Es lindo que a uno le digan que es bueno, inteligente, que tiene piernas perfectas o una mirada hechiante… aunque en el fondo sepamos que nada es tan así. El elogio es un masaje al ego, una caricia que se agradece, y que es puro beneficio: sube la autoestima, nos da fuerzas para seguir, es una gotita de adrenalina en ese mar de incertidumbres personales en el que todos navegamos, y a veces, naufragamos. Por eso muchas mujeres consideran que fingir un orgasmo no es grave ni dañino. Pero, convengamos, ladies, una cosa es echar mano al recurso de la actuación de vez en cuando y para enriquecer la estima del otro, y otra muy distinta es usarlo para tener la vaca atada.
ay, corazón, ¡sos el mejorrrr!!!….via andrea haber via codice binario