Hace unos años investigando para mi libro supe que el negocio de los telos en Argentina fue un invento de los inmigrantes gallegos, que vinieron al país sembrando almacenes y estos prácticos alojamientos por hora que los amantes tomaron como refugio para el sexo clandestino (el más antiguo de todos está en la ciudad de Rosario). Grandes anfitriones, empezaron con un negocio caliente y rendidor como el pan, pues siempre tuvo y tendrá clientes, más ahora que la trampa se la blanqueado gracias a los sitios de citas pasa casados y a que la infidelidad ya no es causa de divorcio según el nuevo Código Civil argentino. Digo “gracias a” porque si bien no estoy a favor de la mentira creo que esta suerte de “sinceramiento tácito” invita a reflexionar sobre las teorías evolucionistas más estudiadas que afirman que el ser humano no nació para la monogamia sino para la variedad (y que me perdone el Dr. Albino!!!!).
Pero yo iba a otra cosa. Investigando recorrí unos cuantos albergues transitorios de la ciudad, los de medio pelo, los retro y los minimalistas, monumentos al kistch y los cinco estrellas. Al final descubrí que todos son una ecuación básica de espejos, cama y media luz… ¿y pa qué más? Cuestión es que no a todo el mundo le gustan estos espacios, especialmente a aquellas mujeres que acostumbran a visitar casas de solteros y que si no son recibidas en ellas sienten que son la trampa, aunque eso mismo aumenta el morbo del encuentro. Según un estudio del psicoterapeuta Ian Kerner, consejero sexual y autor de libros como She Comes First y Passionista: The Empowered Woman’s Guide To Pleasuring A Man, estos templos para el amor clandestino dispara en el cerebro una dosis extra de hormonas. “Cuando una pareja se involucra en una habitación de hotel se estimula la transmisión de dopamina en el cerebro, que juega un papel importante en la excitación y la emoción sexual”, dijo Kerner hace poco al diario HuffPost. El hecho de pagar contagia la sensación de que hay que sacarle el máximo jugo posible a ese polvo de lujo, inspirando al que paga, que generalmente es el hombre. Además el terreno neutral suele persuadirte de que podés ser vos mismo y así sale a la luz tu verdadero yo erótico.
es como hacerlo en oficina del jefe! helmut newton
Los telos son un aporte, especialmente para las parejas que llevan años juntas y necesitan ponerle sal al vínculo, también funciona para los que están pensando en separarse o están aburridos. Es como irse de vacaciones, hacer un paréntesis. Algo así hizo una pareja de españoles que este año publicó su historia en un libro titulado Sexistencialismo, en el que cuentan como hicieron para volver a tenerse ganas. Según las reseñas, es la historia real de una pareja que ante la falta de pasión decidió inventarse una terapia propia,y luego escribirla juntos. Clara y Esteban se inventaron una nueva identidad y llevaron una doble vida durante dos años, en los que vivieron por separado, cambiaron de amigos, de trabajo, de casa y de estilo de vida con el objetivo de volverse a encontrar casualmente, como dos desconocidos, para conocerse de nuevo.
Todo vale cuando hay amor para rescatar. Les cuento que si están en eso hay una variedad de telos con descuentos en una página que nuclea al rubro en la ciudad (alberguestransitorios.com)