Uno cree que lo sabe todo hasta que aparece algo que te demuestra lo contrario: en este caso, la “meditación orgásmica” acaba de revelárseme como una novedad absoluta. Y yo que suponía que en esas cuestiones no había mucho más para inventar. ¿Los genitales meditan?, ¿es tantra mental? ¿un vibrador nuevo?… me pregunto. No, es algo aún más elevado, dice Nicole Daedone en su libro Slow Sex, El arte y el oficio del orgasmo femenino, un ejemplar editado por Océano que me acaba de llegar gracias a mi amiga Mun, encargada de nutrir mi biblioteca erótica personal. Parece que esta técnica es la puerta al placer real, que todo lo que conocemos y hemos practicado en la cama hasta hora han sido papelitos de colores. Como decir que conocés Europa cuando solo has visto Roma.
El “slow sex“ igual que el “slow food” son la contracara de la velocidad contemporánea, del rapidismo del siglo XXI, una filosofía que propone volver a dedicarle tiempo a las cosas esenciales, saborearlas, sea a la comida o a la intimidad con el otro. Ya en 2008 una investigación publicada en la Revista de Medicina Sexual de Estados Unidos sostenía que hoy un encuentro “normal” dura de 3 a 7 minutos; uno deseable de 7 a 13 minutos; uno demasiado corto de 1 a 2 minutos y uno demasiado largo de 10 a 30 minutos, todo esto sin contar la previa. Tres años atrás la marca Retrevo, que comercializa gadgets y aparatos electrónicos, realizó una encuesta (Is Social Media a New Addiction? (¿Son las redes sociales una nueva adicción?) en la que revelaba que el 7% de los usuarios de teléfonos celulares en EEUU consultaba sus mensajes en pleno acto, un clarísimo indicador de lo apurados y de cuán desconectados estamos de nosotros mismos, incluso de aquello que anhelamos (un poco de sexo).
tus masajes me transportan de la oficina a la playa sunshinecafe
Esta joven terapeuta que lidera el movimiento del sexo lento en los EEUU (participó de las conferencias TEDx) lleva una década dedicada a divulgar una sofisticada técnica para conseguir el orgasmo y que ella considera la “cura para el hambre de la mujer occidental.” Consiste básicamente en masajear un punto alojado en el cuadrante superior izquierdo del clítoris (el libro viene con GPS) donde se aloja una de las mayores concentraciones nerviosas del cuerpo femenino, para activar el sistema límbico y así generar un shock de oxitocina en el cerebro. La práctica requiere al menos 15 minutos de práctica consciente diaria. Según parece da resultado, ya que la mujer ha fundado una organización – One Teste- que promueve la meditación orgásmica en varias ciudades de Estados Unidos. Asiste a parejas, dicta cursos y hasta cuenta con un servicio de “asistencia” para quienes estén alone. La meta principal, dice, es bajar el estrés, pero gozando en el camino hacia el nirvana.
Creo que yo sería una buena paciente, aunque para practicar primero debería despojarme de ciertos “hábitos y expectativas” negativas, sugiere la autora, entre ellos, abandonar el vibrador y olvidarse del amor romántico, porque el placer definitivamente va por otro lado. Todo hay que probarlo, claro. El libro llega este mes a las librerías porteñas, por si quieren adentrarse en el tema….