El negocio de complacer las fantasías femeninas

La ciencia ha pasado años tratando de investigar lo que las mujeres quieren, enigma que muchos hombres no alcanzan a develar ni aun habiendo pasado por varias manos femeninas a lo largo de sus vidas. Por eso creo que no existe misterio sino más bien señores sin ninguna empatía, aun así a estas alturas queda claro que tener el abdominal como tabla o la billetera llena no alcanza para contentar a una chica de hoy.

mi corte canina ideal foto chiqccvia thisinsthappiness

Para eso, primer mundo al fin, en Estados unidos y Reino Unido ya existen  empresas de gigolos dedicadas exclusivamente a complacer las fantasías de las mujeres. Encuentro en este mundo virtual una perla para ilustrar la tendencia: ManServants, uno de los negocios más prometedores que consiste en una flota de señores bien parecidos y dispuestos a cumplir por la modesta suma de 80 dólares la hora (ay, caro para mi!) órdenes y caprichos de toda clase, salvo, claro, el sexo. Mi amigo Tulio me recuerda que en Nueva York ya funcionaba Rent a Gent, un servicio parecido pero más abarcativo que el anterior ya que además de escorts capaces de acompañarte al teatro y llenarte la copa de champagne,  éstos hasta se ofrecen para lavar los platos o sacarte a pasear al chucho.

Considerando que las fantasías de cualquier ser humano son insondables, los empresarios (han de ser hombres) parten de un principio un poco prosaico (y cómodo) para trazar la oferta de servicios: todas queremos ser tratadas como reinas. Visto así parece que lo que buscamos es bastante elemental, y lo es, qué duda cabe. Por eso, mientras el musculoso me abanica y me pasa el plumero, sigo alimentando mi más cara fantasía: encontrar un hombre al que admirar….

Las mujeres también pagan

Es triste tener que pagar por un poco de cariño. Tradicionalmente han sido los hombres los que han consumido servicios de prostitución, pero en este siglo XXI las cosas están cambiando de color.

Este año se estrenó una película que desnuda un hábito de lo más común en Francia: a falta de hombres disponibles, las mujeres  han decidido empezar  a pagar por sexo. El cine ya había nos mostrado alugnas versiones del tema (Bienvenidas al Paraíso, de Laurent Cantet, Alfie etc. ) pero nunca en forma tan directa. Cliente, de Josiane Balasko, describe la vida de una ejecutiva divorciada y con dinero que antes de tener que salir al circuito a pescar un amante decente, decide invertir en los servicios de un profesional.

Hace unos años leí una nota en un diario local que abordaba el asunto con testimonios reales, claro que las entrevistadas no se animaron a dar su nombre. Me acuerdo que le mandé un msn a Merimún que por entonces estaba en el campo leyendo exactamente la misma nota. Mi amiga recordó a una compañera de trabajo que tuvo en una conocida editorial, una mujer linda, exitosa y de menos de 40 que solía contratar a un escort cuando pasban los meses y el mercado no le deparaba nada mejor. Hasta le había confesado a Merimún que con tanta demanda, los chicos se habían avivado con el cachet