Explotar el capital erótico para tener “éxito”

 

Por llevarle el apunte a mi madre me puse a cultivar la inteligencia y el don de gentes, pero descuidé mi “capital erótico”, digamos que no esploté debidamente otros encantos que la natura me dió, y que los tengo… no lo duden. De haberlo hecho en su momento ahora andaría por la alfombra roja de la vida, sentada en un trono mucho más cómodo que este banquito de cocina en el que me encuentro escribiendo, mientras se me enfría el mate (valga la metáfora).

En España salió a la venta un libro que promete erizar la piel de las feministas más “talibanas”, las que creen en el poder del intelecto como única escalera al “éxito”. No es que haya que acostarse con el jefe para conseguir aumento, lo que la doctora en sociología Catherine Hakim nos sugiere en su libro Capital Erótico. El poder de fascinar a los demás (Editorial Debate) es que en esta época tan competitiva, es moralmente lícito utilizar a nuestro favor todas las herramientas disponibles, entre ellas, el sexapil.

el escote tiene un límitem as ta vú ,via bigfun

“Mi libro ha provocado bastantes problemas entre las feministas radicales. Ellas están extendiendo, quizá sin proponérselo, ideas propias de un sistema patriarcal”, dijo la autora, con cierta razón. Para ella, el capital erótico es un complemento ineludible del capital humano. Todos tenemos algún encanto a la vista, ¿por qué no aprovecharlo?: “Es una mezcla de atractivo sexual, cuidado de la imagen y aptitudes sociales, una amalgama de atractivo físico y social que hace que determinados hombres y mujeres resulten agradables para todos los miembros de su sociedad, especialmente los del sexo opuesto. Esto se sumaría a nuestro capital humano(estudios, formación y experiencia laboral) y al capital social, nuestra red de contactos”, dice la autora, que ha comprobado que los hombres y mujeres agraciados tienen mejores sueldos y puestos de trabajo…

aunque sabemos que no siempre es así. Lo que sí es cierto es que la gente magnética suele caer bien parada. Para Hakim, no queremos aceptar eso porque creemos que aprovechar ese don es un pecado, en definitiva, una demostración tangible del poco cerebro que tenemos: “sospechamos de la belleza porque la ética puritana siempre la ha presentado como un camino hacia el pecado; ha despreciado y trivializado la sensualidad, el placer y el ocio. Tenemos que abandonar esas ideas, porque la belleza y el capital erótico son más importante hoy de lo que lo eran en el pasado, y en el futuro serán más relevantes aún”.

bué, no se trata de ser tan obvia... isabel muñoz via big fun

 

En síntesis, no se trata de ir al trabajo apretada como un matambre ni escotada al borde del ombligo (recuerden el caso de la ejecutiva despedida por ir demasiado sexy a la oficina), sino todo lo contrario. El atractivo del que Hakim habla es algo más abarcador, y muy rentable, y pone el ejemplo de algunas ejecutivas que abandonaron el clásico trajecito masculino, símbolo incontrastable de la competencia de los sexos en el ámbito laboral.

Conozco fenómenos inexplicables, y otros muy notables, gente con mucho brillo que ha llegado al podio porque, además, tenía sustancia. A otros nos mata la pereza.