Al fin el mundo empieza a entender aquello de que la belleza puede también ser invisible a los ojos, parafraseando al Principito, gran predicador de la inmaterialidad del amor. Ahora que Pirelli incluyó a una gordita entre las buitis del calendario y que en Estados Unidos causa furor la Barbie con granos y celulitis en las piernas (es decir, la realidad se impone) las cosas parecen acomodarse para quienes somos capaces de suspirar por ese “no sé qué” que tienen ciertas personas, más que por una cara y un cuerpo despampanante.

Las lenguas biperinas de mi barrio solían decir que la simpatía era el recurso de los menos agraciados para conseguir sexo, pero ahora prueban que no es así. Una investigación de la Universidad Huazhong en China y publicado en la revista Personality and indivual Differences demuestra que cuanto más amable es una persona, más atractiva es para el resto.

Según el doctor Yan Zhang, autor del trabajo, existe una relación entre los rasgos de personalidad positivos y la percepción que el mundo tiene de un determinado atractivo facial. “La conclusión con la que nos hemos encontrado es que lo bueno es hermoso. Es decir, la personalidad puede contribuir a juzgar el atractivo facial. Este fenómeno puede ser llamado también el “efecto halo”, destaca Zhang.

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Para comprobaro le mostraron a 120 individuos 60 fotos de mujeres chinas con expresión neutra en su cara para que valoraran objetivamente su belleza fisica. Dos semanas más tarde los convocaron para mostrarles las mismas imágenes, pero que ahora incluían descripciones de la personalidad de cada chica, clasificadas en tres grupos como “bondadosas o amables”, “mezquinas” y el tercer lote de fotos sin ningún comentario al pie. Quienes miraron las imágenes de las mujeres “amables” consideraron que eran más seductoras que cuando las apreciaron por su aspecto; y los que recibieron las instantáneas con descripciones negativas establecieron que su grado de atractivo había bajado varios puntos.

Aunque la muestra es pequeña, tiene significación, según el psicólogo Scott Barry Kaufman, consultado por en un artículo del Huffingthon Post. “Desde la perspectiva de la evolución, hay muchas formas de demostrar el atractivo que una persona posee como potencial pareja, y estas se extienden en la actualidad a la conducta y la psicología del individuo.”. Y si. La belleza exterior es un espejismo, pero a veces la personalidad que subyace, también…