…ay que alegría que me hayan perdonado y que todavía me quieran y sigan ahí, algunos hace más de dos años… caramba, no había hecho los números: estamos… dos años más viejos. Cómo pasa el tiempo. A veces (cuando me obsesiono con el asunto) me repito (mientras tomo la medicación pertinente)… pensar que fue hace 5 minutos, y ya es pasado.
Y sí. Al presente hay que vivirlo lo más intensamente posible. Envidio a esas personas que saben aprovechar hasta la última gota de su tiempo, como el tenista Del Potro. Si antes este chico me parecía un bobi, ahora me resulta un hombre sensato, o por lo menos está bien lejos del estereotipo contemporáneo (el gatofloro de manual). Hace unos días, según cuenta una revista de chismes, el tipo le mandó un mensajito de texto a la mejor amiga de su novia para decirle directamente que quería sexo con ella. La mujer se enojó, pero yo en su lugar estaría halagadísima. Que un tipo te diga sin vueltas lo que quiere ya es un gesto de consideración enorme. En principio, además de verte como “objeto” deseable, la honestitad brutal nos ahorra esos adornos y florituras verbales que a estas alturas del siglo (y en ciertas ocasiones), sobran: todos queremos sexo, no hacen falta versos ni frases ni cenas a media luz para obtener la cuota. Conozco verdaderos obreros del sexo casual, tipos que pasan horas “trabajando” por chat o por teléfono por algo tan simple como un polvo sin amor. Muchachos, apurando ¡estamos en la era líquida!
vamos al punto..Via Natitud, Zdenka Adamu
No estoy diciendo con esto que no me guste que me mientan un poco ni que haya perdido la paciencia, sino que algunos afinan demasiado el “violín”. Ir al grano se agradece cuando el objetivo es de corto plazo. Otra cosa, convengamos, es el placer de seducir a la persona que realmente nos moviliza, histeriquear con argumento y estilo, sin consumar todavía…