El sadomasoquismo y el bondage, sobre todo el bondage japonés, son dos disciplinas ajenas a mi sensibilidad erótica, pero entiendo que son prácticas muy extendidas desde siempre, aunque cada vez más, parece. La revista Newsweek en su versión en inglés le dedicó semanas atrás una tapa a un tema que parece ser tendencia: a las mujeres de esta era les gusta la dominación en el dormitorio. Que las esposen, las reten y las sometan a ojos vendados, entre otras situaciones “lúdicas”.
Habiendo tanta violencia de género en el mundo, sabiendo que la trata de blancas cada día se roba cientos de vidas de niñas y jóvenes, no me causa ninguna gracia eso de jugar a la sumisión, al latigazo. El maltrato, en chiste. Los disfraces que se usan para estas actividades sí son muy bonitos, sexies. Los tacones y el catsuit charolado con el antifaz negro estilizan cualquier figura femenina, pero al trapo lo veo más para hacer un streaptease o bien para ir al corso.
Marta, me llamo Marta…. Richard Kern via Bigfun
Sin embargo, según la nota que puedo leeer a duras penas por mi pésimo inglés, se nos acabó la boba romántica y ahora lo que vine es la chica con moretones y controlada por un individuo atormentado que le da “amor” a “golpes” de nalgas. Que el paradigna haya cambiando se debería, según el artículo, a que estamos “aburridas”, a que ya no tenemos ninguna zanahoria por delante, pues ya conseguimos todo en el este mundo: éxito, pantalones, libertad y un sueldo digno.