Diez razones para tener Netflix (en vez de pareja)

¿¡Para qué querés novio si ahora tenés Netflix!!? le pregunta una pasajera del colectivo a otra que va sentada al lado, y que al parecer acaba de unirse al universo del servicio en streaming. La fuerza del argumento indica hasta qué punto puede cambiar su vida un ser humano normal cuando se suscribe a esta plataforma capaz de quitarte el sueño y las ganas de comer, de tan adictiva. Netflix se ha vuelto una compañía imprescindible, en especial para aquellos individuos solteros y cansados de swipear en las apps de citas un viernes por la noche.

Así es que a falta de otro cuerpo que mantenga el termostato en las madrugadas de invierno (una investigación de la Universidad de Illinois sostiene que nada eleva la temperatura más rápido que el calor del cuerpo de otra persona, cuando se está en contacto directo) no hay programa más rendidor que quedarse hasta altas horas mirando series en vez de gastar energías en citas poco atractivas.

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Con esa premisa elemental he aquí diez buenos argumentos por los que a veces es mejor suscribirse a Netflix que tener pareja, reflexiones éstas gentilmente tomadas de la nota publicada por Sandra Apolinar en el sitio Vix.

1. Siempre está disponible Netflix nunca va a desaparecer un viernes en la noche o va a tardar dos días en llamarte. Nunca te hará ghosting. Siempre sabes dónde está y que siempre va a estar disponible

2. Sabe exactamente lo que te gusta Y eso es fundamental. Netflix conoce tus gustos, y se esfuerza en conocerte mejor para pasar más tiempo con vos

3. No critica tus gustos culposos Netflix jamás va a criticar que veas las peores comedias románticas de Hollywood o una maratón de tu serie favorita, que quizá no es la más rankeada.

4. Respeta tus decisiones ¡Y hasta te va a hacer sugerencias! Y lo más importante, nunca te va a decir qué hacer.

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5. Cumple lo que promete Si con Netflix acordaste pasar el fin de semana completo juntos, eso se mantendrá en pie. Con él no tendrás cambios de planes a última hora.

6. No se pone celoso de tus amigas Netflix comprende que necesitamos salir con las amigas de vez en cuando… Y no le molesta que lo hagas. Lo mejor es que cuando llegues a casa, él va a estar esperándote

7. Y tus amigas no tienen celos de él Ellas también entienden que hay días que no querés salir y preferís estar en pijama teniendo tiempo de calidad con Netflix

8. A él no le importa qué ropa usas Frente a Netflix podemos estar en pijama, con la remera agujerada en joging, sin maquillaje y hasta sin bañarnos

9. Siempre está listo para la siguiente aventura Nunca se cansa. Podemos estar juntos horas y horas a su lado y no tendrá excusas para estar con uno

10 No pide (casi) nada a cambio Sólo 8 dólares por mes por su compañía, pero los vale, pues todos tus días a su lado serán de calidad

PD: (y podemos hacer pausa, cuando querramos)

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Netflix promete un invierno lleno de sexo

Habrán notado que no alcanzan los dedos de las manos para contar la cantidad de series y películas sobre sexo y relaciones (que incluyen desproporcionada cantidad de escenas explicitas, más y menos “jugadas”), que ofrece Netflix por estos días. Los contenidos son por lo general tratados con un alto nivel de realidad, muestran los deseos ocultos y cómo el sexo moldea la vida de la gente común y silvestre, pues si querían ver sexo limpio y bien peinado, como en las películas de Hollywood, no. Nada de eso. Pero lo llamativo es que esta adicción, que además nos está engordando a todos (no hay Netflix sin helado) llega en un momento en el que crece la población de gente que admite tener menos intimidad que en el pasado. Sublimar, le llama el psicoanálisis a eso de “canalizar impulsos en actos más aceptados”…

Según una investigación de la Universidad de Florida hoy los adultos tienen siete veces menos relaciones sexuales por año que a comienzos de la década de 2010, y nueve veces menos que a fines de los 90. La notable caída de la estadística erótica se observa en todos los niveles sociales, edades, razas, religiones y estados civiles, dice este estudio que se realiza desde hace 29 años en todo Estados Unidos entre cerca de 27 mil encuestados. Los autores del sondeo le atribuyen serias responsabilidades a las redes sociales y a las nuevas formas de entretenimiento como Netflix que, según Ryne Sherman, “podría estar reemplazando el tiempo que se pasaba en pareja, aunque el aumento de enfermedades como la depresión y la insatisfacción en el matrimonio, también podrían estar incidiendo en la baja de la frecuencia sexual”.

 Rita, una maestra incorrecta y sexualmente activa

Del menú Netflix, imperdible por el tratamiento de las imágenes y del tema, es la francesa Crónicas Sexuales de una familia Moderna y la norteamericana Tú yo y Ella. La primera es acerca de un matrimonio con tres hijos y un abuelo que se la pasan en la cama revolcándose y que de alguna manera reflejan la forma de abordar el sexo de tres generaciones. La segunda da luz a prácticas y hábitos antes juzgados y hoy considerados de lo más normales, como el trio amoroso y la bisexualidad. Love, de los últimos estrenos, es un retrato perfecto de los millenials y su inestable apetito sexual, muy en sintonía con las características de esta generación a la que sociólogos y psicólogos describen como apática, egoísta, adicta a la tecnología e incapaz de asumir responsabilidades. Cient List, aunque es vieja y solo tiene tres temporadas, es una suerte de oda a la prostitución de lujo. Le siguen Easy, La Prepago, Sexo, Amor y Terapia, etc etc etc  

Mi favorita es Love, y por lejos Rita, una producción danesa sobre el sistema pedagógico en los países escandinavos pero hace foco en las aventuras de una maestra de 40 años a la que además le gusta practicar sexo fuerte con extraños, una verdadera profesional a la hora de conseguir su cuota de cuota de amor diario.

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Jugando a la terapia sexual con realidad virtual

Nuevamente he caído en las redes de Netflix, ahora atrapada en una serie nueva sobre relaciones sentimentales. El primer capítulo de Easy presenta a un matrimonio joven con hijos que tiene sexo cada vez más esporádico, y peor, con algunas disfunciones no resueltas en el medio. Para matizar el aburrimiento él mira porno a escondidas y ella guarda en su mesita de noche un vibrador XL. Cuando deciden ponerse a recuperar la chispa, o no les coinciden las ganas o les suenan los celulares. Deciden probar con las fantasías, entonces aprovechan Halloween para comprar disfraces de mucama y de plomero, porque a ella le gustan los hombres que saben cambiar cueritos. Él está excedido de peso, ella es workaholica. Cuando logran coincidir en la cama, advierten que la magia acaba antes de empezar….

Espero que en el segundo capítulo la pareja vaya al sexólogo, invente algún otro truco o de última que recurra a este novedoso juego de terapia sexual con realidad virtual inventado por un emprendedor del cine porno, mientras tomaba un curso para perder el miedo a volar. Todd Gilder descubrió que el pánico escénico, las fobias, el miedo a la intimidad y la falta de deseo están asociados a la ansiedad, la misma que provoca subirse a un avión. “Empecé a pensar en aplicaciones que la usasen para hacer frente a otras fobias y a problemas de bloqueo, específicamente sexuales” explicó el hombre en una entrevista reciente. Así nació Virtual Sexology, un programa de 8 videos que trata temas puntuales como la respiración, los ejercicios de Kegel, técnicas para prevenir la eyaculación precoz, avivar el deseo etc etc etc. Todo muy bien intencionado hasta que aparece en pantalla el guía o “coach”, nada menos que una actriz multipremiada que ha filmado más de 150 películas XXX. Pero nada es porque sí. Gilder cree que si podés romper el hielo con una mujer semejante, la real realidad será pan comido.

Halloween erótico poco Easy 

Virtual Sexology una manera lúdica de “hacer frente a innumerables temas, incluyendo el miedo a la intimidad, la eyaculación precoz, la disfunción eréctil y la pérdida del deseo o de la excitación” aclaró el autor del proyecto, que convocó a un sexólogo para darle un sesgo médico al juego. Con los videos viene incluido un artefacto que, una vez colocado, puede sincronizarse con los movimientos y las indicaciones de la conductora vestida de secretaria ejecutiva (lamento que hayan estereotipado así al oficio de las asistentes).

Gilder insiste en que no es porno, o en todo caso es porno terapeútico. “La pornografía no es educación, la pornografía es entretenimiento. Con Virtual Sexology estamos tratando de cerrar esa brecha entre la educación y el entretenimiento. Esta primera versión contiene técnicas útiles para hacernos amantes mejores y más atentos” aclara. Ojalá cumpla esa meta, pues si algo ha estropeado el cine para adultos es la vida sexual de las personas, mal educando y creando insatisfacción a varias generaciones de hombres y mujeres.

 

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