Lo que nos faltaba: las vidrieras de los sex shops locales podrían quedar vacías de chiches importados. Parece que está empezando a agotarse el stock de juguetes para adultos hechos con silicona medicinal, material que acá no se fabrica y que es de los pocos médicamente aprobados para usar en la intimidad (la madera, el vidrio y los de metales preciosos también son recomendables).
Investigando para mi libro hace unos años, supe que en la década del 90 varias fábricas locales de juguetes para niños debieron reciclarse y cambiar de público cuando el gobierno de Menem le abrió las puertas al made in China. Obligados por la coyuntura, y viendo el filón del auto-placer, algunos empresarios se pusieron a fabricar consoladores (que no es lo mismo que vibradores) de distintos materiales, no todos saludables. Probablemente el faltante se extienda en los próximos meses a los juguetes más sofisticados, los que vienen con baterías recargables o algún tipo de dispositivo de fina tecnología, como los sumergibles y los que se conectan al iPod y vibran al ritmo de la música preferida. Bué, en todo caso habrá que afinar la imaginación…
no me quites las llaves del placer… foto gentileza Kiki de Montarpanasse
Pero, igual, desde este humilde rincón virtual quiero apelar a la sensibilidad, y al costado lúdico de nuestro señor Moreno que, si bien no ha puesto impedimentos legales a la diversión privada, su política respecto de las importaciones puede poner en peligro, indirectamente, claro, la salud de muchos argentinos que disfrutan de estos complementos eróticos de calidad, indispensables para superar complejos, soledades, además de ser una herramienta válida para conocerse mejor y “amenizar” la rutina de una pareja.
Además, meterse en la cama de los argentinos sería demasiado…¿no?