Así como la píldora anticonceptiva en su momento, hoy son las redes de citas las que impulsan una segunda revolución sexual femenina. Pensaba en eso mientras chateaba con una conocida que escribió desde Miami para contarme que había asistido recientemente a su primera “fiesta de divorcio”, una celebración tan insólita como esos funerales donde sirven champagne y bocaditos. En el evento hubo quema del vestido de novia, entre otros rituales, y al día siguiente la flamante separada partió a las playas de Tailandia para “estrenar” su nueva soltería.
Así las cosas en este siglo XXI. La postal de la divorciada feliz expresa esa máxima de moda que dice que para sanar hay que saber soltar, incluso a las personas. En ese sentido, un estudio realizado en 2015 por el sociólogo Michael Rosenfeld de la Universidad de Standford (EEUU) entre más de 2000 parejas heterosexuales confirma que las mujeres son las primeras en pedir el divorcio (el 69%) y que tras la separación la mayoría se siente más feliz que al comienzo del vínculo. “El 75% prefiere estar sola y feliz antes que en una relación, frente al 58% de los hombres”, sostiene Rosenfeld. Aquel sondeo también ponía en evidencia que solo una de cada cuatro se arrepiente (frente al 40% de los hombres), algo entendible si recordamos que para muchas el matrimonio significa duplicar las horas de trabajo semanal, entre otros yugos de la convivencia.
Pero volviendo al punto de partida, eso de cerrar con un buen broche una etapa tan importante se ha vuelto negocio jugoso en los países civilizados, donde hasta existen las divorce party planeers, empresas encargadas de organizar ceremonias divertidas y originales para exorcizar la pena. La intención es quitarle dramatismo al momento y ayudar a las personas a resetar su vida, lo que suena bien si fuera cierto que para estar mejor bastan un poco de alcohol y buenas amigas. En tal caso, más efectivo sería emprender un viaje para renovar energías y despejar la mente, por ejemplo, a un destino exótico a trasmano de los circuitos turísticos habituales.
retrato de una realidad no siempre justa
Les paso un dato, por si están pasando por ese trance: en la pequeña ciudad de Lisdoonvarna, Irlanda, se celebra desde hace 150 años el famoso Festival de Matchmaking donde cada año se dan cita más de 40.000 solos y solas listos para volver a enamorarse, aunque sea por unas horas….