Creíamos que lo habíamos visto todo en mundo de la publicidad, pero ahora se suma un petite escándalo en el ambiente de la moda internacional. La firma Eckhaus Latta, de los jóvenes diseñadores norteamericanos Mike Eckhaus y Zoe Latta volvió a ponerle fichas al tema más vendedor de todos los tiempos, el sexo, esta vez para ilustrar el catálogo de la última colección primavera/ verano con distintas parejas practicando el amor con prendas puestas a medias.
A decir verdad si no fuera por estas fotos tan hot la propuesta pasaría inadvertida en el generoso mundo de la indumentaria, pero de eso se trata vender ropa para algunas marcas contemporàneas, de disfrazar a toda costa el poliéster barato del que están hechas.
Todo el sector está rasgándose las vestiduras, literalmente, tras la divulgaciòn de estas imágenes jugadas, cuando en realidad desde hace años la industria viene usando la sexualidad como único recurso creativo para posicionarse en un mercado cada vez más feroz y competitivo. Cuestión es que esta pareja de diseñadores formada en la Rhode Island School of Design se lanzó en 2011 y ya en 2015 presentó en sociedad la colección de ese año mediante un video en el que mostraban un pene cubierto por un trozo de salmón ahumado.
“Tenía que ser auténtico”, contestó Eckhaus en una entrevista publicada en la revista femenina W Magazine, a propósito de la flamante sesión de imágenes tomadas por la fotógrafa coreana Heji Shin, que de paso también se dedica a fotografiar para libros sobre sexualidad adolescente. “La idea de hacerlo simulado nunca se nos pasó por la cabeza.” Y así salió, de un hiperrealismo muy pixelado. …quién los entiende!
Desde Robert Mapplethorpe, Patrick Demarchelier y hasta el genial Helmut Newton elevaron el erotismo en las revistas y campañas de grandes marcas, siempre mostrando desnudeces con una dosis inquietante de morbo y sutileza que nunca perturba el foco de la cosa, que es mostrar la ropa y las tendencias. Entonces eran tiempos de seda y lana pura, de cashmere y generosos encajes, gasas volátiles de tan verdaderas. Ahora todo es sintético y se fabrica en China.
En sintonía con esta era de materiales falsos en 2003 la italiana Gucci hipotecó su clásico glamour en una campaña en la que podíamos ver un pubis femenino con las iniciales de la marca depiladas y a punto de ser libadas por un señor, ni hablar de la escena de violación simulada de Dolce&Gabbana o la divina imagen de la modelo masturbándose bajo un vestido de Emanuel Ungaro.
Quiero decir con todo esto que a mi no me molesta el contenido sino el objetivo, que me vendan gato por liebre. Si la ropa es lo de menos frente el creciente empoderamiento de la sexualidad femenina, como sugiere el discurso, por eso mismo no deberíamos pagar por ella más de lo poco que vale….