Hasta hace diez años no se nos hubiera ocurrido admitir que tenemos un vibrador en la mesita de noche o que estamos suscriptos en un sitio de citas, ambas realidades felizmente superadas hoy: sí, los juguetes son un gran invento y los portales un bar más donde conocer gente. Media población soltera (y la otra también) se somete a las caprichosas coincidencias que teje un algoritmo diseñado para que demos con lo que buscamos, sea cariño ….o unas horas de lujuria.
Hace poco supe que esta maravillosa (y también frustrante) herramienta virtual nació gracias a un grupo de estudiantes de matemáticas de la Universidad de Harvard que puso en marcha un experimento para conocer chicas. Operación Match fue el primer programa en su tipo que salió a la luz cuando no existía Internet y nadie tenía en su casa una PC. Entonces, Cupido llegaba por correo, y no siempre traía fotos del/la candidato/a. “Lo que lo desencadenó fue que necesitábamos salir con chicas. Pensamos que sería divertido conocer mujeres de esa forma y de paso hacer un gran experimento social” recuerda uno de los padres de la criatura, Jeff Tarr, en una entrevista publicada en la BBC. Después de instrumentar la plataforma del proyecto,finalmente en 1965 Edward Reingold, un tímido estudiante de 20 años, recibió por correo el sobre que tanto esperaba. Adentro había una “impresión de computador” con el nombre, dirección y teléfono de…. siete mujeres.
Rubio, ojos verdes, licenciado en sistemas, fines serios, busca esposa… huhmagazine
Para poder participar del “juego”, él y las chicas habían contestado previamente un cuestionario con 150 preguntas describiendo características físicas, nivel de educación y objetivos, lo que hoy conocemos como el perfil, aunque ahora son menos exhaustivos. De hecho, el mayor defecto de la mayoría de los portales siguen siendo los perfiles engañosos. Cuestión es que el experimento prendió entre los estudiantes. “Nos llegaron 7800 respuestas que teníamos que emparejar. Además, en esos días, si la computadora decía que a uno le debería gustar una persona, la computadora era Dios y sabía todo” cuenta Tarr.
Las respuestas debían ser traducidas a un lenguaje que la máquina entendiera, pero Tarr y sus amigos tuvieron que alquilar computadoras IBM para poder procesar los miles de cuestionarios que empezaron a llegar de todo Estados Unidos. Copiaron a mano cada conjunto de respuestas en tarjetas perforadas para que el sistema las pudiera leer y así unir similares, tal como funciona hoy. En pocos meses Operación Match llegó a tener más de 90.000 suscritos. “Funcionó muy bien para mí. Gracias a mi posición, me metía en la lista de pretendientes una y otra vez. Me acuerdo un día en el que tenía ocho citas. Y al otro día, lo mismo, en otro lugar. En dos días conocí 16 chicas atractivas y ese era mi objetivo.” Seguir leyendo