El marketing de los besos en la boca

Se ha vuelto de lo más común ver a dos famosas besarse en la boca en algún que otro evento de la red carpet. Por supuesto que en la mayoría de los casos se trata de un beso falso, sin salivas. Cualquiera sabe que ese simple gesto pudoroso rinde gloriosos dividendos mediáticos: las revistas congelan el momento y las protagonistas, divinamente vestidas con pilchas de canje, logran que se hable de ese disco o película mediocre que están publicitando (y que, seguramente, sin ese “ingrediente” erótico pasarían al olvido). A la platea le divierte y lo toma como viene: una pantomina, parte del show. Nunca como una reivindicación de nada.

La cosa cambia si la misma escena se da en la calle y entre dos mujeres anónimas, acto que por falta de costumbre puede resultar chocante para muchas congéneres. Algunas nos resulta indiferente. No sucede lo mismo entre los hombres, a quienes la sola imagen del deseo sexual entre dos mujeres les alborota los ratones …


Hace unos días salía de Starbucks con el chai y la tortita de zanahoria en cada mano, cuando veo sin mirar a dos preciosas criaturas de menos de 25 levantarse de una mesa, en dirección a la puerta…

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