un taxi. En todo el viaje no dejé de admirar las manos del conductor… ¿habrá sido el Soul Mates?